¿Qué tan efectivos son los nuevos medicamentos para bajar de peso?

Aminoran el apetito y ayudan a controlar el azúcar en la sangre

Redacción
Bienestar
báscula

Diversos especialistas señalan la efectividad de los nuevos fármacos que permiten a las personas con sobrepeso u obesidad bajar hasta 20% su peso corporal y de acuerdo con una publicación de Harvard Medical School, consultada por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), destacan: semaglutida (Wegovy), liraglutida (Saxenda) y tirzepatida (Zepbound).

Estos medicamentos, que imitan una hormona (péptido similar al glucagón 1) que ayuda al cuerpo a ralentizar el vaciado del estómago, controlar los niveles de azúcar en sangre y suprimir el apetito -afirman los expertos-, mejoran, además, la capacidad para hacer ejercicio y por ende la calidad de vida.

“Pueden incluso afectar el centro de recompensa del cerebro, la parte que te permite comer pastel de chocolate, aunque estés lleno; lo que también puede disminuir las conductas adictivas como los antojos de alcohol, azúcar y nicotina”, sostiene la Dra. Carolina Apovian, especialista del Centro para el Control de Peso y el Bienestar del Brigham and Women’s Hospital.

Han demostrado que pueden reducir significativamente el riesgo de muerte, por causas relacionadas con el corazón en personas con sobrepeso u obesidad, así como con enfermedades cardíacas (o enfermedades cardíacas y diabetes, según el medicamento).

Respecto a cómo se toman dichos fármacos, cabe destacar que la mayoría se presentan en forma de inyecciones que se aplican a diario o semanalmente. Se introducen en un inyector que se presiona contra el abdomen o el muslo.

Hasta el momento, los medicamentos están aprobados para la pérdida de peso únicamente en personas con diagnóstico de obesidad (Índice de Masa Corporal de 30 o más) o un rango superior de sobrepeso (IMC de 27 a 29.9), así como un problema médico relacionado con el exceso de peso, como presión arterial alta o colesterol alto.

En marzo de este año, en Estados Unidos, se anunció que su programa de seguro médico gubernamental, Medicare, cubrirá esta nueva clase de medicamentos contra la obesidad –incluidos Wegovy y Ozempic (semaglutida)– para pacientes con riesgo de sufrir un derrame cerebral o un ataque cardíaco.

El precio de lista de Wegovy, por ejemplo, es de alrededor de 16 mil 200 dólares por un suministro de un año. Estos costos tan elevados, para muchas personas, han llevado a que se discuta en ese país, sobre los beneficios a largo plazo y la justificación para pagar ese gasto con dinero de los contribuyentes.

Asimismo, el acceso a este tipo de medicamentos aprobados por la Agencia norteamericana de Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) requiere la supervisión de un profesional médico.

En México, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) advirtió sobre el riesgo de automedicación. “El consumo sin supervisión médica de semaglutida y liraglutida puede causar daño renal, estreñimiento, mareos, taquicardia, infecciones y dolor de cabeza”.

Por su parte la FDA y el Centro de Información de Medicamentos de la Universidad de Córdoba, España, han dado a conocer reportes de farmacovigilancia en los que se notifica que algunos pacientes a quienes se suministraron medicamentos agonistas del receptor GLP-1 (fármacos para la diabetes y pérdida de peso) “desarrollaron pensamientos suicidas y conductas autolesivas”.

Ante la polémica que han causado estos nuevos medicamentos para controlar el sobrepeso y la obesidad, se siguen llevando a cabo intensos estudios y se espera que en los próximos años se modifiquen las recomendaciones sobre quiénes deberían utilizarlos y cómo. Es muy probable que se identifiquen nuevos grupos de personas que podrían beneficiarse de ellos o, por el contrario, personas que podrían correr un riesgo mayor de sufrir efectos secundarios a causa de su uso.

Cabe señalar que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es una enfermedad crónica que impacta de manera negativa en la vida de quien la padece, y que puede provocar resistencia a la insulina, hipertensión y dislipidemia, al tiempo que está asociada con complicaciones como diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.