Conflictos internacionales, hambruna, migración y desastres climáticos dificultan cada vez más la supervivencia de gran parte de los habitantes del planeta.
Este mes se alcanzó una cifra histórica: la población mundial llegó a ocho mil millones de personas, según las proyecciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que si bien señala que este es un hito a celebrar —resultado de los avances de la medicina y de la esperanza de vida cada vez mayor—, también expone los retos ante un escenario de conflictos internacionales, hambruna, migración y desastres climáticos, todo ello como resultado del impacto de las actividades humanas sobre el planeta.
De acuerdo con la ONU, en apenas 15 años la población mundial alcanzará los nueve mil millones y los diez mil millones en 2058.
La población de América Latina representa hoy 8.2%, con un total de 662 millones de personas, y se proyecta que la región alcanzará los 752 millones de habitantes en 2056.
Es por ello que para la mayoría de los especialistas el crecimiento del tamaño de la humanidad en un mundo con cada vez menos recursos despierta una fuerte preocupación.
Seguridad alimentaria
En 2022 la inseguridad alimentaria alcanzó a 205 millones de personas, quienes se encuentran en situación grave y requieren asistencia urgente. Es el nivel más alto registrado y el dato se dio a conocer durante la 17 cumbre anual de líderes del Grupo de los 20 (G-20).
De acuerdo con el Centro Gilberto Bosques —organismo dependiente de la Cámara de Senadores—, Afganistán, Etiopía, Nigeria, Sudán del Sur, Somalia y Yemen siguen en riesgo de hambruna. “Para contrarrestar los efectos de las crisis recientemente la Unión Europea (UE) anunció que se integrará un nuevo paquete de ayuda humanitaria de 210 millones de euros en 15 países. Esto eleva el apoyo general del bloque a la seguridad alimentaria hasta ocho mil millones de euros entre 2020 y 2024”.
En este contexto el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó que 345 millones de personas en el mundo padecen los efectos de la crisis que provoca la guerra de Rusia en Ucrania, la alta inflación y los desastres climáticos.
“Rusia e Ucrania representan 25% de la proveeduría comercial a nivel global de trigo; en general el conflicto afectó inicialmente a los precios; hoy los costos bajan justamente porque el grano ya puede liberarse; pero ambos países son importantes proveedores de fertilizantes y este factor será muy importante para el siguiente ciclo de siembra”, explica a Vértigo Bram Govaerts, director general del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt).
Precisa que aun cuando se dé la paz —“y ojalá sea pronto”, dice— este tipo de choques no pararán. “Mañana puede ser un efecto de cambio climático, como lo vimos en India, donde el calor al final del cultivo fue muy alto y perdimos varios porcentajes de producción de trigo. Entonces, debemos transitar, al margen del conflicto bélico que atravesamos hoy, hacia ser más resilientes. Y esto mayormente por temas de cambio climático hacia los sistema agroalimentarios globales”.
En la reunión del FMI, Kristalina Georgieva, su directora gerente, llamó a los países del G-20 a contribuir al alivio de la deuda de las naciones más pobres golpeadas por las crisis globales.
Y es que 25% de las economías de mercados emergentes y 60% de los países de bajos ingresos han visto disminuida su capacidad para lidiar con la inseguridad alimentaria y energética.
Impacto ambiental
Uno de los mayores desafíos es el impacto que la creciente población puede tener en el planeta, ya que a más habitantes mayor uso de recursos naturales, más emisiones contaminantes y más residuos.
Si bien reconoce que el vínculo entre población y deterioro medioambiental existe, la ONU subraya que son en realidad el incremento de las rentas per cápita y los modelos de producción y consumo los que pesan más.
Así, recuerda que los países que más recursos consumen y que producen más emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) tienden a ser los ricos, no aquellos donde la población crece a gran velocidad como en las naciones en vías de desarrollo.
El informe El costo del retraso. ¿Por qué el financiamiento de pérdidas y daños debe ser acordado en la COP 27? establece que las pérdidas por el cambio climático en los países en desarrollo oscilan entre 290 mil y 580 mil millones de dólares para 2030.
De ahí que la creación de un fondo para el financiamiento por pérdidas y daños destinado a los países más vulnerables ante el cambio climático, aprobado durante la Cumbre Mundial del Clima de Egipto, se catalogue como histórica aunque el acuerdo de la COP27 no especifica cómo funcionará. Lo que sí se establece es la creación de un Comité de Transición que deberá reunirse antes de finales de marzo de 2023 para llegar a la COP28, que se realizará en Dubai, con una hoja de ruta clara sobre esta herramienta.
Agua
La ONU estima que para 2050 entre tres mil 500 y cuatro mil 400 millones de personas tendrán acceso limitado al agua. Las razones de estas crisis son mucho más profundas que la sequía: el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) descubrió que las extracciones de agua en el mundo se han más que duplicado desde 1960 debido a la creciente demanda.
Datos arrojados por su herramienta Aqueduct revelan que son 17 países, en los que vive una cuarta parte de la población mundial, los que enfrentan niveles extremadamente altos de estrés hídrico, ya que la agricultura de riego, las industrias y los municipios extraen en promedio cada año más de 80% de los suministros de agua disponibles.
La herramienta revela que doce de los 17 países con mayor escasez de agua se encuentran en Oriente Medio y África del Norte. México se ubica en el lugar 24 de 164 países, en la categoría “alto estrés hídrico”.
Además, no hay que olvidar que el cambio climático tiene una gran relevancia en este aspecto porque al aumentar la intensidad de los fenómenos atmosféricos las sequías son más intensas, prolongadas y tienden a agravar los ciclos agrícolas. Esto a su vez genera millones de desplazados climáticos. Según el ACNUR los eventos relacionados con el clima provocaron en la última década un promedio de 21.5 millones de nuevos desplazamientos cada año.
“Es muy preocupante. Desde luego que podemos identificar esta situación como parte de las consecuencias del cambio climático. En este sentido todos los modelos científicos demuestran que vamos a eventos extremos y una de las primeras implicaciones es la alteración de los sistemas hidrológicos. Estamos ante un fenómeno muy serio”, explica en entrevista José Luis Luege, exdirector de Conagua.
Asegura que “hoy se vive una emergencia en el planeta como consecuencia del agravio a la biodiversidad y la contaminación. Eso afecta principalmente al agua, lo que además representa un reto para todos los gobiernos del mundo”.
Otro estudio que centra la atención en el tema es el que publicó recientemente la revista científica Nature bajo el título de Futura escasez de agua en las zonas urbanas a nivel mundial y posibles soluciones, el cual detalla que para 2050 al menos 20 de las principales megaciudades del mundo enfrentarán una severa escasez de agua.
El principal factor, de acuerdo con la investigación, es el crecimiento de la población, que provocará una alta demanda en el recurso hídrico. Se advierte que “la población urbana mundial que enfrenta escasez de agua aumentará entre mil 693 y dos mil 373 mil millones de personas (casi un tercio de la mitad de la población urbana del planeta) para 2050”.