Derivado de los 14 meses de pandemia por Covid-19 en México, en los cuales los grupos de adultos mayores y niños han estado en confinamiento, así como la gran mayoría de los 55.9 millones de personas que conforman la población económicamente activa (PEA) hicieron Home Office, condiciones que provocaron una serie de trastornos emocionales como: el temor al contagio, el duelo por los fallecimientos de familiares y amigos, la violencia intrafamiliar, el desempleo, las rupturas sentimentales, las clases virtuales y la crisis económica, entre otros, encendieron las alertas sanitarias ante el riesgo de una segunda pandemia de enfermedad mental.
Y es que de acuerdo con datos de la Encuesta de Seguimiento de los Efectos del Covid-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos, el 27.3% de las personas adultas presentaron depresión y 32.4% cuadros de ansiedad. De igual forma, se incrementaron los casos de trastornos derivados del alto consumo de alcohol, tabaco y sustancias prohibidas, además de que se elevaron las llamadas de auxilio por crisis de trastorno bipolar y esquizofrenia.
Con la reconversión hospitalaria, resultado del descenso en el número de casos de Covid-19 en todo el país, las unidades médicas retornaron a ofrecer la atención especializada en salud mental, por lo que especialistas reunidos en el seminario “Salud mental, un desafío en tiempos de Covid-19” exhortaron a la población a recuperar sus tratamientos y restablecer su estilo de vida de manera saludable.
En México, el 18% de la población urbana en edad productiva presenta algún trastorno del estado de ánimo, como: depresión, ansiedad, demencia o fobia. Se calcula que más de un millón de personas viven con esquizofrenia, 13 millones tienen problemas con el alcohol, el mismo número con el tabaco y hay más de 400 mil personas que son adictas a los sicotrópicos, compartió Sara Montero, directora de Lundbeck para México, Centroamérica y Países Andinos.
Resaltó que una de cada cuatro familias tiene por lo menos un miembro afectado por un trastorno mental. “Los miembros de la familia son frecuentemente los cuidadores primarios de las personas con trastornos mentales. Además de los costos de salud y sociales, las personas afectadas por trastornos mentales son víctimas de violaciones de sus derechos humanos, estigma y discriminación, dentro y fuera de las instituciones siquiátricas”, mencionó.
Depresión, condición discapacitante
La depresión es un trastorno del estado de ánimo frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Al respecto, Luis Daniel Alviso de la Serna, siquiatra con alta especialidad en Neurosiquiatría del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” (INNN) describió que la depresión es un problema de salud serio y advirtió que los casos de trastornos mentales se han triplicado, por lo que serán la siguiente pandemia que afecte a la población a nivel mundial, lo cual es sumamente preocupante.
En México, la depresión afecta a 15 de cada 100 habitantes y la cifra podría ser mayor porque algunas personas jamás han sido diagnosticadas y viven hasta 15 años sin saber que tienen esta afección. Asimismo, ocupa el primer lugar de discapacidad para las mujeres y el noveno para los hombres. Esta condición tiene una alta concurrencia con otros trastornos como la ansiedad y el consumo de sustancias, con importantes costos económicos y sociales.
“Este trastorno del estado de ánimo puede llegar a hacerse crónico y dificultar sensiblemente el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria. Cuando tiene carácter moderado o grave el paciente necesitará medicamentos y sicoterapia profesional”, explicó Alviso de la Serna.
El especialista compartió que “se calcula que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo y más de 260 millones tienen trastornos de ansiedad. Más mujeres que hombres sufren depresión. En su forma más grave, la depresión puede llevar al suicidio. Y lo alarmante es que en el mundo se quitan la vida cerca de 800 mil persona cada año”.
El especialista, quien es miembro de Avalon Vinculación Médica en Salud Mental, subrayó que, como resultado de la contingencia sanitaria derivada de la pandemia por Covid-19, nos enfrentaremos a una de las mayores crisis de salud mental de las que se tenga conocimiento en la historia. “Factores como el confinamiento, la falta de convivencia personal con familiares y amigos, miedo e incertidumbre, así como la pérdida de seres queridos, el empleo y la propia salud, han llevado a numerosas familias y personas a la catástrofe financiera y emocional”.
De hecho, compartió el especialista que existieron casos reportados de personas con diagnóstico de depresión severa y que se infectaron de Covid-19, los cuales tuvieron mayor riesgo de ser hospitalizados, intubados y de no sobrevivir a la enfermedad. También de las personas que sobrevivieron al Covid-19, sin antecedentes de trastornos emocionales, reportaron que entre el 30 y 40% presentaron posteriormente ansiedad, depresión, alteraciones del sueño y estrés postraumático.
Factores de riesgo
Actualmente, los investigadores sugieren que la depresión es causada por una combinación de factores genéticos, ambientales y sicológicos. En la edad madura o en la vejez, la depresión puede presentarse con otras enfermedades serias, como diabetes, cáncer, enfermedad cardiaca y Enfermedad de Parkinson. Estas condiciones frecuentemente empeoran cuando la depresión está presente. Algunas veces los medicamentos utilizados para el tratamiento de estas enfermedades pueden causar efectos adversos que contribuyen a la depresión.
Los niños pequeños con depresión pueden fingir estar enfermos y negarse a ir a la escuela, aferrarse a sus padres, o preocuparse de que uno de sus padres muera. Los niños más grandes y los adolescentes con depresión pueden tener problemas en la escuela o estar de mal humor o irritables. Los adolescentes con depresión pueden tener síntomas de otros trastornos, como ansiedad, trastornos de la alimentación o drogadicción.
Esquizofrenia
“Las personas las personas que viven con esquizofrenia suelen sufrir estigmatización, discriminación y la violación de sus derechos humanos, tanto en instituciones de salud mental como en las comunidades. Esto puede limitar el acceso a la atención sanitaria general, la educación, la vivienda y el empleo”, expuso Ricardo Saracco Álvarez, médico siquiatra y Subdirector de Investigaciones Clínicas en el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” (INPRFM).
El especialista explicó que la esquizofrenia es una alteración en el funcionamiento cerebral. “Es un trastorno mental grave caracterizado por una distorsión del pensamiento, percepciones y emociones, así como del lenguaje, la conciencia propia y la conducta. Algunas de las experiencias más frecuentes son las alucinaciones (oír voces o ver cosas inexistentes) y los delirios (creencias erróneas y persistentes)”.
En México, se calcula que más de 1 millón de personas viven con esquizofrenia. Y en general, esta condición se asocia a una discapacidad considerable y puede afectar al desempeño educativo y laboral.
“Uno de los mitos más arraigados hacia la persona con esquizofrenia es que puede ser violenta y agresiva. La realidad es que el tratamiento adecuado y llevado con disciplina, brinda al paciente la posibilidad de estabilizarse y tener una vida casi normal”, señaló el especialista.
Las personas que viven con esquizofrenia necesitan recibir tratamiento durante toda la vida. Normalmente, el paciente requiere de una combinación de tratamientos farmacológicos, en este caso antisicóticos, y también sicoterapia. “Cuanto antes reciba tratamiento, mayores serán las posibilidades de que responda bien y pueda recuperar sus niveles de funcionalidad anteriores”, señaló Saracco.
El tratamiento sólo puede funcionar si se cumple como lo indica el profesional de la salud. Interrumpir o tomar de modo irregular el tratamiento farmacológico aumenta el riesgo de sufrir recaídas. La mayoría de los pacientes (8 de cada 10) presentará una recaída de la enfermedad entre los seis meses y dos años tras abandonar la mediación antipsicótica.
“Las consecuencias de las recaídas en la esquizofrenia pueden ser bastante serias: falta de independencia, pérdida de control y pérdida de capacidades. Además, las recaídas sucesivas suelen ser cada vez más graves y precisan más tiempo para su mejoría. Por este motivo, en los últimos años los nuevos enfoques científicos se han centrado en el desarrollo de formas de acción más prolongada para los antisicóticos atípicos. El objetivo consiste en lograr que el tratamiento sea fácil de seguir y más cómodo para los pacientes”, concluyó el especialista en salud mental.
Recuadro
¿Cómo ayudar a una persona con depresión?
El paciente puede ayudarse haciendo las cosas que solía disfrutar.
Tratar de ser activo y hacer ejercicio.
Dividir las tareas grandes en tareas pequeñas y hacer lo que le sea posible.
Pasar tiempo con un familiar o amigo.
Retrasar la toma de decisiones importantes en su vida.
Evitar automedicarse y no consumir alcohol.
Los familiares o amigos deben ayudarle a ver a un médico o profesional de la salud mental.
Ofrecerle apoyo emocional, comprensión, paciencia y ánimo.
Nunca ignorar los comentarios que haga sobre el suicidio e informar de inmediato al terapeuta o al médico de esa persona.
Invitarlo a caminar, pasear o participar en otras actividades.
Ayudarlo a seguir el plan de tratamiento, tal vez recordándole que se tome los medicamentos que le recetaron.
Asegurarse de que tenga un medio de trasporte para llegar a sus citas de psicoterapia.
Recordarle que la depresión desaparecerá con el tiempo y el tratamiento.
Fuente: OMS