LAGO DE TEXCOCO: NUESTRO PRIMER SITIO DE ECOHIDROLOGÍA RECONOCIDO POR LA UNESCO

“El lago fue víctima de la expansión urbana y la explotación de sus recursos”.

Martha Mejía
Bienestar
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Lago de Texcoco

Se busca el equilibrio entre el potencial del ecosistema y las necesidades sociales para alcanzar el éxito total en la recuperación.

Luego de enfrentar una desecación casi total el Lago de Texcoco ha sido registrado como el primer Sitio Demostrativo de Ecohidrología en México ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Esta designación, aprobada por el Comité Asesor Científico Internacional del Programa Hidrológico Intergubernamental (PHI), reconoce a los lugares donde se implementan soluciones con base en la naturaleza, sostenibles e innovadoras, para la restauración y conservación de los ecosistemas.

El anuncio lo realizaron en el Parque Ecológico Lago de Texcoco Alicia Bárcena Ibarra, secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y Andrés Morales, representante de la UNESCO en México. En la ocasión, se destacó que la organización ha declarado doce lugares en el mundo como parques naturales y ecohidrológicos y que el Lago de Texcoco se encuentra entre ellos.

Bárcena subrayó el esfuerzo de las comunidades locales en la conservación de los humedales y la protección del área frente a la urbanización desmedida: “Queremos combatir esa visión extractivista y depredadora junto a las comunidades que rodean el Lago de Texcoco. Buscamos involucrar a todas las generaciones que han habitado esta zona y que han realizado un impresionante trabajo de recuperación agroecológica”.

Al respecto, Pedro Álvarez Icaza, titular de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), explicó que la comunidad ha logrado recuperar más de cuatro mil hectáreas, pero el objetivo es ampliar este esfuerzo y proteger las diez mil hectáreas del área.

“Empezaron ellos y nosotros les estamos apoyando desde la Semarnat”, dijo Álvarez.

En 2022 el Lago de Texcoco fue declarado Área Natural Protegida (ANP). La Semarnat conformó un equipo interinstitucional para desarrollar su propio Programa Hídrico con el objetivo de recuperar el lago y sus humedales, generando beneficios ambientales y sociales para más de 12.5 millones de habitantes del Valle de México. A tan solo tres años de su creación, el equipo interdisciplinario ha logrado posicionar su plan y acciones como un referente mundial.

“Estamos haciendo un gran Programa de Restauración Nacional en todo el país y esta es una zona prioritaria. Así que ya sea con recursos propios o apoyos vamos a hacer todo tipo de esfuerzo para lograr este objetivo. Ahí está el apoyo del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), de la UNESCO”, indicó a su vez Bárcena.

Impacto cultural, histórico y ecológico

El Lago de Texcoco tiene una importancia cultural, histórica, social y económica que se remonta a la fundación de la Ciudad de México. Miles de años atrás los primeros pobladores se establecieron en la región atraídos por su rica fauna y flora. El lago formaba parte de un sistema de cuerpos de agua en el Valle de México.

Aunque los lagos de Xochimilco y Chalco contenían aguas dulces, los de Texcoco, Zumpango y Xaltocan eran salobres, lo que favoreció la explotación de sal por las comunidades locales.

Asimismo, el Lago de Texcoco adquirió gran simbolismo, especialmente en la cosmovisión de las civilizaciones prehispánicas. El mito más conocido es el de la fundación de Tenochtitlán, donde los mexicas, siguiendo la orden de su dios Huitzilopochtli, encontraron la señal divina: un águila devorando a una serpiente sobre un nopal, marcando el lugar donde fundarían su ciudad.

Sin embargo, con el tiempo el lago fue víctima de la expansión urbana y la explotación de sus recursos naturales, lo que llevó a su desecación.

Gabriela Jiménez Casas, bióloga responsable del programa de difusión del Instituto de Ecología de la UNAM, señala que “a medida que la ciudad crecía los recursos naturales cercanos, como el Lago de Texcoco, comenzaron a ser explotados y se vertieron aguas residuales en sus cuerpos de agua, contaminando la zona y generando enfermedades respiratorias y digestivas, tanto en la población humana como en la fauna local. La desaparición de especies vulnerables desestabilizó la cadena trófica y, como resultado, el lago se secó, perdiendo biodiversidad”.

Importancia ecológica

Actualmente el Lago de Texcoco aloja más de 250 especies de flora, más de 370 de fauna y más de diez de hongos y musgos, muchas de ellas en peligro de extinción, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).

Entre ellas se encuentran el ajolote (Ambystoma mexicanum), en peligro crítico de extinción; el lagarto caimán de cuello rugoso (Barisia rudicollis); el pez de aleta partida de Chapultepec (Girardinichthys viviparus), ambos en peligro de extinción; y el bisbita llanero (Anthus spragueii), una especie vulnerable cuya población está en declive.

“La naturaleza es increíblemente resiliente. Cuando las autoridades comenzaron a reconocer los daños causados por la pérdida del lago y el aumento de enfermedades respiratorias debido a las grandes tolvaneras, se tomaron medidas para restaurarlo”, explica a Vértigo Jiménez Casas.

Estas acciones favorecieron la acumulación de agua de lluvia, lo que ayudó a la regeneración de los cuerpos de agua salobre.

Gracias a este proceso natural y con la ayuda de animales como aves e insectos que trajeron semillas de otras áreas, el ecosistema comenzó a regenerarse. La recuperación de la flora permitió que los animales que dependían de ella regresaran y con el tiempo el ecosistema comenzó a restaurarse.

Según las autoridades ambientales en dos años y medio se han recuperado mil 900 hectáreas de humedales, se han incrementado en 30% las poblaciones de aves, se ha promovido la conservación de más de 370 especies animales y se ha mejorado la calidad del agua.

En este contexto, el presidente municipal de Atenco, César del Valle, dijo que el potencial hidrológico del Lago de Texcoco podría alojar hasta 80 millones de metros cúbicos de agua y que se estima que los humedales intermitentes y permanentes abarcarían entre cuatro mil y cinco mil hectáreas de las 14 mil hectáreas totales del lago.

“Con esta recuperación se pretende que aumente la captura de CO2 en esa zona hasta un millón y medio de toneladas de carbono al año, lo cual es muchísimo para una zona urbana. Eso aunado a la belleza natural de la zona, el contacto con la flora y fauna, y los sonidos de la naturaleza que contribuyen al bienestar emocional de las personas que lo visitan, permite que la conexión con el medio ambiente, incluso en una gran ciudad como la nuestra, tenga un efecto restaurador. Y su conservación fomenta la conciencia sobre la importancia de preservar estos entornos para el bienestar de todos”, concluye Jiménez Casas.