Obesidad y sedentarismo elevan riesgo de cáncer colorrectal

“La medicina de precisión ha revolucionado para el diagnóstico del cáncer colorrectal”.

Lorena Ríos
Bienestar
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Cáncer colorrectal

En los últimos años el manejo del cáncer colorrectal experimenta una gran transformación, que no solo contempla las innovaciones en detección temprana, sino también en las modalidades de tratamiento.

Si bien el riesgo de padecer este tipo de cáncer incrementa con la edad (mayores de 50 años), su incidencia en jóvenes ha ido en aumento, sin conocerse con exactitud la razón.

En México el cáncer colorrectal es la principal causa de muerte por cáncer con ocho mil 283 decesos en 2022, de acuerdo con el Global Cancer Observatory (Globocan). Esta neoplasia es el tercero más común en el mundo, con cerca de 1.9 millones de casos detectados por año.

Educación para estilo de vida saludable

Prevenir dicho tipo de cáncer se relaciona con cambios en el estilo de vida por medio de ejercicio físico, alimentación sana, una dieta baja en el consumo de calorías y baja en grasas saturadas y alimentos procesados, afirmó la coordinadora de Programas Médicos de la Coordinación de Atención Oncológica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), María de la Luz García Tinoco.

Explicó que factores tan importantes como la actividad física y dejar de consumir sustancias como alcohol y tabaco, podrían permitir que hasta 40% de todos los cánceres puedan prevenirse.

Y aunque existen condiciones, como la genética y la herencia, estos casos solo ocupan del 5 al 10%, por lo que es relevante estar en vigilancia constante de síntomas que pudieran hacer sospechar la presencia de la enfermedad, así como hacerse estudios de tamizaje, con el fin de realizar una detección temprana, tener mayor oportunidad ante una enfermedad incipiente y una opción de supervivencia.

Cuando el padecimiento se encuentra avanzado y se aloja en otros órganos o ganglios, la terapia médica se basa en quimioterapia, quimioterapia más terapia blanco (tratamiento con medicamentos dirigido a genes o proteínas específicas que alientan el crecimiento de las células cancerígenas). En otros casos, como en el cáncer de recto, puede ser necesario aplicar radioterapia que es parte de un tratamiento para paliar síntomas como sangrado o dolor.

Primeras señales

La presencia de un tumor se conoce por síntomas como dolor, inflamación, alteración en las evacuaciones o sangrado visible u oclusión intestinal, y en ocasiones puede manifestarse como anemia de causa desconocida, debido a pérdidas sanguíneas que generan un tumor sangrante en la luz del colon. Si la enfermedad está diseminada, los signos pueden aparecer en pulmones, hígado u otros órganos, hasta causar pérdida de peso y fatiga.

Es un tumor que puede afectar a personas fumadoras, con antecedentes personales y familiares de pólipos o de un cáncer colorrectal previo, que padezcan enfermedades inflamatorias intestinales (colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn), con diabetes, obesidad, con un estilo de vida sedentario y una dieta baja en fibra.

“El cáncer colorrectal es el único que se presenta, casi por igual, en hombres y mujeres. Por eso y ante el aumento de incidencia en personas menores de 50 años, realizarse exámenes periódicos de laboratorio y obtener un diagnóstico temprano con la ayuda de una colonoscopía son clave para recibir el tratamiento más adecuado”, señaló José Francisco Olguín, líder médico de Oncología de Pfizer.

“La medicina de precisión ha revolucionado el diagnóstico del cáncer colorrectal al identificar biomarcadores clave, como las mutaciones en los genes RAS, BRAF y la inestabilidad de microsatélites (MSI). Estas pruebas permiten seleccionar tratamientos dirigidos que mejoran la supervivencia y reducen efectos secundarios,” agregó Olguín.

Detección temprana

El examen de sangre oculta en heces es uno de los que menciona el especialista. También destaca la sigmoidoscopia y la colonoscopía; esta última permite observar a lo interno del colon y del recto para saber si existen pólipos, áreas anormales o cáncer.

Además, a través de este procedimiento se pueden obtener muestras de tejido y extraer pólipos, lo que puede ayudar a prevenir un cáncer colorrectal. Si el paciente es diagnosticado con este tipo de cáncer, lo recomendable es que a la muestra del tejido estudiado se le realicen pruebas de biomarcadores.

“Gracias a la innovación científica, las pruebas de biomarcadores muestran a los médicos cómo progresará el cáncer en el tiempo y cuáles son las opciones de tratamiento más adecuadas. Por ejemplo, en aquellos pacientes con cáncer colorrectal metastásico ahora es esencial comprender su perfil molecular para conocer si tienen alguna mutación, como BRAF o KRAS, y si existe una terapia disponible para ese marcador específico”, comentó Olguín.

En los últimos años, el manejo del cáncer colorrectal en general ha experimentado una gran transformación, que no solo contempla las innovaciones en detección temprana, sino también en las modalidades de tratamiento, que van de la mano de la medicina de precisión o personalizada y de los progresivos avances en terapias dirigidas; del uso de técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas y de la definición de perfiles moleculares, todo en búsqueda de una atención más integral de la enfermedad.