LA MARIPOSA MONARCA, A LA LISTA ROJA DE ESPECIES AMENAZADAS

Aparece en la categoría “En peligro”, lo que indica que su migración enfrenta un riesgo alto de extinción en vida silvestre como producto del cambio climático y la destrucción de su hábitat.

Martha Mejía
Bienestar
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La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) presentó la actualización de la Lista Roja de Especies Amenazadas, en la que la mariposa Monarca (Danaus plexippus) aparece en la categoría de “En peligro”.

“La actualización de la Lista Roja destaca la fragilidad de las maravillas de la naturaleza, como el espectáculo único de las mariposas Monarca que migran miles de kilómetros”, indica al respecto Bruno Oberle, director general de la UICN.

“Para preservar la rica diversidad de la naturaleza necesitamos áreas protegidas y conservadas, efectivas y gobernadas de manera justa, junto con una acción decisiva para responder al cambio climático y restaurar los ecosistemas”, señala.

La UICN dice que ahora la Monarca se clasifica en la categoría cuatro de ocho de mayor riesgo, es decir, En peligro. La clasificación va desde Datos insuficientes, pasando por Preocupación Menor, Casi amenazada, Vulnerable, En peligro y En peligro crítico hasta Extinto en estado silvestre y Extinto.

Viaje

Las mariposas Monarca, con sus colores característicos naranja, negro y blanco, son quizá las más conocidas en todo el mundo. También son famosas por hacer su migración anual a fines del verano desde el sur de Canadá y el norte y centro de Estados Unidos, hasta el sur de California, Florida y México.

Durante estas migraciones las mariposas viajan miles de kilómetros y sufren un riesgo considerable de mortalidad. Ellas dependen fundamentalmente del algodoncillo, que constituye prácticamente el único alimento de las larvas. De esta planta reciben el veneno y la toxicidad que necesitan para enfrentarse y salvarse de sus depredadores.

Las mariposas adultas reproductivas viven de cuatro a cinco semanas. Sin embargo, cuando se acerca el otoño, en Estados Unidos y Canadá nace una generación especial conocida como Matusalén.

Las Matusalén son las únicas que pueden realizar la migración y hacen un solo viaje de ida y vuelta: recorren alrededor de 120 kilómetros por día y realizan su trayecto en aproximadamente 33 días.

Para cuando comience la migración invernal de la siguiente temporada varias generaciones de verano habrán vivido y muerto; y serán los tataranietos de los migrantes del año pasado los que realicen el viaje. De algún modo las nuevas generaciones conocen el camino, siguen las mismas rutas que sus antecesoras y en ocasiones incluso vuelven al mismo árbol.

Su migración tiene fundamento biológico en protegerse de las temperaturas invernales extremas de Norteamérica. Los bosques de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca en México reúnen las condiciones climáticas necesarias para que año con año el lepidóptero encuentre un refugio que le asegure la sobrevivencia en los meses de noviembre a marzo.

Amenazas

En las últimas dos décadas la población de Monarcas migratorias del este de Norteamérica ha disminuido en más de 80% a causa de factores como el cambio en el uso del suelo que degrada los ecosistemas terrestres en Norteamérica, el uso de herbicidas en los sitios de reproducción de Estados Unidos que elimina las plantas de algodoncillo, esenciales para la reproducción de este insecto, y la degradación de los bosques de hibernación en México.

El último análisis científico indica que el uso de herbicidas fue el factor más importante en la disminución de su población de 1994 a 2003, mientras que de 2004 a 2018 el factor determinante fueron las variaciones en el clima durante el verano en los sitios de reproducción de la población del este de Norteamérica, que afecta tanto la presencia de algodoncillos como a los estados inmaduros del ciclo de vida de las mariposas.

En México la presencia de la Monarca que migra desde Canadá y Estados Unidos para pasar el invierno en los bosques del Estado de México y Michoacán ha descendido drásticamente desde la temporada 1996-1997, cuando alcanzó una ocupación de 18.19 hectáreas de bosque: en la más reciente temporada de hibernación (2021-2022) la mariposa ocupó solo 2.84 hectáreas.

Cambio climático

Fue el mes pasado cuando autoridades ambientales señalaron que la Monarca era uno de los insectos que se adapta a los cambios climáticos al modificar la fecha de su partida de México.

“Ellas se adaptan a las condiciones extremas climáticas. Vivimos en tiempo real la adaptación de esta especie en el tema de cambio climático. Se empezaron a ir a mediados de febrero, cosa que generalmente nunca sucede, pero la Monarca siempre entiende qué está pasando en cuestiones ambientales en el norte del continente”, comenta al respecto Gloria Tavera, directora regional de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de México (Conanp).

No obstante, a pesar de esta rápida adaptación, el cambio climático alcanzó a la especie. “Ha impactado significativamente a la Monarca migratoria y es una amenaza de rápido crecimiento; la sequía limita el crecimiento del algodoncillo y aumenta la frecuencia de incendios forestales catastróficos; las temperaturas extremas desencadenan migraciones más tempranas antes de que el algodoncillo esté disponible, mientras que el clima severo ha matado a millones de mariposas”, indica la UCNI.

De acuerdo con los especialistas el ingreso de la Monarca a la Lista Roja representa una oportunidad para la especie, “ya que con esta designación los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México poseen las bases científicas para apoyar y colaborar en todas las iniciativas de las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado que busquen restaurar y conservar los ecosistemas de esta emblemática especie”.

Anna Walker, miembro del Grupo de Especialistas en Mariposas y Polillas de la CSE-UICN, quien dirigió la evaluación de la Monarca, puntualiza que “es doloroso ver a estas mariposas y su extraordinaria migración tambalearse al borde del colapso, pero hay signos de esperanza”.

En este sentido indica que muchas personas y organizaciones se unen para tratar de proteger a esta mariposa y su hábitat. “Desde plantar algodoncillo nativo (solo en Estados Unidos, pues no es recomendable cultivarlo en México porque eso alienta a la Monarca a quedarse en el país en lugar de partir hacia el norte), reducir el uso de pesticidas hasta apoyar la protección de los sitios invernales… Todos podemos jugar un papel para asegurarnos de que este insecto icónico se recupere por completo”, afirma.