Millones de personas que viven con un problema de la visión podrían incrementar el riesgo de ceguera si no son diagnosticados y atendidos oportunamente como consecuencia de las limitaciones en los servicios de salud visual derivado de la pandemia.
“Actualmente en el mundo 196 millones de personas viven con degeneración macular relacionada con la edad, 146 millones tienen retinopatía diabética, 43 millones con edema macular diabético, 76 millones glaucoma, y 25 millones cataratas, enfermedades que sin un adecuado seguimiento y tratamiento específico conducirán a debilidad visual y, en algunos casos, a la perdida de la visión”, aseveró Claudia Palacios Pastrana, presidenta de la Sociedad Mexicana de Oftalmología (SMO).
En el marco del Día Mundial de la Visión (8 de octubre), y bajo el lema “Esperanza a la Vista”, la SMO y la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB), con el apoyo de Bayer en México, se unen para crear conciencia en la población de la importancia de cuidar su visión e invitar a los profesionales de la salud visual y a las instituciones de salud pública a tomar las acciones y las medidas necesarias para reducir la discapacidad visual y ceguera evitable en los mexicanos.
Por su parte, Francisco Martínez Castro, presidente Regional para la IAPB en Latinoamérica, señaló que la pandemia por Covid-19 evidenció una insuficiente infraestructura en los servicios de salud en la región de América Latina, al carecer de una cobertura universal en la atención de la salud visual.
“Y si a esto hay que hay que sumar la justificada decisión de disponer al máximo de los espacios para la atención de pacientes portadores de SARS-COV-2, y en consecuencia rezagar la atención de la salud visual, se generará de forma inevitable una sobrecarga de pacientes con déficit visual en los próximos años”, dijo
Para enfrentar este panorama es necesario fortalecer los servicios de salud para la atención de otras condiciones de salud no Covid-19; mejorar la atención primaria de pacientes con enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes, que son puerta de entrada a complicaciones visuales severas; posicionar el empleo de la Telemedicina para llegar a la población marginal que no tiene acceso a servicios de atención primaria; así como modificar los programas de enseñanza a las nuevas generaciones de oftalmólogos para la atención de un mayor número de casos por discapacidad visual, expuso Martínez Castro.
Si bien tres de cada cuatro casos de discapacidad visual son evitables o tratables; se prevé que el envejecimiento de la población mundial, los cambios en el estilo de vida, errores refractivos como la miopía y enfermedades como el glaucoma, la degeneración macular relacionada con la edad y la retinopatía diabética aumentarán la discapacidad visual en las próximas décadas.
Dado que la diabetes es una enfermedad de alta prevalencia en México, cobra gran relevancia la prevención, identificación y control de la retinopatía diabética y el edema macular diabético, este último tercera causa de pérdida de la visión, precedido por la catarata y el glaucoma, según datos de la Organización Mundial de la Salud, mencionó Abel Ramírez Estudillo, jefe del Departamento de Retina del Hospital Nuestra Señora de la Luz y del Centro Oftalmológico Mira.
La detección temprana y el tratamiento oportuno permite prevenir hasta 98% de daño visual asociado a la diabetes, por lo tanto, la retinopatía diabética como el edema macular diabético deben ser identificados desde el diagnóstico inicial de la enfermedad a fin de dar un seguimiento oftalmológico puntual y evitar el riesgo de discapacidad visual, agregó.
Así también es fundamental lograr el acceso de los pacientes a tratamientos específicos como el láser y los fármacos antiangiogénicos, que permiten frenar e incluso revertir el daño visual por edema macular diabético. Lo anterior toma mayor relevancia si se considera que en el Compendio Nacional de Insumos para la Salud están incluidas terapias que ayudan a este objetivo, pero desafortunadamente no se encuentran disponibles en todas las instituciones de salud pública.
Además, Van Lansingh, director médico de HelpMeSee, destacó que el acceso a una atención oftalmológica temprana y de calidad, es un factor importante para reducir el riesgo en el avance de las afecciones visuales, ya que existen alternativas eficaces para prevenir, tratar y manejar la mayoría de las enfermedades oculares de alta prevalencia en la población como catarata, glaucoma, degeneración macular relacionada con la edad, retinopatía diabética y edema macular diabético, reduciendo así el riesgo de deficiencia visual y ceguera.
Una enfermedad que acompaña el envejecimiento poblacional es la degeneración macular relacionada con la edad (DMRE), la cual va deteriorando la visión de manera progresiva, por lo que su identificación oportuna es fundamental para ofrecer terapias específicas intravítreas que contribuyan a impedir la pérdida de la visión central característica de la DMRE, expresó Emiliano Fulda Graue, médico adscrito al Departamento de Retina y Vítreo del Instituto de Oftalmología Conde de Valenciana.
Otra causa de la ceguera a escala mundial es el glaucoma, enfermedad que provoca pérdida irreversible de la visión, siendo el glaucoma de ángulo abierto el más común en la población mexicana, mencionó Jesús Jiménez Román, miembro del Centro Mexicano de Salud Visual Preventiva.
Sobre la retinopatía del prematuro, es importante continuar con los programas de detección temprana y tratamiento oportuno en todas las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales, dadas las grave repercusiones que esta enfermedad puede tener si no es atendida desde sus primeras manifestaciones, expuso Luis Porfirio Orozco Gómez, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital “20 de Noviembre”, ISSSTE.
Finalmente, los especialistas en salud visual coincidieron que para revertir este panorama y mejorar la salud ocular y calidad de vida de los pacientes con deficiencias y enfermedades visuales, debe existir el firme compromiso de trabajar sociedad y gobierno en tres temas clave: destinar mayor presupuesto para la salud visual; invertir más en educación, capacitación e innovación para este rubro, así como integrar la salud ocular en todos los niveles de atención de la salud pública.