Se estima que hay en el país tres millones de personas de doce a 19 años que consumen tabaco.
Los adolescentes y jóvenes recurren al uso de sustancias legales para socializar y mantenerse en un grupo, lo cual conlleva el riesgo de convertirse en una adicción que afecta su salud o bien en la puerta de entrada a otros estimulantes prohibidos y que pueden destruir incluso su vida.
Según estudios, el consumo temprano de alcohol en la adolescencia puede tener repercusiones a corto y mediano plazo, como alteración en la concentración, memoria y aprendizaje, con lo que disminuye el rendimiento escolar y funcionalidad en tareas propias de la edad.
En México se estima que hay tres millones de jóvenes entre doce y 19 años que consumen tabaco, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), y cerca de cuatro millones han consumido bebidas con alcohol.
De hecho, se calcula un consumo de alcohol per cápita de 7.9 litros entre los jóvenes, según datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
Además, el consumo de alcohol disminuye en jóvenes la frecuencia respiratoria, la frecuencia cardiaca y el buen funcionamiento del cerebro. Estos efectos pueden aparecer al cabo de diez minutos y alcanzar su punto máximo en alrededor de 40 a 60 minutos. El alcohol permanece en el torrente sanguíneo hasta que el hígado lo descompone.
Los estados del país con más consumo de alcohol son Aguascalientes, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Jalisco, Nayarit, Nuevo León, Quintana Roo y Sonora, con prevalencia por arriba del porcentaje nacional, que es de 19.8%. Por ello el sector salud implementa programas de prevención y atención para los que desean controlar o abandonar el uso de tabaco y alcohol.
Daño a terceros
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cuenta con programas integrales para fomentar la prevención y tratamiento del tabaquismo, que es la principal causa de muerte por cáncer de pulmón, además de provocar enfermedades cardiovasculares, pulmonar obstructiva crónica y diabetes.
“Se asocia a un gran porcentaje de muertes por cáncer de pulmón y por Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). Hasta 70% de esas muertes se atribuye al tabaquismo”, señala el doctor Alfonso Verdugo Chávez, supervisor epidemiólogo del IMSS.
“El impacto que tiene el tabaquismo es importante en la salud de la población, no solo para las personas que fuman, sino también para todas aquellas que están expuestas al humo de tabaco de segunda mano”, advierte.
El especialista reporta que alrededor de mil 300 millones de personas fuman o han fumado en todo el mundo, en tanto que 83% de los 15 millones de fumadores que hay en el país comenzó con el consumo de tabaco entre los 15 y los 25 años, por lo que es importante reforzar la educación en salud entre la juventud.
Verdugo Chávez puntualiza que los cigarros electrónicos también emiten vapor tóxico y altamente irritante, con sustancias productoras de cáncer que resultan del calentamiento del líquido con el que se hacen. En su lugar recomienda alternativas como el uso de parches para dejar de fumar o chicles que contienen pequeñas cantidades de nicotina, “acompañadas de intervenciones sicológicas o siquiátricas que ayuden a canalizar la adicción al tabaco a otras actividades libres de esta adicción, para dar un tratamiento integral”.
Aumentan enfermedades crónicas
El tabaquismo no solo es una amenaza para la salud respiratoria y cardiovascular, sino que también juega un papel en el desarrollo de la Enfermedad Renal Crónica (ERC), alerta por su lado el médico y especialista en nefrología Sergio Hernández Estrada.
Dicho padecimiento afecta a 10% de la población adulta y entre los factores de riesgo destacan diabetes, hipertensión y estilos de vida poco saludables, como el sedentarismo y el tabaquismo, que se reconocen como un elemento significativo en el desarrollo de la enfermedad.
“El daño a los vasos sanguíneos que causa el tabaquismo impide que los riñones funcionen adecuadamente, lo que puede desencadenar la enfermedad renal crónica y ante ello el dejar de fumar no solo es vital para la salud del corazón y los pulmones, sino también esencial para preservar la función renal”, explica.
Moléculas del cigarro
El humo de tabaco es un proceso de combustión incompleta que genera miles de compuestos, muchos de ellos tóxicos y hasta carcinogénicos, que una vez liberados al ambiente se depositan sobre muebles, paredes, piso, ropa o cualquier objeto del entorno de la persona fumadora e incluso en ella misma, en su piel, pelo y prendas, afectando también a aquellos individuos que lo rodean.
Dichos compuestos derivados de la combustión del tabaco pueden ingresar al cuerpo absorbiéndose a través de la piel o por la boca; posteriormente se transportan a todo el organismo mediante el torrente circulatorio y terminan uniéndose a sus moléculas. Este proceso se denomina “humo de tercera mano”, cuyas consecuencias nocivas para la salud son numerosas, alertan científicos del Cinvestav.
De acuerdo con Arnulfo Albores Medina, investigador del Departamento de Toxicología del Cinvestav, la toxicidad del humo del tabaco es tan compleja como el número de productos químicos que contiene y resulta en numerosas patologías.
El tabaco ocupa el primer lugar como agente causante de enfermedades prevenibles. Su humo es una mezcla compleja que contiene alrededor de siete mil productos químicos y, aunque hasta el momento no se han estudiado todos, entre ellos se encuentran cadmio, arsénico, benceno, tolueno, hidrocarburos aromáticos policíclicos; muchos de ellos clasificados como carcinógenos, además de nicotina, el compuesto responsable de la dependencia.
Por ejemplo, señala Albores, el arsénico que contiene el humo del cigarro genera cáncer de piel, pero pueden pasar hasta 20 o 30 años para que se manifieste.
No todos los compuestos presentes en el humo del tabaco generan efectos similares, ni al mismo tiempo, pues cada uno afectará al organismo de acuerdo con sus características y a las particularidades de los individuos expuestos; por ejemplo, género, edad y estado de salud nutricional, entre otros.
Otros hábitos sociales son los vapeadores y la combustión de la marihuana, pues ambos liberan vapores o humo al ambiente, cuya composición es muy similar a la del humo de tabaco. Por ello es necesario diseñar estrategias más efectivas para disminuir el consumo de estos productos y prevenir las consecuencias que deriven de la exposición a ellos, concluyen los expertos.