Bastan unos cuantos mililitros de sangre (y un proceso basado en reacciones químicas) para aproximarse al panorama interno del cuerpo humano y, de ser el caso, emprender el camino hacia la detección de algunas de las enfermedades con mayor prevalencia en México, como la diabetes mellitus.
De ahí que “la química sanguínea comprende una actividad analítica central y está considerada como un estudio de laboratorio básico en la práctica clínica. Podemos decir que es una parte esencial de la Medicina y una extensión de la exploración física”, apuntó la química farmacobióloga Gabriela Olay Fuentes, subdirectora de Carpermor, el centro analítico de referencia más grande y avanzado a nivel nacional.
Añadió que esta prueba analiza desde tres hasta 45 elementos, según lo que el profesional de la salud esté buscando en su paciente; sin embargo, los básicos son “glucosa, hierro, creatinina, las enzimas AST y ALT (localizadas en el hígado), colesterol y triglicéridos”.
En ese sentido, la especialista explicó que a partir de una química sanguínea se suele sospechar la presencia de:
Diabetes: “en la población mexicana, la glucosa es uno de los elementos que a menudo aparece fuera de rango”. La señal de alarma se activa si se obtiene, en ayunas (de 10 a 12 horas, preferentemente), un resultado por encima de 126 mg/dl.
Anemia: de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), “es una afección en la que el número de glóbulos rojos o la concentración de hemoglobina dentro de estos es menor de lo normal”. El apartado referente al hierro será fundamental para confirmar o descartar esta condición que, por lo general, afecta a niños y embarazadas.
Insuficiencia renal: en una química sanguínea de 45 elementos, por ejemplo, la función de los riñones se puede evaluar a través del ácido úrico, calcio, cloro, fósforo, magnesio en sangre, potasio y sodio. No obstante, una alta cantidad de creatinina es el indicador más conocido cuando se trata de este mal.
Desórdenes hepáticos: aunado a las enzimas AST y ALT, la bilirrubina total, directa e indirecta, proteínas totales, albúmina, globulinas y el colesterol LDL (o colesterol malo) revelan, presuntivamente, el estado general del hígado. La química farmacobióloga advirtió que los mexicanos también batallan con frecuencia para mantener bajo control los marcadores relacionados con este órgano.
Síndrome metabólico: está catalogado como la antesala de la diabetes tipo 2 y la enfermedad cardiovascular. Detectarlo y tratarlo a tiempo supone la oportunidad de evitar complicaciones crónicas que merman la calidad de vida. Para la Federación Internacional de la Diabetes, un nivel de triglicéridos de 150 mg/dl o más es uno de los principales criterios que contribuyen a su diagnóstico.
Por último, Olay Fuentes enfatizó que, “en ocasiones particulares, es posible obtener resultados poco concluyentes, como cuando hay alteraciones renales, de carbohidratos, desórdenes de lípidos, etcétera. Por eso, cualquier hallazgo debe verificarse mediante pruebas confirmatorias; al margen de ello, la química sanguínea proporciona información valiosa para una adecuada atención del paciente”.