HAMBRE EMOCIONAL O COMER CON CONCIENCIA

“Otras complicaciones son depresión, distimia o trastorno por ansiedad”.

Lorena Ríos
Bienestar
HAMBRE EMOCIONAL

Depresión, ansiedad, desnutrición, gastritis, así como daño renal y cardiaco, son algunas consecuencias de los trastornos alimenticios.

Los trastornos de la alimentación son trastornos del comportamiento que se caracterizan por una alteración grave y persistente de las conductas alimentarias, asociadas a pensamientos y emociones angustiantes, que no son apropiados y no son congruentes con las normas culturales.

Estos incluyen anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracón, trastorno evitativo o restrictivo de la ingesta de alimentos, síndrome de pica, trastorno por rumiación o regurgitación.Se desarrollan con mayor frecuencia en la adolescencia y entre adultos jóvenes. Si bien la anorexia y la bulimia nerviosas son más comunes en las mujeres, estos trastornos pueden ocurrir a cualquier edad y afectar a cualquier género, llegando incluso a condicionar graves afecciones a la función física, sicológica y social.

Alejandro de Jesús Caballero Romo, especialista de la Clínica de la Conducta Alimentaria del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM), señala que los trastornos alimentarios pueden desarrollarse desde la adolescencia, independientemente del nivel educativo.

Se estima que entre 1 y 2% de la población mexicana padece anorexia y bulimia nerviosa, y de 2.5 a 3% trastorno por atracón.

Problema de salud pública

El especialista en salud mental menciona que el atracón, anorexia y bulimia nerviosa son los principales trastornos alimentarios en México y el mundo; representan un problema de salud debido a que afectan mental y físicamente a quienes los padecen, quienes de no diagnosticarse a tiempo pueden derivar en otras complicaciones y llevar a la pérdida de la vida al paciente.

Caballero precisa que el intento suicida, suicidio, depresión, ansiedad, desnutrición, esofagitis, reflujo, gastritis, alteraciones dentales, así como daño renal y cardiaco, son algunos problemas de salud que pueden presentarse en quienes sufren trastornos alimentarios.

La anorexia nerviosa se caracteriza porque la persona percibe una imagen corporal distorsionada de sí misma y un miedo injustificado a subir de peso; para mantener el peso por debajo de lo normal deja de comer y se somete a ejercicio excesivo.

En la bulimia nerviosa las personas presentan episodios regulares de ingestión de una gran cantidad de alimentos y posteriormente aparece un sentimiento de culpa en el que, para evitar el aumento de peso, recurren a la práctica del vómito autoinducido y/o abuso de laxantes, diuréticos o enemas. Ocasionalmente se compensan con ejercicio excesivo o ayunos prolongados.

Trastorno por atracón

En el trastorno por atracón, explica el especialista, se consumen cantidades de comida inusualmente grandes en periodos de tiempo relativamente cortos, pero no se recurre al vómito inducido; consiste en alimentos placenteros, principalmente de sabor dulce o con contenido graso, como frituras, galletas, chocolates y pasteles.

Detalla que generalmente los atracones son una vía para mitigar emociones adversas, es decir, tristeza, irritación, enojo o insatisfacción; por eso la persona come con desesperación, de forma impulsiva, compulsiva y repetitiva.

El atracón puede coexistir con obesidad o sobrepeso, pero no es sinónimo; aproximadamente la mitad de las personas que presentan atracón tienen peso normal y alrededor de 30% de pacientes que buscan tratamiento para obesidad puede presentar características de este trastorno.

Los factores que detonan los trastornos de alimentación son múltiples. Por ejemplo, la anorexia y bulimia nerviosa inician por lo general en la transición de la niñez a la adolescencia, que es una etapa de vulnerabilidad con cambios en el desarrollo cerebral y mental, y no existen suficientes filtros sicológicos que permitan enfrentar las situaciones que se presentan.

Estos trastornos alcanzan su pico en cuanto al número de casos entre la segunda y tercera década de la vida y afectan más a las mujeres, con una proporción de diez a uno. El atracón se registra sobre todo entre la tercera y la cuarta década de la vida, aunque hay casos en adolescentes. Es el más frecuente y afecta casi por igual a hombres y mujeres.

Trastornos emocionales

Aclara que los pacientes con trastornos alimentarios también presentan algún problema siquiátrico, principalmente depresión, distimia (depresión leve) o trastorno por ansiedad, que incluye ansiedad generalizada, ataques de pánico y/o fobia social.

El trastorno obsesivo compulsivo está muy asociado con anorexia y bulimia nerviosas, así como con el trastorno fronterizo de personalidad mejor conocida como trastorno límite de personalidad, que dificulta a la persona adaptarse a cambios en el entorno.

Sobre las secuelas físicas el especialista refiere que en la bulimia nerviosa generalmente se presentan conductas compensatorias (vómito autoprovocado) después de los atracones, lo que puede ocasionar alteraciones dentales, como desgaste del esmalte y dolor ante el cambio de temperatura de los alimentos.

Puede haber reflujo, gastritis y esofagitis —de leve a crónica—; debido al abuso de laxantes padecen colon catártico y el uso excesivo de diuréticos ocasiona daño renal incipiente, que puede magnificarse dependiendo de otros factores de salud.

Otras afectaciones ocurren en el nivel de los electrolitos en sangre, disminución de potasio que se manifiesta con calambres musculares, y repercusiones en el ritmo cardiaco.

Riesgo de osteoporosis temprana

La característica física de la anorexia nerviosa es la desnutrición crónica con consecuencias que incluyen alteraciones inmunológicas que las hace más vulnerables a enfermar por infecciones y tener complicaciones respiratorias o neurológicas mayores.

En las mujeres la desnutrición crónica se acompaña de pérdida de menstruación (amenorrea) secundaria y crónica que daña la fortaleza de los huesos, lo que puede llevarlas a la osteopenia o incluso a osteoporosis a edades muy tempranas.

Desde el punto de vista sicosocial la paciente con anorexia crónica sufre mucho por el aislamiento de los familiares y amigos debido a que le cuestionan su pérdida de peso y le obligan a comer, lo cual incrementa los síntomas de depresión o ansiedad, puntualiza el experto.

El tratamiento es interdisciplinario en consulta externa, pero cuando existe comorbilidad de trastornos —por ejemplo, depresivo grave o extremo con ideación o intento suicida y anorexia nerviosa— la persona es hospitalizada para recibir atención integral y, en muchos casos, prácticamente para salvarle la vida.

Como en todas las enfermedades la atención oportuna amplía el éxito del tratamiento y, en este caso, se logra el control total de los trastornos, finaliza.

Secuelas de trastornos alimenticios

Los periodos menstruales cesan.

Mareos o desmayos por deshidratación.

Cabello y/o uñas quebradizas.

Intolerancia al frío.

Debilidad muscular, desgaste.

Acidez estomacal y reflujo (en los que vomitan).

Estreñimiento severo, hinchazón y plenitud abdominal después de las comidas.

Fracturas por estrés por ejercicio compulsivo, así como pérdida ósea que resulta en osteopenia u osteoporosis (adelgazamiento de los huesos)

Depresión, irritabilidad, ansiedad, falta de concentración y fatiga.