México podría ubicarse entre los primeros países del mundo con una reducción en la tasa de obesidad como producto de los buenos resultados del programa de etiquetado de advertencia en alimentos, del cual se prevé que en los próximos cinco años permitirá disminuir 1.5 millones el número de personas que viven con obesidad y sobrepeso, lo que se traducirá en ahorros por más de mil millones de pesos en el sistema nacional de salud.
En el marco del Día Mundial de la Obesidad, que se conmemora el 4 de marzo, el doctor Simón Barquera Cervera, director del Área de Investigación en Políticas y Programas de Nutrición del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), dijo que la tendencia empieza a revertirse.
Añadió que durante el confinamiento por la pandemia de Covid-19 la población tomó más conciencia de cuidar su salud, puesto que se descubrió que las personas infectadas por el coronavirus eran más susceptibles de ser hospitalizados si tenían obesidad y enfermedades crónicas derivadas de la condición.
“En los últimos 30 años ningún país del mundo había logrado reducir su prevalencia de obesidad y parecía una tarea imposible”, resaltó el especialista, recién nombrado presidente de la Federación Mundial de Obesidad (World Obesity Federation, WOF).
Sin embargo, reconoció que aún hay muchos pendientes porque en el país 75% de la población adulta presenta sobrepeso y obesidad, aunque al menos en siete estados la cifra ya es de 80% o más, como en el caso de Campeche, que reporta una tasa de 83.5 por ciento.
Barquera mencionó que “para cambiar la historia se debe hablar de obesidad. Queremos aprovechar el poder de la conversación, el diálogo empático y abierto que permite a las personas que viven con obesidad tomar acciones concretas junto con líderes profesionales de la salud, para mejorar la conciencia colectiva y evitar el estigma que rodea a este problema”.
El investigador del INSP resaltó que se cuenta con estudios según los cuales “20% de las personas encuestadas dejó de consumir al menos un producto industrializado, desde galletas con cereal hasta jugos o leches endulzadas que las madres les daban a los niños y que ahora tienen de tres a cuatro sellos; ya no se los colocan en las loncheras y los fabricantes optan por disminuir la cantidad de azúcar en ellos. Además, 60% de la población ha cambiado de un alimento a otro gracias a los sellos de advertencia. Y 80% de los adultos declara que utiliza los sellos para tomar decisiones”.
Grasa abdominal: alto riesgo
La obesidad es una enfermedad compleja y multifactorial que requiere de una acción colectiva, intersectorial y transdisciplinaria para su prevención y control.
“Enviar mensajes erróneos acerca de la obesidad fomenta un sesgo y estigma en las personas que viven con la enfermedad, lo que contribuye a una mayor morbilidad y mortalidad de ellas”, advirtió a su vez la doctora Jacqueline Cortés, presidenta de la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM).
De igual forma, el doctor Juan Luis Salgado Loza, presidente del Colegio de Medicina Interna de México (CMIM), explicó que “la obesidad es una enfermedad que debe tratarse para evitar las más de 200 enfermedades asociadas al exceso de tejido adiposo en el largo plazo, como diabetes, hipertensión, cáncer y enfermedad severa por Covid-19, entre otras”.
Asimismo, el doctor Antonio González Chávez, presidente de la Asociación Mexicana para el Estudio Multidisciplinario del Síndrome Metabólico (AMESI), dijo que “la obesidad afecta nuestros cuerpos y mentes influyendo en el apetito, la saciedad, el metabolismo, la distribución de la grasa corporal y las conductas alimentarias estresantes. Cuando una persona trata de perder peso los cambios hormonales se producen rápidamente, lo que puede llevar a un aumento de apetito y, al mismo tiempo, la tasa metabólica se ralentiza, lo que hace que se consuman menos calorías. La obesidad, por lo tanto, es una enfermedad crónica que requiere un tratamiento a largo plazo”.
Por su lado, el doctor Valentín Sánchez Pedraza, vicepresidente del Colegio de Endocrinólogos de México (CEM), reafirmó que “tratar la obesidad seriamente es reconocer la complejidad de la enfermedad. Existen estudios de investigación que demuestran que tomar acciones contundentes ayuda a cambiar la historia de la enfermedad a corto, mediano y largo plazos”.
También el doctor Ricardo Luna, presidente de la Sociedad Mexicana de Obesidad (SMO), reiteró que el Día Mundial de la Obesidad es una oportunidad de reconocer que existen barreras importantes para lograr una mejor atención de la enfermedad, pero también de recalcar la importancia de individualizar un tratamiento integral que incluya las intervenciones necesarias, entre las que destacan cambios en el estilo de vida, actividad física, alimentación, terapia farmacológica o incluso cirugía, buscando el máximo beneficio posible para las personas”.
El doctor Julio Morfin, gerente médico en Ifa Celtics, reconoció los esfuerzos de la comunidad de profesionales de la salud y expresó el compromiso de este laboratorio farmacéutico para apoyar de forma ética y respetuosa iniciativas que busquen mejorar la calidad de vida de la población mexicana, en particular aquella que vive con sobrepeso y obesidad.
Barreras
El estigma y la discriminación son barreras que interfieren en la búsqueda de atención médica de las personas que viven con obesidad, alertó la sicóloga de la Clínica de Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” (INCMNSZ), Verónica Vázquez Velázquez.
A nivel mundial, “hasta 62% de personas con esta condición ha vivido experiencias de estigma en la familia, en el consultorio médico, en la escuela y en los lugares de trabajo. Casi 80% ha sufrido discriminación por su peso y 60% cree que no ha hecho lo suficiente para modificar su situación”.
La especialista explicó que la insatisfacción corporal genera baja autoestima, que se traduce en estrés crónico. “Todos estos prejuicios por su peso se van interiorizando. Las personas creen que es verdad y eso impacta en su forma de relacionarse con el mundo, en las decisiones que toman, en la búsqueda de tratamiento; no quieren hablar del peso y se enojan o molestan contra quien habla del tema”, refirió.
En estos casos la terapia cognitivo-conductual ofrece resultados positivos en la atención de la obesidad como parte del tratamiento integral, que incluye plan de alimentación, actividad física y, de ser necesario, medicamentos o en algunos casos cirugía bariátrica.
Al respecto, Lesly Véjar Rentería, del Centro de investigación en Nutrición y Salud del INSP, afirmó que las causas del exceso de grasa corporal están ligadas a determinantes socioeconómicos y comerciales, así como a factores genéticos, hormonales y fisiológicos. A esto se suman el entorno alimentario en el que vivimos y al que estamos expuestos en nuestras escuelas, trabajo y donde realizamos actividades cotidianas. Por ejemplo, las estrategias de publicidad que influyen en la preferencia y selección de compra y consumo de alimentos, concluyó.