Acciones que contribuyen a la salud mental laboral

Practicar yoga y meditar no es la solución para la salud mental, pero ayuda.

Redacción
Bienestar
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Cortesía Affor Health

Con el auge de la conversación sobre salud mental, cada vez es más frecuente escuchar
consejos que prometen ser soluciones rápidas para trastornos mentales. En la televisión,
los expertos suelen dar recomendaciones que el público quiere escuchar; mientras que en
redes sociales, algunos influencers combinan su análisis del reality show “de moda” con
contenido sobre temas como la ansiedad, la depresión y el suicidio.

En entornos laborales donde el estrés crónico, el mobbing, la ansiedad, el burnout y el
Síndrome del Impostor son cada vez más comunes, la falta de atención especializada en
salud mental y la implementación de estrategias más bien superficiales han generado una
crisis. Incluso, según el Informe Mundial sobre Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 970 millones de personas sufren de algún trastorno mental.

“Para que las empresas construyan una verdadera cultura de salud mental, es fundamental
implementar acciones que trasciendan las soluciones temporales. Apostar por recursos
como las pláticas motivacionales puede generar un impacto momentáneo, pero no aborda la
raíz del problema”, afirma Yunue Cárdenas, Coordinadora del HUB de psicología de Affor
Health, empresa especializada en gestionar y mejorar la salud psicosocial de las personas
en las organizaciones.

Lo que sí es salud mental
En el Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora el 10 de octubre, para Affor
Health es importante distinguir entre lo que sí es salud mental en el ámbito laboral y lo que
no lo es, a fin de evitar caer en la ilusión de estar abordando un problema con soluciones
que solo tocan la superficie:
Incluir programas de diagnóstico y atención
Las empresas podrían ofrecer programas de diagnóstico y atención a la salud mental, de
manera que los colaboradores obtengan las herramientas para evaluar el estado de su
salud y actuar en consecuencia, ya sea acudir a terapia psicológica, a atención psiquiátrica
o a asesoría especializada con un enfoque más general.

Lo que no es salud mental: En contraste, algunas organizaciones implementan
únicamente prácticas como el mindfulness, que, si bien puede reducir el estrés, no aborda
problemas más profundos ni ofrecen una solución clínica. El mindfulness es útil como
complemento, pero no como herramienta exclusiva para procurar la salud mental de los
colaboradores.

Ofrecer asesoría especializada

Es fundamental implementar asesoría especializada que, con un enfoque clínico, aborde de
manera detallada los problemas que afectan a los colaboradores. Estas situaciones pueden
variar en intensidad: desde síntomas más comunes como el cansancio constante o la falta
de motivación, hasta situaciones más graves como la depresión severa. Al contar con este
tipo de apoyo profesional, las empresas pueden detectar a tiempo señales de malestar
emocional y ofrecer la atención adecuada para cada caso, evitando que pequeños
problemas se agraven.

Lo que no es salud mental: Optar por el coaching positivo que se enfoca solo en “pensar
en positivo” o “cambiar la actitud”, suele ser contraproducente si no se considera el estado
emocional y mental de cada colaborador.

Promover terapias basadas en evidencia
Las organizaciones deben facilitar el acceso a terapias basadas en evidencia científica,
como la terapia cognitivo-conductual (TCC), que es eficaz para tratar trastornos como la
depresión y la ansiedad. También es importante que estas terapias se personalicen, de
acuerdo con las necesidades de cada colaborador.

Lo que no es salud mental: A menudo, se promueve una mentalidad de “vivir en el
presente” como si fuera una solución universal. Si bien, el enfoque en el presente es útil, no
puede ser la única respuesta para quienes necesitan atención médica para trastornos más
graves.

Combinar actividades recreativas con apoyo terapéutico

Las actividades como el yoga y la meditación deben ir acompañadas de un seguimiento
terapéutico. Es decir, las empresas deben garantizar que estas actividades se integren a un
plan más amplio de apoyo a la salud mental, con la opción de que los colaboradores reciban
sesiones regulares con psicólogos o médicos especialistas.

Lo que no es salud mental: Si bien estas actividades recreativas pueden ser útiles para
reducir el estrés de forma temporal, no suelen ofrecer una solución duradera si no están
respaldadas por un apoyo psicológico continuo.

La falta de una cultura sólida de salud mental puede erosionar la confianza de los
colaboradores, generando un ambiente tóxico donde el miedo a expresar necesidades
emocionales prevalece. Esto, a largo plazo, afecta no solo el clima laboral, sino también la
capacidad de retener talento, la reputación de la empresa y, por supuesto, su rentabilidad.