Entre las posibles secuelas de Covid-19 grave se encuentran daños en los pulmones, el corazón, los riñones, el cerebro e, incluso, la piel. No obstante, sus consecuencias no se limitan a esos órganos.
Recientemente, la Asociación Mexicana de Vacunología dio a conocer que el riesgo de padecer herpes zóster aumenta en 15% en personas mayores de 50 años diagnosticadas con Covid-19 y en 21% en quienes estuvieron hospitalizadas por esta enfermedad.
De acuerdo con investigaciones, el coronavirus desencadena también problemas en el sistema inmunitario, lo que podría conducir a una reactivación del virus de la varicela-zóster y, por ende, a desarrollar herpes.
“Los factores que detonan la aparición de esta enfermedad son, principalmente, las bajas defensas (inmunodepresión), así como diabetes, cáncer, padecimientos crónicos e, incluso, el estrés.
“El herpes zóster suele empezar con dolor de tipo punzante, entumecimiento y comezón, la cual precede a la aparición de las lesiones en la piel. El dolor se localiza siempre de forma unilateral y puede ir desde leve hasta muy intenso”, explica Jatziri Chávez Bernal, directora del Centro Dermatológico de Alta Especialidad (CEDAE).
De acuerdo con la dermatóloga clínica, las alteraciones en la piel comienzan entre las 48 y 72 horas posteriores a la presencia del dolor, y se manifiestan como erupciones, manchas, lesiones rojizas y, posteriormente, como ampollas pequeñas de agua.
“El sarpullido es la característica principal de la infección del herpes zóster, y es doloroso porque tiene una afectación nerviosa, es decir, sigue el trayecto de un nervio. Lo más común es que aparezca en el tronco”, explica Jatziri Chávez Bernal.
Las ronchas con agua son contagiosas debido a que el virus se deposita dentro de éstas. Las personas que no hayan padecido varicela a lo largo de su vida, así como los niños sin vacuna, son más susceptibles a infectarse.
Es indispensable acudir al dermatólogo para dar el tratamiento antiviral correspondiente y recetar cremas que sequen las ampollas mucho más rápido, ya que para no quedar con cicatrices se debe tratar al paciente dentro de las primeras 36 horas. Asimismo, se evita la complicación más temida del herpes zóster: la neuralgia posherpética.
“La mejor forma para no contraer la infección es aplicarse la vacuna contra el herpes zóster, principalmente en personas mayores de 50 años y pacientes adultos con diabetes o enfermedades crónicas”, advierte la directora del Centro Dermatológico de Alta Especialidad (CEDAE).