PEGA SEQUÍA A CULTIVOS DE TEMPORAL

“El número de cultivos con un seguro se desplomó de 60 a 14 por ciento”.

Martha Mejía
Bienestar
SEQUÍA

A nivel nacional las reducciones en rendimientos de soya y arroz podrían ser mayores a 50%, mientras que para maíz y sorgo podrían rebasar 40%, y 20% para trigo.

El cambio climático está aquí y al parecer llegó para quedarse: muchas regiones del norte del país se están convirtiendo en terrenos estériles, lo que significa desecamiento de ríos y deceso de animales, además de que sus efectos se muestran principalmente severos para la agricultura, en especial para la de temporal.

Por ejemplo, según el informe Expectativas agroalimentarias de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) México produciría 25.15 millones de toneladas de maíz en el presente año agrícola (que va de octubre de 2023 a marzo de 2025), pero de ese total el rendimiento de maíz blanco (el que más producimos para consumo humano) caería por sequía 10% frente al ciclo anterior, a 21.89 millones de toneladas.

El documento destaca que Sinaloa es el mayor productor de maíz blanco en el país. De acuerdo con las expectativas de la Sader la producción de este grano caerá en esa entidad 31%, a 4.55 millones de toneladas, mientras que en Jalisco bajaría un marginal 0.7%, a 2.74 millones de toneladas.

A decir de Francisco Estrada Porrúa, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) de la UNAM, se espera una posible expansión o intensificación agrícola con consecuencias negativas en los ecosistemas y recursos hídricos, así como un aumento en la dependencia agroalimentaria y mayor exposición a modificación en precios internacionales debido a la sequía.

Todas las proyecciones indican que esos efectos serán más pronunciados a lo largo del siglo.

“A nivel nacional las reducciones en rendimientos de soya y arroz podrían llegar a ser mayores a 50%, mientras que para maíz y sorgo podrían rebasar 40%, y 20% para trigo. En tanto, en la producción de caña de azúcar sería de hasta 11%”, indica el especialista.

En el caso del maíz se proyecta una disminución de hasta 80% en algunas zonas del país y de 3 a 18% en lo que respecta a su idoneidad climática.

Los estados con mayor aptitud para producción de maíz de temporal actualmente son Jalisco, Edomex, Nayarit, Morelos, Michoacán, Guerrero y Colima, en los cuales se podrían perder de 30 a 40% de sus rendimientos para finales del siglo.

Actualmente, de acuerdo con el investigador, 23 entidades tienen rendimientos en producción de este grano de temporal por arriba de una tonelada por hectárea; al finalizar la presente centuria únicamente once continuarán produciendo, al menos, una tonelada por hectárea.

En el caso del café, indica, hay registros actuales que muestran reducciones en el periodo 2010 a 2020 de 42.5 y 23.4% para el de riego y de temporal, respectivamente.

“Para la mitad del siglo podrían bajar los de trigo hasta en 23.3%, en el caso del de temporal, y 20% para el de riego. Esta situación se podría mitigar a través del cultivo de nuevas variedades, más resistentes a condiciones climáticas extremas”, alerta.

Respecto del frijol, agrega, también padece repercusiones, pues tendría decrementos de 10 a 40% debido a mayores temperaturas y reducciones en precipitación. “Sin embargo, hay variedades que han mostrado mejor adaptación a climas secos y cálidos, por ejemplo, especies del género Phaseolus como P. filiformis, P. purpusii y P. maculatus”.

¿Blindados?

De acuerdo con Norma Alicia Rosas, directora general de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), el número de cultivos de todo el país con un seguro o cobertura contra la pérdida de las cosechas por la carencia de agua, heladas y siniestros se desplomó de 60 a 14% en los últimos cuatro años.

Al presentar el documento México asegurado: propuesta de la industria para fortalecer la protección de las familias mexicanas, indicó que además del golpe financiero a la producción de granos como el maíz o trigo y alimentos frescos, las afectaciones más graves recaen sobre los pequeños agricultores, quienes se enfrentan a la pérdida de su modo de vida y hasta de su patrimonio.

De ahí que Saúl Arciniega Esparza, académico de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, señale que es importante estudiar y analizar estas anomalías climatológicas debido a los impactos económicos y humanos.

Si bien, agrega, los sucesos hidrometeorológicos son los que más daños monetarios y repercusiones manifiestan a la población, las sequías son el segundo factor que más estragos financieros causan, aunque no las que más poblaciones lesionan.

De acuerdo con el investigador, de 2000 a 2015 se reportaron 145 sequías que ocasionaron perjuicios por casi 21 mil millones de pesos; de ahí la importancia de analizarlas y comprenderlas por medio de tecnologías y modelos numéricos para cuantificarlas y determinar el deterioro que provocan.

Entender la sequía

Las sequías son eventos naturales temporales y recurrentes y una parte normal del clima en todas las regiones del mundo. Sin importar si son húmedas o secas, están catalogadas en distintas intensidades y la sequía excepcional es la más severa.

No obstante, hay diversos tipos: meteorológica, por falta de lluvias, es decir, asociada al clima principalmente; agrícola, cuando hay un déficit de humedad en el subsuelo, lo que perjudica principalmente a los agricultores; hidrológica, que implica la reducción de cuerpos de agua y de almacenamiento en acuíferos; en tanto que a aquella que representa impactos ambientales, sociales y económicos se le denomina socioeconómica.

“Si se trata de un proceso temporal inducido por el hombre podemos definirlo como escasez hídrica. Ejemplo de ello sería la mala gestión del agua en las presas; pero si este proceso no se puede revertir con facilidad, estaríamos en el curso de desertificación”, explica.

Arciniega advierte que tanto la precipitación como el almacenamiento de agua presentan tendencias negativas y tal vez en un futuro no tendríamos que estar hablando de sequías, sino de aridez o desertificación, según los factores que intervengan, “pero una vez que entremos en ello será difícil regresar a las condiciones anteriores”, puntualiza.

Ante esta situación, diversos gobiernos estatales comienzan a implementar seguros agrícolas por sequía. Por ejemplo, el gobierno de Hidalgo contrató dos seguros catastróficos para cultivos como frijol, maíz, cebada y avena, así como para animales de producción, por un monto total de 96 millones 894 mil 526.56 pesos.

Asimismo, la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) de Chihuahua dio a conocer que adquirió un seguro contra la sequía para la protección de 43 mil 320 hectáreas de maíz, frijol y avena, por más de ocho millones de pesos.

Estas acciones forman parte de las medidas para mitigar los estragos ocasionados por la falta de precipitaciones pluviales.

Por su parte la AMIS recomienda crear una estrategia Integral de Administración de Riesgos, incluido el seguro para el sector agropecuario, e impulsar el subsidio a dicho seguro a fin de incrementar la resiliencia de los productores, sobre todo los de bajos ingresos.