PROYECTO ALACRANES: AL RESCATE DE ARRECIFES EN EL GOLFO DE MÉXICO

Martha Mejía
Bienestar
Compartir
230787008_2706199916344503_8559303652294427414_n.jpg

La pesca ilegal en áreas marinas protegidas representa la mayor amenaza para los océanos. Una de las zonas más afectadas por esta actividad en el país es el sur del Golfo de México: ahí se encuentra el Parque Nacional Arrecife Alacranes y Bajos del Norte.

Es uno de los arrecifes más importantes del país y donde en los próximos días un equipo de científicos, liderados por Oceana, llevará a cabo una expedición que permita determinar el estado actual de esta zona marina.

“Sabemos que hay pesca ilegal en áreas marinas protegidas. Sabemos también que la denuncia no es el mejor mecanismo para contrarrestarla: se requieren de manera proactiva las protecciones necesarias para esas áreas. En este sentido lo que queremos hacer a través del Proyecto Alacranes es identificar cuál es la situación real de los arrecifes y de sus poblaciones, pero vamos a incluir a las personas que dependen económicamente de estos ecosistemas”, explica en entrevista Renata Terrazas, directora ejecutiva de Oceana en México.

Agrega que en el caso de Yucatán es fácil identificar a las cuatro mil 300 familias que viven de la pesca de mero, langosta y pulpo: este arrecife es importante para la reproducción y para la vida de estas especies, pero hoy se desconoce en qué grado.

En este sentido, dice, se deben sumar las voluntades desde el gobierno federal y del estatal, “pero sobre todo de los principales afectados, que en la mayoría de casos son las comunidades costeras y los propios pescadores, quienes resultan los más afectados por el deterioro de los ecosistemas marinos”.

Expedición

Oceana, explica Terrazas, es la mayor organización internacional dedicada exclusivamente a la protección de los océanos. “Ha realizado más de 40 expediciones en el mundo; esta es la primera en México y trabajará con tecnología de punta que ha sido poco utilizada en nuestro país”.

México es una de las 17 naciones con mayor biodiversidad y Alacranes es el arrecife más grande del sur del Golfo de México, enclavado a 140 kilómetros al norte de la Península de Yucatán. No obstante, a pesar de ser un área protegida no está exenta de la contaminación, la pesca ilegal y el turismo masivo, amenazas que se deben combatir.

“En el caso de Bajos del Norte el riesgo es mayor porque no cuenta con una figura legal que la proteja y se ha hecho muy poca investigación sobre su estado e incluso sobre las especies que ahí habitan”, indica.

La expedición se realizará del 9 al 23 de agosto y serán diez los científicos con diferentes especialidades que explorarán la zona, harán análisis de ADN ambiental y modelados de fotomosaicos, para tener mapas 3D de los arrecifes que permitan realizar un censo de las especies que ahí habitan o que usan el área como parte de sus rutas migratorias.

“A bordo del Caribbean Kraken, un barco de 30 metros de eslora, saldrá la primera parte de la expedición hacia los arrecifes Bajos del Norte, una zona poco conocida, alejada del impacto de las actividades humanas y en la que se han hecho pocas investigaciones científicas sobre la riqueza que aloja. De ahí se regresará a Puerto Progreso para abastecerse y 34 horas después se embarcará hasta al Arrecife Alacranes”, explica Mariana Reyna, líder de la expedición.

Puntualiza: “Lo que podemos lograr con los mapas 3D desarrollados por el Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California, San Diego, es saber si en estos arrecifes poco explorados hay lugares importantes donde se asienten nuevas larvas de corales y donde las tasas de crecimiento sean más altas que en otros sitios. Entonces podremos determinar si se necesitan otra categoría u otras medidas de manejo para estos lugares”.

Al respecto, Miguel Rivas, director de Campañas de Hábitat en Oceana, añade que si bien Alacranes tiene un estatus de Área Natural Protegida (ANP) lo que se busca con el proyecto es evaluar si esta categoría funciona, es decir, “si realmente se protege a estos ecosistemas y la biodiversidad de la zona. En el caso de Bajos del Norte es un área natural que no tiene ninguna categoría de protección. Se podría evaluar después de la investigación la posibilidad de que esto cambie en un futuro”.

Política pública

Proyecto Alacranes tiene una inversión de medio millón de dólares. “Llevar a toda esta gente, a todo este equipo por tantos días a una zona tan complicada tiene un costo muy alto. Hay que entender que no es nada más ir a contar los peces y ver cómo están las especies marinas, sino conectar los hallazgos con los tomadores de decisión para que tenga un sentido mayor y un objetivo específico”, indica Renata Terrazas.

Al respecto, Rivas comenta que el estudio y la conservación de esta zona es trascendental “porque ahí habitan numerosas especies en peligro de extinción y se reproducen distintas especies comerciales que más tarde migran a zonas donde la pesca es un factor económico importante. En este sentido, una vez que estén listos los resultados se compartirán con la autoridad correspondiente, se hablará con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, así como con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, para en conjunto buscar la mejor solución de conservación”.

En este caso, detalla, los análisis de ADN ambiental ayudarán a conocer exactamente qué especies se distribuyen en la zona, mientras que el uso de un sonar llamado Fish Hunter PRO dará información sobre los cardúmenes de peces. “Permitirá también establecer parámetros para el seguimiento de las poblaciones de interés comercial y crear rutas de gestión sostenible de los recursos pesqueros”.

De entrada, agrega Renata Terrazas, “pensamos que solo bastaba con decretar áreas marinas protegidas, pero hay que asignar presupuesto y personal en estas zonas, además de combinar herramientas de política pública y sumar a la gente a esta discusión”.

Y es que hay que entender, dice, “nosotros dependemos mucho más del océano puesto que nos da el oxígeno que necesitamos (mucho más que los bosques) y regula el clima. Hoy observamos que en distintas partes del país y del mundo se sufren inundaciones y calores extenuantes. Son los océanos los que nos ayudarán a salir de este atolladero en el que estamos los seres humanos. El mar es vastísimo, pero necesita de nosotros”, finaliza.