En el marco del Día del Niño, la Asociación Mexicana de Discapacidad, AMEDIS A.C, hace un llamado a la sociedad a erradicar una de las creencias más dañinas y persistentes: la idea de que las personas con discapacidad son “niños eternos”.
“Tratar a una persona adolescente o adulta con discapacidad como si fuera un niño perpetuo, lejos de ser una muestra de cariño, es una conducta que las infantiliza y vulnera no sólo sus derechos, sino que afecta directamente su dignidad”, afirmó como madre de un adulto joven con discapacidad múltiple Teresa García, presidenta de la AMEDIS A.C.
Un mito con consecuencias reales
La infantilización de las personas con discapacidad, particularmente aquellas que viven con discapacidad intelectual, múltiple o del desarrollo, refuerza estereotipos que limitan su acceso a la educación, al empleo, y a la vida independiente.
De acuerdo con la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) de la ONU, ratificada por más de 180 países, incluido México, toda persona tiene derecho a la igualdad ante la ley (Artículo 5), y a vivir de forma independiente (Artículo 19)[1], por ello, la idea del “niño eterno” es incompatible con estos principios.
Adultos con plenos derechos
Infantilizar a las personas con discapacidad va en contra no sólo de sus derechos humanos, sino de las estadísticas, pues con base en cifras del INEGI menos del 3% de quienes viven con esta condición son menores de 15 años, lo que significa que más del 97% son adolescentes o adultos.
“Ignorar la edad cronológica de las personas con discapacidad y tratarlas de una manera diferente, anula sus emociones, su desarrollo y su dignidad, promoviendo la sobreprotección de los cuidadores y con ello, atribuyéndose cargas físicas y psicológicas que atentan contra la estabilidad familiar”, explicó Polet Ontiveros, Psicóloga clínica y Tanatóloga, Líder del Área de Acompañamiento Emocional de AMEDIS A.C.
Un llamado a las familias y profesionales
La sociedad debe promover un cambio cultural basado en el respeto, la escucha activa y la educación. Cambiar la narrativa es un paso esencial para la inclusión real.
“Las familias, profesionales de la salud y la sociedad en general tenemos un rol clave en la transformación de esta visión que infantiliza a las personas con discapacidad. Es prioritario eliminar expresiones como “mi niño o niña”, “mi angelito”, pues discriminan y atentan contra su autonomía y dignidad”, explicó Giovanna Lorenzana, vicepresidenta de la AMEDIS A.C.
Por ello, con base en el artículo 8 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) de la ONU la AMEDIS A.C. invita a todos los sectores, incluso a las familias a que, desde pequeños, se inculque a las niñas y los niños a escuchar respetuosamente las voces de las personas con discapacidad, y reconocerlas como lo que son: personas con condiciones diferentes, pero plenas de derechos.