DISMINUYE LA MORTALIDAD MATERNA EN MÉXICO

Una mujer o bebé mueren cada siete segundos en el mundo por causas prevenibles o tratables con la atención sanitaria adecuada, alerta la OMS.

Lorena Ríos
Bienestar
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Al descender el impacto de Covid-19 en el país como producto de la vacunación, el aumento de la inmunidad y el diseño de tratamientos farmacológicos la mortalidad materna también logró disminuir 41% en 2022.

Cabe recordar que el grupo de mujeres embarazadas en México, junto con los adultos mayores, fue uno de los más afectados. De hecho, en 2020 el indicador se colocó en 51.1 por cada 100 mil nacidos vivos y en los periodos de mayor transmisión del SARS-CoV-2 se ubicó en más de 100, lo que implicó un retroceso de diez años en la estrategia para disminuir las muertes de mujeres asociadas al embarazo, parto y puerperio.

Sin la carga de enfermedad y muerte que representó el coronavirus para este sector de la población se reportaron 644 decesos en 2022. Y en lo que va de 2023 se registran 204 muertes maternas, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud (SSA).

Las principales complicaciones son hemorragia obstétrica, enfermedad hipertensiva, preeclampsia y eclampsia, septicemia y otras infecciones puerperales, las cuales pueden ser prevenibles. Las entidades con más defunciones maternas son Chiapas, Estado de México, Baja California, Guerrero y Jalisco.

Hemorragia posparto

Una de las tres primeras causas de mortalidad materna en el mundo es la hemorragia postparto (HPP), que se define como la pérdida de 500 mililitros o más de sangre en el término de 24 horas después del parto. La mayoría de los casos podrían evitarse mediante un tratamiento oportuno y apropiado.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) mejorar la atención de la salud de las mujeres durante el parto para prevenir y tratar la HPP representa un paso necesario para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

La hemorragia posparto afecta aproximadamente a 2% de todas las mujeres en proceso de parto. En México, la hemorragia obstétrica es la principal causa de muerte materna con 24.7% de los casos.

Entre las principales causas de hemorragia posparto están la atonía uterina, que sucede cuando el útero no se contrae después del parto; la retención placentaria; lesiones del útero o canal vaginal en el parto, y trastornos de coagulación o coagulopatías.

La hemorragia posparto es un factor significativo que contribuye a la morbilidad materna grave y a la discapacidad a largo plazo, así como a una serie de otras enfermedades maternas graves generalmente asociadas con la pérdida considerable de sangre, incluidos el shock y la disfunción orgánica.

Prevención, pieza clave

Al respecto, la doctora Marilyn Mendoza, asesora científica de la Unidad de Enfermedades Raras de Novo Nordisk, explica que “la atonía uterina es la causa más común de HPP, pero el traumatismo genital, la ruptura uterina, el tejido placentario retenido y los trastornos de coagulación maternos también pueden provocar hemorragia posparto. A estas causas primarias se les puede recordar más fácilmente como las cuatro tes: tono, tejido, trauma y trombina”.

La especialista señala que en el caso de las hemorragias posparto donde la causa esté ligada a un trastorno de coagulación su identificación suele ser más compleja, dado que dentro de las cuatro causas primarias son las menos frecuentes, no siempre se sospecha de ellas y por lo tanto existe un retraso en el tratamiento oportuno.

Dentro de las alteraciones de la coagulación que se deben sospechar ante una hemorragia posparto donde la causa no es anatómica son: hemofilia adquirida, deficiencia congénita de factor VII de la coagulación, trombastenia de Glanzmann, enfermedad de von Willebrand y hemofilia congénita, por mencionar algunas.

Sospechar alteraciones de coagulación cuando el resto de las causas ha sido descartado es clave para poder brindar un tratamiento oportuno y evitar muertes maternas. Si bien la mayoría de las mujeres que tienen complicaciones por HPP no presentan factores de riesgo clínicos ni antecedentes identificables, haber tenido más de dos partos y la gestación múltiple se asocian con mayor riesgo de sangrado después del parto.

“Las enfermedades de la coagulación tienen tratamientos específicos; sin ellos, el sangrado no se detiene y puede causar la muerte materna. Por lo general estas muertes se reportan como hemorragia posparto, sin especificar sus causas reales. Y lo más crítico es que se trata de vidas valiosas que pudieron haberse salvado”, advierte la doctora Marilyn Mendoza.

Las mujeres embarazadas necesitan hacerse dos pruebas sencillas y de costo accesible: la biometría hemática, en la que se analizan la hemoglobina y las plaquetas, y la prueba de tiempos de coagulación. Estas pruebas deben hacerse cada tres meses durante todo el embarazo. Si desde un inicio se detecta que la prueba de coagulación no arroja los parámetros normales, la paciente debe ser turnada con el médico hematólogo, quien será el responsable del diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de la coagulación, precisa la especialista.

Problema de salud mundial

Una mujer o bebé mueren cada siete segundos en el mundo por causas prevenibles o tratables con la atención sanitaria adecuada, alertó la OMS, destacando que esta cifra, que suma 4.5 millones anuales, es la misma desde hace ocho años.

Un nuevo estudio señala que la mayor parte de estas muertes de mujeres embarazadas, madres y bebés recién nacidos responde a la falta de inversiones suficientes dedicadas al cuidado materno infantil, un rubro en el que lejos de aumentar, los recursos han disminuido.

Como ejemplo refiere que desde 2018 más de tres cuartas partes de los países de África subsahariana, afectados por conflictos, han reducido el financiamiento para la salud materna y neonatal. Y es que los sistemas de salud a nivel mundial se encuentran muy presionados por los efectos de la pandemia de Covid-19, el aumento de la pobreza y la agudización de las crisis humanitarias.

Según la última encuesta sobre los impactos de la pandemia en los servicios de salud esenciales, una cuarta parte de los países todavía registra interrupciones en la atención durante el embarazo y el periodo posnatal, así como en servicios vitales para niños enfermos.

El director de Salud Materna, Neonatal e Infantil de la OMS, Anshu Banerjee, calificó las tasas de mortalidad como “inaceptablemente altas” y llamó a aumentar los recursos para revertirlas.

“Si queremos ver resultados diferentes debemos hacer las cosas de manera diferente. Ahora se necesitan más inversiones y más inteligentes en atención primaria de la salud para que todas las mujeres y bebés tengan acceso a la salud y la supervivencia dondequiera que vivan”, concluyó.