La epilepsia afecta a más de 50 millones de personas en todo el mundo. En México se calcula que está presente en el 1% de la población. Se define como un trastorno neurológico común presente en todas las edades, razas y orígenes.
Suele manifestarse como consecuencia de una lesión cerebral, accidentes cerebrovasculares, tumores, procesos infecciosos, malformaciones congénitas de la corteza cerebral, enfermedades neurodegenerativas.
En la infancia puede originarse por alteraciones del metabolismo, falta de oxigenación al nacer, factores genéticos, entre otras causas; en edades avanzadas, tiene como origen eventos vasculares cerebrales, alzheimer, tumores o traumatismos craneoencefálicos.
A pesar de ser una condición tratable, aún existen mitos y falsas creencias que rodean a esta enfermedad. “La epilepsia ha sido muy estigmatizada a lo largo de la historia, se pensaba que era una posesión demoníaca o una maldición. La discriminación e ignorancia es tan reciente, que todavía en la década de los cincuenta en Estados Unidos se les prohibía casarse a quienes la padecían. Incluso hoy en día, a muchos se les niega la posibilidad de contar con un trabajo fijo o asistir a instituciones educativas por el temor a una crisis”, comenta el Dr. Horacio Sentíes Madrid, Neurólogo y Neurofisiólogo del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, entrevistado durante un evento de la farmacéutica Sun Pharma.
En el Día Internacional de la Epilepsia que se conmemora el segundo lunes de febrero, este año el 10 de febrero, es una oportunidad para unirnos en la lucha contra los estigmas, la discriminación y la falta de inclusión que enfrentan millones de personas en el mundo. Con información, tratamientos y empatía, es posible mejorar la condición social y la calidad de vida de quienes viven con epilepsia y de sus cuidadores.
Factores de riesgo asociados
-Antecedentes familiares, hay mayor propensión a desarrollar esta condición.
-Lesiones cerebrales, traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares, tumores cerebrales e infecciones del sistema nervioso central.
-Infecciones como meningitis o encefalitis, pueden causar daño cerebral y desencadenar la epilepsia.
-Consumo excesivo de drogas y alcohol, puede aumentar la probabilidad de tener convulsiones, especialmente en personas con predisposición genética.
“Es prioritario que el paciente acuda al médico si hay alguna sospecha de epilepsia. Cuando ya se ha diagnosticado, es importante saber que existe la posibilidad de practicar una cirugía para controlar las crisis, lo que es una buena noticia. De igual forma, deben saber que deberán seguir una terapia farmacológica de manera permanente, por lo que es necesario que no suspendan el tratamiento”, finaliza el Dr. Horacio Sentíes.