EN MÉXICO CUATRO DE CADA DIEZ ADULTOS TIENEN TRASTORNOS DEL SUEÑO

“Cuidar el sueño es tan importante como una alimentación sana”.

Lorena Ríos
Bienestar
Trastornos del sueño México

Más de 75% presenta ronquidos o síndrome de apnea obstructiva, mientras que el resto sufre insomnio y somnolencia diurna, entre otros.

El abuso en el uso de dispositivos móviles y la adicción a redes sociales que acaparan la atención y el tiempo de las personas la mayor parte del día; jornadas excesivas de trabajo; turnos nocturnos o rotatorios que repercuten en el ritmo biológico de las personas y en sus horas de sueño; así como trayectos de largas distancias para llegar a los centros laborales provocan que la gente duerma mal o lo haga en el transporte público.

En México más de 75% de la población que acude a clínicas del sueño lo hace por ronquidos o síndrome de apnea obstructiva de sueño, mientras que otro 25% asiste por insomnio, somnolencia diurna y otros trastornos, afirman especialistas.

Dormir adecuadamente disminuye los accidentes de tránsito, malhumor y reacciones violentas. Cuando hay buena calidad de sueño, la persona se duerme en diez minutos, tiene continuidad de descanso, tiene sueño profundo y sueña un lapso de siete a ocho horas.

“No estamos durmiendo bien ni las horas suficientes y, además, no tenemos horarios de trabajo sanos. No hay tiempo para hacer ejercicio y menos para el entretenimiento. Estas son situaciones que merman la calidad de vida, pero al mismo tiempo traen una gran cantidad de problemas sociales terribles”, explica Rafael Santana Miranda, responsable de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El especialista subraya que el promedio ideal que debe dormir una persona adulta para alcanzar un sueño reparador y un descanso óptimo es de siete a ocho horas diarias, lo cual hoy en día está muy lejos de cumplirse: la situación varía de acuerdo con el grupo de edad, pero los recién nacidos llegan a dormir hasta 18 horas al día, los niños de edad preescolar deben hacerlo entre once y doce horas diarias, en tanto que los adultos mayores entre cinco y seis horas, en promedio.

Las consecuencias en la salud de las personas que presentan serias restricciones del sueño van desde episodios cada vez más frecuentes de cansancio y fatiga, pasando por trastornos agudos de insomnio y ansiedad, hasta el desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas como diabetes, hipertensión, alteraciones cardiovasculares y obesidad, apunta el investigador.

En México más de 45% de adultos padece insomnio. “Somos una sociedad con graves restricciones de sueño y con un serio desprecio por el descanso; no soñar ni descansar está colocando a las personas en una situación de desventaja, vulnerabilidad y alto riesgo”, advierte Santana Miranda.

El especialista en Medicina y Neurofisiología del Dormir comenta que previo a la pandemia de Covid-19 había ya un incremento en el número de personas que padecían insomnio y mala calidad del sueño, pero después del trauma sicosocial que representó el encierro y las consecuencias mortales de la enfermedad los casos se incrementaron de manera considerable.

De acuerdo con datos del sector salud hay aproximadamente 80 tipos de trastornos del sueño y se estima que en México más de 45% de la población adulta presenta insomnio, apnea o ronquidos, que son los principales trastornos por los que las personas buscan ayuda médica.

La Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM se localiza en el Hospital General de México, donde cuenta con un grupo multidisciplinario de expertos (otorrinolaringólogos, siquiatras, sicólogos y neurólogos) orientados exclusivamente al diagnóstico y tratamiento de los trastornos del sueño en recién nacidos, niños y adultos.

Es una unidad mixta de servicio, investigación y docencia de la Facultad de Medicina y en estos 25 años se ha colocado a la vanguardia en la investigación del sueño y sus complicaciones, brindando tratamientos efectivos.

Abuso en el uso de dispositivos

Tener un sueño de calidad a lo largo de la vida contribuye a mantener el buen estado de salud. Sin embargo, algunas prácticas actuales, como el uso nocturno de pantallas, celulares y televisión —incluso cuando ya se está acostado— aumenta el riesgo de presentar trastornos del sueño, alertaron siquiatras de la Clínica de Especialidades en Neuropsiquiatría del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

Expertos del instituto señalaron que mantener la interacción con estos aparatos por la noche estimula la actividad cerebral y dificulta la relajación necesaria para dormir bien, por lo que recomiendan limitar el uso al ir a descansar. Destacaron que el trastorno del sueño más prevalente en México es el insomnio, el cual afecta a una de cada cinco personas de la población nacional.

Una paciente de 63 años, atendida en esta unidad médica por diagnóstico de ansiedad, compartió los problemas que enfrenta en el área del sueño: “En realidad, no descanso. Me cuesta mucho trabajo dormirme y cuando lo logro muchas veces me despierto y en varias ocasiones ya no me puedo volver a dormir. Me afecta mucho, no quiero levantarme, me siento cansada, voy toda somnolienta al trabajo y no rindo”.

Siquiatras del ISSSTE explicaron que durante el proceso del sueño las personas atraviesan distintas etapas para ayudar a recargar energía, dejar que el cerebro se repare a sí mismo y permita estar despiertos, activos y productivos.

Tenemos una fase de sueño superficial; una de sueño profundo, que es donde ocurre toda esta recarga de glucosa, reparación neuronal, depuración de los recuerdos; una de movimientos oculares rápidos, la cual es como si la mente corriera una especie de prueba para ver si la persona está lista para despertar y en esta fase podemos soñar vivencias o encontrar que la mente trata de resolver problemas.

Resaltaron la importancia de tener cada noche alrededor de cinco ciclos de sueño, lo cual permite alcanzar un descanso reparador y que al día siguiente podamos tener energía, ya que el sueño de calidad repercute en la buena funcionalidad cerebral, como el estado de alerta, el razonamiento, la modulación del afecto y el control emocional.

Respecto del tiempo necesario para dormir diariamente afirmaron que “usualmente a edades tempranas tenemos mayores requerimientos, pero el promedio saludable de horas de sueño en jóvenes adultos hasta personas de la tercera edad va de seis a ocho horas diarias, un lapso razonable en el que podemos tener este número de ciclos y lograr la óptima recuperación de energía”.

Parte de las acciones preventivas de salud mental que realiza el ISSSTE es la sensibilización de la población derechohabiente sobre la importancia de implementar medidas de higiene del sueño, una serie de intervenciones conductuales que ayudan a crear rutinas y hábitos saludables para dormir mejor.

Cuidar el sueño es tan importante para la salud como mantener una alimentación sana y hacer ejercicio diario, por lo que exhortaron a la derechohabiencia a revisar cómo se encuentran sus hábitos y en caso necesario hacer los ajustes para mejorar su calidad de vida y la de sus familias.

Recomendaciones

  • Establecer horarios para dormir y despertar.
  • Que la habitación sea un lugar propicio para el descanso, con una cama cómoda y ordenada, poca luz, sin ruido y sin distractores.
  • Usar la cama solo para dormir, no para trabajar, comer, usar celulares o ver televisión.
  • Al menos dos horas antes de acostarse no realizar actividades estimulantes como ejercicio físico intenso, no consumir café y no ingerir alimentos pesados.
  • Acostarse cuando se tenga un estado de somnolencia.