La dopamina es una de las sustancias más famosas del cerebro. Suele asociarse con momentos de placer, como cuando comemos algo rico o vemos una serie que nos engancha. Aunque la llaman la “molécula de la felicidad”, este neurotransmisor también tiene un papel esencial en el aprendizaje.
“Se libera ante estímulos desconocidos o interesantes, despertando una respuesta de atención y motivación para aprender. Este proceso, no solo mejora la retención del conocimiento, también hace que el aprendizaje sea más efectivo y duradero”, explica Cristina Niño Navarro (Miss Criss), directora general de Hediec Digital, plataforma de capacitación para docentes.
A diferencia del placer instantáneo, cuando se trata de aprender este neurotransmisor va más allá. Su función es profunda y de largo plazo, permitiendo al cerebro identificar patrones, recordar experiencias y perfeccionar habilidades. Con cada reto superado, nuestro cerebro asocia la dopamina con la satisfacción de aprender y crecer.
Para Miss Criss, cuando se trata de aprendizaje, la dopamina es como el héroe de las películas infantiles: motiva, alienta y celebra cada avance, ayudando a que recordemos lo aprendido con gusto. Mientras que el cortisol es el villano porque entorpece la capacidad de concentración y dificulta la retención de información.
“Entender la química cerebral es el primer paso para desarrollar estrategias educativas y métodos de estudio más efectivos. Saber que la dopamina puede ser una aliada en nuestros procesos de enseñanza puede ser clave para nuestros estudiantes”, añade Cristina Niño.
Conocer el cerebro para activar el aprendizaje
Los docentes tienen un rol esencial en el proceso de aprendizaje, y su labor no solo implica impartir conocimientos, sino asegurarse de implementar las estrategias pedagógicas a su alcance para que sus estudiantes aprendan.
Por ejemplo, comenta la experta, comprender profundamente cómo funciona el cerebro, el órgano responsable del aprendizaje. Al igual que un cardiólogo debe conocer el corazón para tratarlo, los docentes necesitan comprender cómo opera el cerebro de sus alumnos para optimizar su aprendizaje y desarrollo.
“En las aulas, no solo tenemos estudiantes; tenemos seres humanos, cada uno con un sistema nervioso único y un cerebro que reacciona de manera específica ante distintos estímulos. Personas, cuya capacidad para aprender dependerá, en gran medida, de cómo el docente gestione el ambiente de clase y estimule ese interés natural”, considera Miss Criss.
No es una tarea fácil, sin embargo, la directora general de Hediec Digital comparte algunas estrategias pedagógicas que ayudan a generar dopamina en los estudiantes, facilitando un aprendizaje más efectivo y motivador.
● Gamificación: Incorporar el juego en el proceso de aprendizaje. Esto puede incluir competencias amistosas, recompensas por logros, niveles de avance y puntos acumulativos.
● Desafíos estimulantes: Cuando los estudiantes se enfrentan a retos que pueden superar con esfuerzo, experimentan una sensación de logro.
● Retroalimentación positiva: Reconocer y elogiar el progreso de los estudiantes refuerza el comportamiento positivo, fortalece su autoconfianza y mantiene alta su motivación.
● Conexión emocional: Los estudiantes que confían en sus maestros y se sienten respaldados, tienen una mayor disposición para aprender.
● Ambiente positivo y seguro: Crear un entorno donde los estudiantes se sientan seguros para tomar riesgos y aprender de sus errores, es fundamental para la participación activa.