Cuando el estrés laboral se convierte en trastorno alimenticio

Una alimentación inadecuada puede causar pérdidas de hasta 20% en la productividad de los trabajadores: OIT

Lorena Ríos
Bienestar
Comer en el trabajo.jpg
Cortesía Affor Health

El estrés laboral es el compañero de oficina silencioso que en ocasiones aparece en forma

de agotamiento, tensión en la quijada, palpitación continua del párpado, falta de

concentración e incluso, malos hábitos alimentarios.

“El estrés laboral puede convertirse en un detonante importante para una serie de

problemas de salud mental, entre los cuales los trastornos alimenticios son especialmente

preocupantes, ya que cuando es crónico, conductas como comer cuando se está nervioso o

dejar de hacerlo, pueden llegar a presentarse”, explica Yunue Cárdenas, Coordinadora del

HUB de psicología de Affor Health, empresa especializada en gestionar y mejorar la salud

psicosocial de las personas en las organizaciones.

Esto, aunado a la rutina diaria marcada por largas jornadas laborales y un ritmo de vida

acelerado, deja poco tiempo para planificar y preparar comidas saludables. Lo que lleva

fácilmente a saltarse comidas, comer a deshoras o consumir alimentos de baja calidad

nutricional.

“Con altos niveles de estrés, comer, en lugar de ser una actividad nutritiva y placentera, se

convierte en una respuesta automática. Además, el poco tiempo disponible para la comida

hace que las personas opten por alimentos que proporcionan una rápida saciedad, pero a

largo plazo, estos hábitos pueden desencadenar patrones alimenticios desordenados”,

añade la psicóloga clínica.

La alimentación es un problema laboral

De acuerdo con el estudio Food at Work. Workplaces solutions for malnutrition, obesity and

chronic diseases, elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), una

alimentación inadecuada puede causar pérdidas de hasta 20% en la productividad de los

trabajadores.

Estos son algunos de los trastornos alimenticios más frecuentes vinculados con el estrés

laboral:

● Anorexia nerviosa: Se caracteriza por una restricción de la ingesta de alimentos, lo

que ocasiona pérdida de peso y una percepción distorsionada del cuerpo. En el

entorno laboral, la presión para cumplir con estándares estéticos o de rendimiento

puede contribuir a su desarrollo.

● Bulimia nerviosa: Se caracteriza por episodios de ingesta excesiva de alimentos

seguidos de vómito autoinducido, uso de laxantes o ejercicio extremo. La perfección

mal gestionada puede llevar a los colaboradores a usar la comida como forma de

escape.

● Trastorno alimentario compulsivo: También conocido como trastorno por atracón

comprende episodios de ingesta excesiva de alimentos en un corto período de

tiempo, acompañado de una sensación de pérdida de control. La sobrecarga de

responsabilidades o el miedo al fracaso puede conducir a “atracones” como forma

de autocomplacencia.

Por otra parte, la presión para cumplir con estándares estéticos u objetivos profesionales

poco realistas pueden contribuir al desarrollo de estos trastornos.

Dieta balanceada, mayor productividad

“Los colaboradores bien alimentados tienden a tener mayores niveles de energía, mejor

concentración y un estado de ánimo más positivo, lo cual reduce el ausentismo, mejora el

rendimiento y aumenta la productividad. Además, una nutrición adecuada previene

enfermedades cardiovasculares, obesidad y diabetes; esto disminuye los costos asociados

con la atención médica y las bajas laborales”, narra Yunue Cárdenas.

Affor Health enlista una serie de recomendaciones que las empresas pueden implementar

con el fin de contribuir a una alimentación balanceada de sus colaboradores:

1. Ofrecer opciones saludables

Los comedores de las empresas pueden proporcionar menús balanceados que incluyan una

variedad de frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y opciones bajas en grasas

y azúcares.

2. Instalar estaciones de agua

Colocar dispensadores de agua en puntos estratégicos para fomentar el consumo de agua

en lugar de bebidas azucaradas. Ofrecer botellas reutilizables como parte del kit de

bienvenida puede incentivar este hábito.

3. Promover asesoría nutricional y apoyo psicológico

Organizar talleres sobre nutrición y hábitos alimenticios saludables. También es importante

proveer a los colaboradores de apoyo psicológico con el fin de crear conciencia sobre la

importancia de la salud física y mental.

4. Otorgar incentivos para opciones saludables

Proporcionar descuentos en alimentos saludables disponibles en el comedor o máquinas

expendedoras. También se pueden ofrecer incentivos a los colaboradores que cumplan

objetivos relacionados con una alimentación saludable.