El fallecimiento de la pareja o de algún hijo, la ingesta del alcohol, el consumo de benzodiacepinas, la disminución de la vida sexual o los internamientos en asilos son algunos causantes.
Entre la población de 60 años y más que padeció Covid-19 ha aumentado la prevalencia de trastorno depresivo. Por ejemplo, en 2018 se estimaba que 26.4% de los adultos mayores padecía depresión, sin embargo, en 2021, esta cifra aumentó a 35.5%, señala la Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento (ENASEM, 2021).
El Día del Abuelo se celebrará en México el próximo lunes 28 de agosto y de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo nueva Edición (ENOE), realizada por el INEGI, en el segundo trimestre de 2022 se estimó que a nivel nacional residían 17. 9 millones de personas de 60 años y más, es decir 14% de la población total.
Recientemente, el INEGI en coordinación con el Centro Médico de la Universidad de Texas (UTMB) presentaron los resultados de la sexta edición de la ENASEM, los cuales indican que el 26.9% de las personas mayores de 60 años que no enfermaron de Covid-19 se encuentran con sentimientos de depresión.
“La depresión ocurre debido a condiciones biológicas, sicológicas o sociales. Se sabe que hay más 300 millones de personas deprimidas a nivel mundial, este trastorno es muy prevalente e incapacitante. Por ejemplo, los adultos mayores son más susceptibles a deprimirse cuando tuvieron este padecimiento en su infancia o juventud; asimismo otros condicionantes son la muerte de un ser querido, la disminución de la vida sexual o cualquier pérdida de las capacidades físicas o cognitivas, además de las dificultades para valerse por sí mismo”, indica Ricardo Nanni, director general de Grupo Punto de Partida y especialista certificado por el Consejo Mexicano de Psiquiatría.
De acuerdo con información del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en México de las 10 enfermedades más discapacitantes, 3 son neuropsiquiátricas: Desordenes mentales, desordenes neurológicos y uso de sustancias. En un estudio realizado por esta institución uno de los hallazgos fue la considerable diferencia en la detección de la depresión entre sexos para el mismo periodo de tiempo, pues en los hombres la detección osciló entre 5.1% y 5.5%, mientras que en las mujeres fue del 15.3% y 15.4%, es decir casi el triple que los varones.
La depresión no es sinónimo de tristeza, pues ésta última se trata de una emoción -muchas veces- pasajera, mientras que el Trastorno Depresivo Mayor se divide en leve, moderado y severo. Cuando un adulto mayor lo presenta tiene baja autoestima, se siente inútil y padece constantes sentimientos de culpa; también puede tener ideas suicidas. “No sirvo para nada”, “mi vida no tiene sentido”, “sólo doy molestias” y/o “ya no quiero vivir” son algunas de las expresiones que a menudo utilizan los adultos mayores deprimidos.
“Los abuelos deprimidos tienen dificultades para mantenerse atentos en tareas simples de la vida diaria, padecen alteraciones en la memoria, suspenden o no son constantes en sus tratamientos médicos (si padecen alguna enfermedad crónica como diabetes e hipertensión o algún tipo de cáncer), son menos sociables, están irritables, podrían molestarse por cosas insignificantes y son indiferentes ante situaciones que habitualmente disfrutaban o les afectaban. También, algunos pacientes lloran frecuentemente, duermen muchas horas y no tienen ganas de comer”, refiere por su parte Florencia Rubio de Anda, neuropsicóloga clínica adscrita a Grupo Punto de Partida.
Personas jubiladas o enfermas, los más vulnerables
En muchas ocasiones el cese de la vida laboral productiva podría desencadenar el Trastorno Depresivo Mayor, pues la persona llega a sentirse inútil al no estar trabajando para una empresa o de manera independiente. Datos del INEGI en 2022 señalan que 67 de cada 100 personas de 60 años y más son Población No Económicamente Activa.
“No obstante, en muchos casos sí pueden desempeñar alguna labor en perfectas condiciones, pero la discriminación de algunas empresas obstaculiza el acceso a los adultos mayores a contar con un sueldo”, sentencia Ricardo Nanni, integrante de la Asociación Psiquiátrica Mexicana, A.C
Detección y apoyo oportuno
Estudios de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos [1] señalan que la depresión es un trastorno que siempre requiere de la valoración y tratamiento de un médico o especialista, y aunque la familia o los amigos pueden ofrecer apoyo al paciente no es posible que traten a una persona con este trastorno, sin embargo, sí es importante que:
El adulto mayor deprimido busque tratamiento y que siga fehacientemente las recomendaciones del experto en salud mental.
Programar las citas y acompañar al enfermo al consultorio médico o con algún grupo de apoyo
Participar en actividades que la persona solía disfrutar.
Preguntar si desea salir a caminar o andar en bicicleta, pues la actividad física es excelente para mejorar el estado de ánimo.
Aunque el adulto mayor deprimido escuche constantemente de sus cercanos: `Échale ganas’, `tú puedes con esto’ y ‘no te rindas’, entre otras, siempre necesitarán del acompañamiento médico, recordemos que esta condición no es un estado de tristeza y tampoco es una condición normal.
En este sentido, Grupo Punto de Partida cuenta con un equipo de especialistas de alto nivel perfectamente capacitado para atender a cualquier persona con Trastorno Depresivo Mayor.
Un paciente que tiene depresión grave es posible que requiera internamiento en alguna de las Clínicas de Grupo Punto de Partida, o bien que esté en un programa de tratamiento para pacientes ambulatorios hasta que los síntomas mejoren. Asimismo los antidepresivos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y norepinefrina o los antidepresivos atípicos y tricíclicos son fármacos que se indicarán por los especialistas según cada caso.