ENCABEZA AMÉRICA LATINA PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD

“La Cumbre de Montreal se llevará a cabo del 7 al 19 de diciembre”.

Martha Mejía
Bienestar
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 Cumbre de Montreal sl 7 al 19 de diciembre 2022

La pérdida de biodiversidad es una de las mayores crisis que enfrenta la humanidad y en particular América Latina, donde se registra un deceso de 94%: de cara a la COP15 sobre Biodiversidad los especialistas coinciden en advertir que esta es una oportunidad única para establecer compromisos globales vinculantes para detener y revertir este desastroso declive.

La velocidad y la escala del impacto negativo de las actividades humanas en la naturaleza se manifiesta, por ejemplo, en el descenso de 69% (promedio) en la abundancia poblacional de mamíferos, reptiles, aves, peces y anfibios de todo el mundo, subraya la edición 2022 del informe Planeta vivo. Este estudio de WWF, que se publica cada dos años, confirma de nueva cuenta que nuestro continente destaca entre las zonas más impactadas.

“Una de las regiones donde vemos datos más alarmantes es América Latina y el Caribe, donde en promedio se ha visto una reducción de 94% en todas las especies. Esa disminución se ve en todos los grupos taxonómicos, pero es especialmente notorio en los anfibios, reptiles y peces”, señala Jordi Surkin, coordinador de Conservación de WWF en Latinoamérica.

En cuanto a especies, las poblaciones de agua dulce muestran un mayor descenso general en el ámbito mundial con 83%. Por ejemplo, una de las poblaciones evaluadas es la del delfín rosado del Amazonas, que sufrió una disminución de 65% debido al aumento de la pesca, así como a las presiones impuestas por el rápido crecimiento de la población humana.

La mitad de los corales del planeta se ha perdido y ello tiene un impacto negativo en cadena, puesto que alojan a un cuarto de todas las especies marinas y dan soporte a toda una cadena trófica que incluye a los humanos.

Asimismo, la abundancia mundial de 18 de las 31 especies de tiburones y rayas oceánicas se redujo 71% en los últimos 50 años.

De acuerdo con el documento los principales factores directos identificados como responsables de la degradación de los sistemas terrestres, marinos y de agua dulce son los cambios de uso del suelo, la sobreexplotación de plantas y animales, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras.

Doble crisis

Al respecto, Surkin explica a Vértigo: “Detectamos cinco principales acciones negativas. La primera es la excesiva dependencia de la extracción y uso de recursos fósiles, como es la gasolina, el diésel, gas natural; segunda, a través del cambio en el uso del suelo, principalmente para la producción de alimentos como carne, aceite de palma, soya; tercera, la sobreexplotación de recursos, como pueden ser la sobrepesca en el mar o en los ríos; cuarta, la contaminación del aire, del agua, de los suelos; y finalmente, a través de especies invasoras que muchas veces introducimos los seres humanos y terminan teniendo un impacto muy grande en la biodiversidad”.

El informe sostiene que la doble crisis ambiental (pérdida de biodiversidad y cambio climático) se puede mitigar con el aumento de los esfuerzos de conservación y restauración, la producción y el consumo de alimentos de forma más sostenible, y la rápida y profunda descarbonización de todos los sectores.

“De la misma forma que es necesario disminuir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), es urgente revertir la pérdida de biodiversidad y el declive y degradación de los ecosistemas. El informe nos ofrece datos esenciales para restablecer nuestra rota relación con el mundo natural y muestra lo apremiante que es integrar principios de justicia ambiental y social en el centro de los cambios”, indica al respecto Luis Germán Naranjo, director de Conservación de WWF Colombia.

“El reporte deja claro que los gobiernos, empresas, así como el público en general, deben cambiar los valores y normas que definen nuestra relación con la naturaleza, porque estos tienen un sesgo que conduce a la degradación mediante prácticas destructivas que dañan los océanos, selvas y humedales del mundo. Urge un enfoque transformador que también tome en cuenta otros factores que contribuyen a la pérdida de la biodiversidad e incluyen los financieros, como la especulación; los económicos, como centrarse en el crecimiento del PIB; los socioculturales, como los actuales patrones de producción y consumo; o aquellos relacionados con una gobernanza deficiente”, subraya Surkin.

Pérdida de hábitat

La deforestación en las zonas tropicales genera emisiones de carbono y conduce a climas locales más cálidos y secos, incrementando la cantidad de sequías e incendios y, dependiendo de su magnitud, reduce las lluvias y modifica sus patrones. Ello es perjudicial para el clima, la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de millones de personas.

De ahí que la contribución de los bosques a la seguridad alimentaria y nutrición exija una mayor atención en políticas forestales, puesto que su deterioro se traducirá en una reducción de la productividad agrícola.

En este sentido, Planeta vivo identificó diez áreas de alta prioridad para la mitigación de riesgos, algunas de estas en América Latina: la cuenca del Amazonas (constituida por todos los ríos que drenan al río); el bosque Atlántico (ubicado en Brasil, Argentina y Paraguay); y el norte de los Andes hasta Panamá y Costa Rica, entre las principales.

También se incluyen en estas áreas prioritarias al Himalaya, el sudeste asiático, la costa oriental de Australia, el bosque seco de Madagascar, el Rift Albertino, las montañas del Arco Oriental en el este de África y los bosques del oeste de África.

El informe destaca la situación en la Amazonía, el bosque tropical más grande y con mayor diversidad biológica y cultural del mundo, cuya cuenca se encuentra degradada en 17%. Advierte que 26% de la Amazonía presenta un estado de perturbación avanzada, lo cual supone degradación de los bosques, incendios recurrentes y deforestación. Se trata de un nivel continuo de destrucción con repercusiones devastadoras en el ámbito local e implicaciones negativas para la estabilidad climática del planeta, puesto que almacena entre 150 y 200 mil millones de toneladas de carbono.

Oportunidad global

En este contexto se realizará en Montreal, Canadá, del 7 al 19 de diciembre la Decimoquinta Conferencias de las Partes (COP15) de la Convención de Diversidad Biológica de las Naciones Unidas. Este foro es uno de los tres que surgieron a raíz de la Cumbre de Río de Janeiro de 1992, que junto con las convenciones de cambio climático y de desertificación estarían enfocadas a atender la degradación de los recursos naturales del planeta.

La Cumbre de Montreal se llevará a cabo posteriormente de la COP26 de Cambio Climático que se llevará a cabo en Egipto.

De la COP15 se espera un nuevo marco global para la biodiversidad conocido como pos2020, que se prevé incluya más de 20 metas sobre áreas naturales protegidas y otras medidas efectivas de conservación, hasta controlar las especies invasoras y reglamentos claros sobre el uso de la biología sintética.

En la COP15 también se discutirán metas que se negociarán entre las partes (países) y en la agenda se encuentran la contaminación por plásticos, la reducción del uso de los pesticidas, el control de las especies invasoras y la remoción de todos los subsidios dañinos para el ambiente.

Se discutirá además reducir la tasa actual de extinción en 90%, que incremente la resiliencia de los ecosistemas y que todos estos compromisos sean legalmente vinculantes.

Fuente: Planeta vivo 2022