Todas las especies marinas se enfrentan a riesgos de intoxicación, trastornos del comportamiento, inanición y asfixia.
El plástico representa 85% de los residuos que llegan a los océanos y de acuerdo con el informe De la contaminación a la solución: una evaluación global de la basura marina y la contaminación por plásticos, del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), para 2040 los volúmenes de este material que fluyen hacia el mar casi se triplicarán, con una cantidad anual de entre 23 y 37 millones de toneladas, lo cual significa unos 50 kilos de plástico por metro de playa en todo el mundo.
“Al día de hoy entran a los océanos el equivalente a dos camiones de basura llenos de plástico cada minuto”, señala a Vértigo Nick Leopold, director de la campaña Océanos Libres de Plástico para Oceana México.
Hasta hace poco se creía que la contaminación por plásticos del océano venía principalmente de 20 ríos, pero un estudio publicado en mayo de 2021 descubrió que el plástico que inunda los mares llega a través de más de mil ríos de todo el mundo, lo que complica las posibles soluciones.
Cuando los plásticos llegan a los océanos, apunta Leopold, tienden a fragmentarse en pequeños pedazos, lo que conocemos como microplásticos. “Por ejemplo, la película plástica, que es el material con la que están hechas las bolsas de este material, solo requieren de doce horas para empezar a desintegrarse”.
Estos microplásticos, agrega, se encuentran desde la superficie hasta el fondo de las Fosas de las Marianas (que es la parte más profunda de los océanos). “Tenemos toda la columna de agua contaminada, esto es un gran problema porque una vez que llega esta contaminación a los océanos no existe una manera en que podamos limpiarlos”.
Los especialistas también señalan que la contaminación por el plástico no es ya solo una amenaza creciente para los ecosistemas acuáticos, sino también resulta ser un problema climático puesto que se estima que su fabricación se relaciona con la producción de 1.7 gigatoneladas de CO2 y se proyecta que para 2050 esta cifra se triplique a aproximadamente 6.5 gigatoneladas, 15% del presupuesto mundial de carbono.
Impacto
Todas las especies marinas, desde el plancton y los moluscos hasta las aves, las tortugas y los mamíferos, se enfrentan a riesgos de intoxicación, trastornos del comportamiento, inanición y asfixia. Los corales, los manglares y los pastos marinos están además sofocados por desechos plásticos que les impiden recibir oxígeno y luz.
“Los animales pueden tener problemas de salud, temas como disrupción hormonal. Como no pueden digerir el plástico, cuando lo tragan les da una falsa sensación de que están llenos. Esto les provoca desnutrición. Incluso pueden morir porque el estómago se les llene completamente de plástico. Ha pasado en varias especies e incluso en ejemplares grandes, como ballenas y delfines”, indica Leopold.
Eventualmente, aclara, ese problema regresa a nosotros: se ha encontrado, por lo menos para México, que uno de cada cinco peces capturados para consumo humano contiene en su organismo microplásticos, es decir, “nos los estamos comiendo”.
Agrega el especialista que el problema que generan los plásticos también se asocia con el hecho de que este material es hidrofóbico, es decir, repele el agua y tiende a actuar como imán de otros compuestos contaminantes, como pesticidas, hidrocarburos y algunas otras sustancias que son tóxicas y que se pegan con otros microplásticos.
Entonces, a la hora de que los animales marinos se comen estos microplásticos también están comiendo pesticidas, hidrocarburos, etcétera. “Es un ciclo de contaminación todavía más profundo. Esa es la escala más directa”, dice.
En peligro
Los arrecifes de coral también tratan de luchar contra la contaminación de forma natural pero este proceso conduce con frecuencia al blanqueamiento del coral, el cual ocurre cuando los corales pierden totalmente sus colores brillantes.
Una vez que los corales se blanquean no pueden contribuir más a la biodiversidad.
“Este ecosistema cumple una función importantísima para la pesca comercial, ya que son una especie de guarderías de muchas especies; son lugares donde muchas especies crecen y se reproducen; algunas de estas son de valor importante para la pesca industrial”, explica Leopold.
Otro problema significativo que los arrecifes de coral enfrentan es la sedimentación. Cuando residuos sólidos se depositan en las profundidades de los cuerpos de agua, contaminan los ecosistemas marinos y bloquean la luz necesaria para la fotosíntesis. Cuando la luz es bloqueada, los arrecifes de coral se blanquean y mueren.
De acuerdo con el especialista otras especies impactadas son damiselas y cardenales. “Estos peces podrían desaparecer, ya que no serían capaces de migrar a nuevos hábitats si las temperaturas oceánicas continúan aumentando. De igual manera, las poblaciones de krill y plancton, de las cuales se alimentan muchísimas especies en las regiones polares, podrían verse afectadas por la migración de especies de aguas cálidas a estas regiones”.
No eres tú, es el plástico
De acuerdo con Ocena, en México solo se recicla 5% de los plásticos, 70% de los cuales se procesan gracias a la economía informal, es decir, gracias a los miles de empleos informales alrededor de la pepena.
Por ello promueven activamente que la industria participe en este cambio de paradigma asumiendo su responsabilidad tanto en el reciclaje como en la eliminación de esa contaminación que producen.
“México es el país número uno de botellas de agua per cápita. Lo que podríamos hacer es un sistema en el que tengamos acceso al agua potable públicamente. Por ejemplo, podemos llevar un termo y rellenarlo, no necesitamos comprar una botella de la que 90% del costo es el plástico. Y es un plástico de un solo uso que termina siendo basura”, indica el especialista.
De acuerdo con el estudio Una sola palabra: retornables, aumentando la cuota de mercado de los envases retornables, que sustituyan a los desechables en al menos 10%, se reduciría la contaminación marina en 22%. Si esta sustitución se incrementara en 50%, se abatiría más de 80% de los envases en el océano.
“Por ejemplo, los envases de las cervezas caguama son retornables desde hace muchos años; ahí el sistema está diseñado para que como consumidor no generes basura, sino que regreses tu botella. Eso también pasaba con la industria de los refrescos, solo que cambiaron a este modelo de plásticos de un solo uso que genera una cantidad de contaminación enorme”, puntualiza Leopold.
La idea, agrega, es pensar en colectivo sobre este impacto que tienen los plásticos en los océanos y si verdaderamente los que estamos consumiendo son necesarios o innecesarios. Por ejemplo, los popotes son plásticos, que realmente podemos evitar a menos que tuviéramos alguna discapacidad física. En conclusión, pensemos qué tan necesarios son algunos productos, si pueden generar un impacto muy fuerte en la naturaleza, y entonces busquemos evitarlos.