Promueven cambio de comportamiento para evitar desperdicio de alimentos

La producción de comida es la principal causa de pérdida de biodiversidad

Redacción
Bienestar
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Foto: WWF México

Con el fin de fomentar el liderazgo juvenil en la solución de problemas ambientales, WWF y la Facultad de Comunicación de la Universidad Anáhuac México impulsan un programa pionero que alienta a los estudiantes a promover cambios de comportamiento en sus hogares para evitar el desperdicio de alimentos. Esta iniciativa se enmarca en los esfuerzos globales por lograr transformaciones en la relación de la sociedad con la biodiversidad.

El proyecto “Comunicación para el cambio”, cuya primera etapa es un piloto, tiene un enfoque multidisciplinario e implementa estrategias de psicología y mercadeo social para concientizar a los alumnos sobre el impacto del desperdicio de alimentos en la biodiversidad y la urgencia de promover acciones para evitarlo. El objetivo es establecer un método que pueda ser adaptado en otros países del mundo. En ese sentido, se trata de un programa pionero en el ámbito internacional que utiliza tecnología de punta, como la etnografía móvil, entre otras herramientas de medición del cambio de comportamiento.

La iniciativa también une esfuerzos con la Universidad de Ciencias Aplicadas de Bielefeld, en Alemania, a través de la asesoría de Sebastian Bamberg, uno de los científicos más reconocidos en el ámbito de las teorías de cambio de comportamiento y métodos de evaluación centrados en temáticas medioambientales.

“A escala global, las cinco amenazas más inquietantes que enfrentará la humanidad en los próximos diez años están relacionadas con el ambiente. Sin un cambio de comportamiento en nuestras vidas cotidianas no podremos hacer frente ni a los climas extremos ni a la pérdida de biodiversidad. El proyecto que hemos emprendido al lado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Anáhuac México busca demostrar que el liderazgo de los jóvenes es esencial para transformar nuestras acciones y vivir en armonía con la naturaleza”, destacó Jorge Rickards, Director de WWF México.

WWF estima que 40% de los alimentos cultivados nunca llega a nuestras mesas. Este desperdicio genera el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero y el derroche de otros recursos como tierra, agua, energía y el trabajo humano necesarios para cultivarlos. Su Informe Planeta Vivo 2020 señala que la producción de alimentos es la principal causa de la disminución de las poblaciones de especies animales y vegetales, al provocar la pérdida y degradación del hábitat, incluida la deforestación. A nivel mundial, América Latina es la región donde mayor pérdida de biodiversidad hay producto de las actividades humanas.

“Este proyecto es de gran relevancia para la Facultad de Comunicación, pues está perfectamente alineado con nuestros objetivos de llevar a cabo investigación aplicada con un sentido social y en la búsqueda del bien común. Para nuestros académicos y para nuestros alumnos representa una gran oportunidad de participación en trabajos intelectuales de impacto y proyección internacional, subrayó Josu Garritz, Director de la Facultad de Comunicación de la Universidad Anáhuac México.

Como parte del proyecto, WWF impulsa la campaña “Dale chamba”, que promueve acciones precisas contra el desperdicio a partir de tres sencillas estrategias: prevención, uso eficiente de ingredientes, y el cambio en la percepción estética de los alimentos. Como embajadora de este esfuerzo, la chef Mariana Orozco, una reconocida activista en el tema, promueve en video consejos útiles para aprovechar frutas y verduras al máximo, revitalizar su aspecto y consumirlas cuando están maduras.

“Evitar el desperdicio de alimentos se debe de llevar a cabo en todas nuestras esferas. Hoteles y restaurantes sin duda, pero los cambios más importantes se hacen en cada uno de nuestros hogares. Comprar las verduras y frutas que no son perfectas, evitar el desperdicio y utilizar los ingredientes al 100% son algunas de las acciones que podemos hacer para salvar nuestra biodiversidad, un plato a la vez”, destacó la chef Mariana Orozco.

“Comunicación para el cambio” es financiado por el Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear de Alemania, con fondos de la Iniciativa Climática Internacional (IKI). Uno de sus objetivos es motivar a los estudiantes de comunicación a producir contenidos que inspiren comportamientos a favor de la conservación de la naturaleza, los cuales serán presentados en distintos foros internacionales.

“La cooperación internacional ofrece una excelente oportunidad para que los líderes juveniles se pongan en contacto con organizaciones, empresas, actores políticos y, por su puesto, con jóvenes de otros países para que puedan forjar nuestro futuro a través de compartir, intercambiar conocimientos e inspirarse”, puntualizó Christine VanDeuren, Directora del Proyecto de Comunicación y Política Internacional de Biodiversidad de WWF Alemania.

Evitar el desperdicio de alimentos tiene múltiples beneficios para el ambiente: aminora la presión sobre los vertederos existentes y, por tanto, contribuye a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y a la disminución de la contaminación de la tierra y el agua. Asimismo, ayuda a acrecentar la conciencia sobre estilos de vida sostenibles y coadyuva a la seguridad alimentaria.

“La comunicación estratégica puede utilizarse para vender productos o servicios. También puede utilizarse para ganar campañas electorales o promover destinos turísticos. Pero la manera más noble de usar la comunicación estratégica es cuando resuelve problemas que enfrenta la sociedad, cuando promueve la justicia o la dignidad, o cuando se emplea en beneficio del bien común. El proyecto ‘La comunicación para el cambio’ es una manera de mejorar como sociedad y crear ciudadanía”, subrayó Francisco Lorenzo, líder de proyecto por parte de la Facultad de Comunicación de la Universidad Anáhuac México.

María José Meza Sánchez, alumna de segundo semestre de la licenciatura en Comunicación dijo que,

desafortunadamente, formamos parte de un problema social que tiene consecuencias en los objetivos de desarrollo sostenible a nivel mundial.

“Este proyecto nos invita a crear una campaña y aprender a reducir el desperdicio en nuestra casa o negocio, hacernos responsables de nuestro propio consumo y aprender a no discriminar la comida, formar perspectivas locales, regionales y nacionales, que se expandan por medio de una estrategia comunicativa con el fin de crear modelos de comportamiento para darle un valor cultural a la comida y valorar la identidad del gastro-nacionalismo”, expresó.

Por su parte, Sebastian Bamberg concluyó que “casi todas las amenazas a los ecosistemas y a la biodiversidad son causadas directa o indirectamente por actividades humanas. Por esta razón, la protección de la biodiversidad implica principalmente tratar de cambiar el comportamiento humano. En consecuencia, el nuevo enfoque está en el desarrollo y prueba de intervenciones basadas en evidencia para promover comportamientos amigables con la naturaleza. Por eso se necesita una estrecha colaboración con las ciencias del comportamiento, especialmente con la psicología”.