La pérdida de diversidad genética está pone en riesgo a dos tercios de las poblaciones de animales y plantas, dificultando su adaptación a los cambios ambientales, según una investigación publicada en la revista Nature.
Este fenómeno afecta incluso a especies que no se consideran en peligro de extinción. El estudio, que analizó 628 especies entre 1985 y 2019, reveló que las aves y los mamíferos presentan las mayores pérdidas de variación genética.
La disminución de la diversidad genética, causada por la fragmentación de hábitats y la reducción de poblaciones, hace que las especies sean más vulnerables a enfermedades y otros factores de amenaza. Los expertos explican que las especies con mayor diversidad genética tienen más probabilidades de sobrevivir a cambios como el cambio climático o la propagación de nuevas enfermedades.
El caso de las panteras de Florida ilustra la importancia de la intervención humana para mantener la diversidad genética. En los años 90, se introdujeron hembras de pantera de Texas para aumentar la diversidad genética de la población en Florida, lo que resultó en un notable aumento en el número de individuos y su variabilidad genética.
Los especialistas enfatizan que los esfuerzos de conservación que conectan poblaciones aisladas pueden ser claves para restaurar la diversidad genética y mejorar la resiliencia de las especies frente a futuras amenazas.