A pesar de que la cantidad de heces caninas en nuestro país podría ascender a aproximadamente siete mil 820 toneladas cada día, no existe regulación para su disposición, lo cual implica riesgo para la salud humana, contaminación del agua, suelo y aire, de acuerdo con el informe Lombricompostaje: manejo alternativo de las heces caninas y su efecto en la reducción de Coliformes fecales y Escherichia coli, a cargo de científicos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, de la UNAM.
Para atender el problema, académicos de esa entidad propusieron una alternativa eficiente y de bajo costo: el lombricompostaje. Hermenegildo Arcos Serrano y César González Guerrero explicaron que México es una de las naciones con mayor población de perros de Latinoamérica y el primero en la región en abandonarlos.
Del total aproximado de 43.8 millones de esos animales (Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado, 2021), 70 por ciento vive en las calles. Los expertos en ingeniería ambiental señalaron que las excretas son tratadas por los tutores como residuos sólidos urbanos o dispuestos en el inodoro, coladoras o dejados en espacios públicos como parques y banquetas.
Sin embargo, por ese incorrecto manejo, entre los agentes patógenos y parásitos que las personas inhalamos o ingerimos se encuentran: Campylobacter, Salmonella, Yersinia y Escherichia coli, además de protozoarios como Giardia y helmintos, por ejemplo Toxocara canis.
La exposición directa con el polvo contaminado ha sido relacionada con enfermedades entéricas y del tracto respiratorio. El lombricompostaje ha demostrado ser un prometedor proceso para el manejo de esos materiales por su bajo costo al obtener un producto prácticamente libre de patógenos; cabe destacar que la metodología con lombrices es de un tercio de tiempo de lo necesario en comparación con el compostaje convencional (de ocho a 10 meses), a solo tres.
Es más eficiente y de mayor calidad, explicó González Guerrero. Camino de éxito Arcos Serrano recordó que el proyecto ha tenido variantes. Se ha probado con desechos orgánicos de las cafeterías de la Facultad; productos de la planta de tratamiento (lodos activados para quitar microorganismos); y con la hojarasca y residuos de jardinería. En todos los casos, con buenos resultados.
La lombriz roja californiana (Eisenia foetida) elimina contaminación y es fácil de reproducir. La meta es que, al recoger las heces, se pueda elaborar composta y evitar que se generen enfermedades. Es posible replicar el modelo prácticamente en todos lados, sobre todo en lugares donde hay poca higiene, destacó.