LA CRISIS CLIMÁTICA DESATA OLEADA DE DESASTRES EN TODO EL PLANETA

Es imprescindible cambiar de rumbo

Ricardo Pérez Valencia
Bienestar
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“El cambio climático inducido por el hombre provoca cada vez con mayor frecuencia fenómenos meteorológicos y climáticos extremos en todas las regiones del mundo”, concluyó en su más reciente informe el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la Organización de Naciones Unidas (ONU), órgano encargado de evaluar los conocimientos científicos relativos a este problema global.

La ola de calor extremo y sin precedentes que se extiende ahora por gran parte de Europa, el norte de África, Oriente Medio y Asia, sin dejar de lado algunas regiones de América, no es sino un indicador de que las emisiones de Gases de Efecto Invernadero causan extremos climáticos que afectan las condiciones de vida del planeta, coinciden los especialistas.

De hecho, añaden, está comprobado que los eventos climáticos extremos se dan ahora en el contexto de que el planeta es 1.1 grados centígrados más caliente que antes de la Revolución Industrial.

El IPCC apunta que “el cambio climático intensifica el ciclo hidrológico” en muchas regiones del mundo, lo que se traduce en una mayor intensidad de precipitaciones y las inundaciones asociadas.

Investigaciones globales señalan que solo el costo económico de los fenómenos meteorológicos extremos en 2021 fue de 329 mil millones de dólares a nivel mundial; el tercer año con mayor costo según los registros.

Esto equivale a casi el doble del total de fondos de ayuda provisto por los países ricos a las naciones en desarrollo ese mismo año.

Los costos de las pérdidas y daños en países de renta media y baja (los necesarios como para reconstruir casas y hospitales o proporcionar refugio y alimentos), podrían situarse entre los 290 mil y los 580 mil millones de dólares al año a partir de 2030. Esto no incluye pérdidas no económicas, como vidas humanas, patrimonio cultural, medios de vida y biodiversidad.

Efectos

Ningún continente está a salvo: por todo el planeta hay lo mismo sequías que inundaciones, olas de calor e incendios, amenaza de hambrunas, migraciones masivas a causa del cambio climático, tifones o huracanes, que causan destrucción masiva en el mundo.

Por lo menos 90% de los desastres se clasifican como relacionados con el tiempo y el clima. Cuestan a la economía mundial 520 mil millones de dólares al año. Y 26 millones de personas son empujadas a la pobreza como resultado.

Asimismo, el cambio climático es causa directa de la degradación del suelo. En la actualidad se calcula que alrededor de 500 millones de personas viven en zonas afectadas por la erosión, mientras que hasta 30% de los alimentos se pierden o se desperdician. Además, limita la disponibilidad y la calidad del agua para el consumo humano y la agricultura.

Por si fuera poco, es una amenaza para la paz y la seguridad internacionales porque se intensifica la competencia por recursos como tierra, alimentos y agua, exacerbando tensiones socioeconómicas y provocando desplazamientos masivos.

El Banco Mundial estima que si no se toman medidas más de 140 millones de personas en África Subsahariana, América Latina y Asia Meridional se verán obligadas a emigrar para 2050.

Los efectos negativos de la crisis climática revelan que quienes menos tienen se ven mucho más perjudicados. Entre tres mil 300 y tres mil 600 millones de personas —cerca de la mitad de la población mundial— viven en países altamente vulnerables a los impactos climáticos, ya sea por su ubicación geográfica o por su mala situación socioeconómica.

Perturbaciones

El informe del IPCC apunta que ya se observa un incremento de las sequías hidrológicas y agrícolas, es decir, las que afectan al agua embalsada y a la tierra de cultivo.

Hoy el impacto potencial es enorme, con predicciones de falta de agua potable, grandes cambios en las condiciones para la producción de alimentos y un aumento en los índices de mortalidad debido a inundaciones, tormentas, sequías y olas de calor.

De manera reciente ha trascendido que gran parte de Europa se encuentra en medio de una extraordinaria ola de calor que en muchos casos causa incendios forestales como los que golpean hoy, además de España y Portugal, a Inglaterra y Grecia, con las consecuentes pérdidas humanas y económicas.

Sin ir más lejos, en el último año se han presentado una serie de eventos extraordinarios. Por ejemplo, a mediados de 2021 una inusual ola de calor golpeó la costa del Pacífico de Norteamérica, desatando una oleada de graves incendios forestales y la muerte de cientos de personas. La zona cero fue un pequeño pueblo canadiense llamado Lytton, donde se registraron 49.6 grados Centígrados.

Del 12 al 15 de julio de 2021 fuertes lluvias causaron grandes inundaciones en varias regiones de Alemania, Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos. Murieron 222 personas y hubo importantes impactos en infraestructuras.

El 13 de julio del año pasado un incendio forestal bautizado por las autoridades como Dixie, que inició en los alrededores del cañón del río Feather, en el norte de California, y se dio por extinguido más de tres meses después.

Fue el segundo mayor incendio registrado en California, de acuerdo a datos de la Organización Meteorológica Mundial. Afectó casi 390 mil hectáreas.

En noviembre de 2021 el sur de la región canadiense de la Columbia Británica padeció lluvias históricas que dejaron cinco muertos y daños por valor de cientos de millones de dólares. Los dos días de intensas lluvias desencadenaron inundaciones y deslizamientos de tierra que aislaron a la ciudad de Vancouver. Fue el desastre natural más costoso en la historia de esta provincia.

A principios de este año, Madagascar, Mozambique, Malawi y otros países del sureste africano sufrieron graves inundaciones provocadas por una serie de tormentas tropicales, incluidos tres ciclones.

En marzo, casi de forma paralela, dos olas de calor en la Antártica y el Ártico llevaron a ambos extremos del planeta a alcanzar temperaturas muy por encima de lo normal. Unos días después de este episodio, una gigantesca plataforma de hielo marino milenario de mil 200 kilómetros cuadrados se desplomó en el glaciar Conger, desintegrándose en miles de icebergs que se perdieron en el océano.

En el hemisferio norte el Ártico se considera un punto rojo de la crisis climática: se ha calentado dos veces más que la media global.

Pakistán e India sufrieron entre marzo y mayo temperaturas mucho más cálidas de lo habitual para esas fechas, a lo que se sumaron precipitaciones también por debajo de lo normal. Murieron al menos 90 personas y sus efectos se pudieron notar en todo el mundo, ya que el calor y la sequía en la región provocaron que se redujera la cosecha de trigo y el gobierno de India vetase las exportaciones de este cereal.

A finales de mayo y principios de junio el noreste de Brasil sufrió fuertes inundaciones y deslizamientos de tierra luego de lluvias excepcionalmente intensas. En el estado de Pernambuco fallecieron 133 personas y otras 25 mil fueron desplazadas de sus hogares.

Hace poco más de un mes, a mediados de junio, la Península Ibérica vivió la primera ola de calor del año cuando ni siquiera había empezado oficialmente el verano. Fue extraordinaria por lo temprana y por las temperaturas tan altas que se alcanzaron: más de 40 grados.

En los últimos días el calor extremo se apoderó de partes de Europa occidental, con incendios forestales en Francia, España, Grecia y Reino Unido; y una sequía que empeora en Portugal.

Se calcula que más de mil 100 personas han muerto debido a la ola de calor en curso en el sur de Europa.

En América una ola de calor y temperaturas sin precedentes superarán la marca del siglo para 60 millones de personas en Estados Unidos. Se prevé que las temperaturas por encima de lo normal y peligrosas continúen en gran parte del país durante al menos las próximas semanas.

Ante esto, el presidente Joe Biden calificó el cambio climático de “peligro claro y presente”, mientras preveía una lista de acciones ejecutivas destinadas a combatir la crisis. Entre ellas anunció que destinará dos mil 300 millones de dólares para las comunidades que enfrentan calor extremo y nuevos pasos para impulsar la industria eólica marina.

Si bien no llegó a declarar una emergencia climática nacional oficial, insinuó que podría hacerlo tan pronto como los demócratas y activistas lo animen a elevar la emergencia frente a la crisis y a desbloquear nuevos recursos federales para combatirla.

México

Nuestro país, por supuesto, no es la excepción. En días recientes se agravó la situación de sequía que padece Nuevo León, particularmente la zona metropolitana de Monterrey, que registra una de las mayores crisis hídricas en más de tres décadas.

Sin embargo, las dificultades con el agua no son exclusivas de ese estado. De hecho, la crisis es tan o más grave en otros puntos del país, de acuerdo con el monitoreo de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Ante esta situación, la Conagua publicó en el Diario Oficial de la Federación un acuerdo en el que establece que ante la situación de falta de agua en el norte del país, “se podrán reducir de forma temporal los volúmenes de aprovechamiento de líquido concesionado a usuarios en las cuencas afectadas, todo esto para abastecer a la población que lo requiera”.

El acuerdo afirma que alrededor de tres cuartas partes del país sufren por falta de lluvia, mientras que poco más de la mitad experimenta sequía de severa a extrema.

Destacan entre las entidades que padecen una sequía extrema Sonora, Chihuahua, Coahuila y Baja California, mientras que en sequía severa están Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí y Sinaloa.

La declaratoria de emergencia comenzó el 13 de julio y tiene como objeto regular acciones de los titulares de concesiones para la explotación, uso o aprovechamiento de aguas nacionales.

A fin de apoyar a la población de diversas entidades que se han visto afectadas por disminución en el abasto de agua potable, la Conagua mantiene operativos en diferentes partes del país.

De esos operativos, 13 están a cargo de las Brigadas de Protección a la Infraestructura y Atención de Emergencias (PIAE) y se desarrollan en Baja California Sur, Coahuila, Jalisco, Nuevo León, San Luis Potosí y Sonora.

En Monterrey, con el fin de ayudar en la contingencia, el sector industrial del estado de Nuevo León se comprometió a aportar 24.7 millones de metros cúbicos de aguas subterráneas que tienen en concesión, mientras que el sector agrícola anunció que cederá la mitad de sus derechos de aguas subterráneas a favor del estado.

Legislación

En tanto, uno de los pendientes en el Congreso de la Unión es la expedición, por mandato constitucional, de una Ley General de Aguas, una norma general que establezca los mecanismos de coordinación de los tres niveles de gobierno y de participación ciudadana para garantizar el derecho humano al vital líquido.

De hecho, en 2012 se publicó una reforma constitucional al respecto como una obligación del Estado mexicano y se fijó un plazo de 360 días para expedir la ley reglamentaria correspondiente, pero hasta la fecha esa ley sigue pendiente.

Un estudio del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, intitulado Iniciativas que abrogan o modifican la Ley de Aguas Nacionales, destaca que la mayoría de las propuestas legislativas que se han puesto sobre la mesa proponen modificar la ley vigente e incluso se plantea la expedición de un nuevo ordenamiento de carácter general como lo dispone el artículo 4 constitucional.

La investigación apunta que los temas que más interés generan en el Senado se relacionan con el uso doméstico y agrícola del agua, con aspectos institucionales en la gestión del agua y con la calidad de este líquido.

Buscar soluciones

“El cambio climático es la crisis definitoria de nuestro tiempo y ocurre aún más rápido de lo que temíamos; pero estamos lejos de no poder hacer nada ante esta amenaza global”, indicó el secretario general de la ONU, António Guterres.

Alertó que “estamos perdiendo la carrera de la emergencia climática, pero todavía podemos ganarla”. Y agregó que a medida que el costo del cambio climático alcanza niveles irreversibles llega el momento de emprender audaces acciones colectivas. La ciencia asegura que el cambio climático es irrefutable, pero también que no es demasiado tarde para detener su avance.

Para ello son imprescindibles transformaciones fundamentales en todos los aspectos de la sociedad: el cultivo de los alimentos, el uso de la tierra, el transporte de mercancías y el fomento de las economías.

Es cierto también que la tecnología contribuyó al cambio climático, pero tecnologías nuevas y eficientes pueden ayudar a reducir las emisiones y a crear un mundo más limpio. Ya hay soluciones tecnológicas disponibles para más de 70% de las emisiones actuales, la energía renovable es la fuente de energía más barata y los coches eléctricos están cerca de generalizarse.

“Las decisiones que adoptemos ahora pueden asegurar un futuro digno. Contamos con las herramientas y los conocimientos especializados necesarios para limitar el calentamiento”, sostiene Hoesung Lee, presidente del IPCC.

“Me alientan las acciones climáticas adoptadas en muchos países. Hay políticas, reglamentaciones e instrumentos de mercado que están resultando eficaces y que, si se amplían y se aplican de una manera más generalizada y equitativa, pueden respaldar una fuerte reducción de las emisiones”, puntualiza.

Cambio de rumbo

En general, indican los especialistas, en los próximos años es imprescindible cambiar de rumbo, lo que requerirá esfuerzos inmediatos, ambiciosos y concertados para reducir las emisiones, generar resiliencia, conservar los ecosistemas, aumentar la financiación para la adaptación y abordar las pérdidas y los daños.

La 27 Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 o

Cumbre de las Partes (COP27), que se celebrará en Egipto en noviembre de 2022, será una oportunidad crucial para que los gobiernos avancen en todos estos frentes y para que los países desarrollados demuestren su solidaridad con las naciones vulnerables.

Frenar el avance de la crisis climática no será fácil. Los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado deben dar un paso al frente, concluye el reporte del IPCC.

Numeralia

El número de desastres relacionados con el clima se triplicó en los últimos 30 años.

De 2006 a 2016 el aumento del nivel del mar a nivel global fue 2.5 veces más rápido que durante casi todo el siglo XX.

Más de 20 millones de personas al año se ven obligadas a abandonar sus hogares por los efectos del cambio climático.

Naciones Unidas estima que 1.23 millones de personas han muerto y cuatro mil 200 millones se han visto afectados por sequías, inundaciones e incendios desde 2000 a la fecha.

El costo económico total de los fenómenos meteorológicos extremos en 2021 fue de 329 mil millones de dólares a nivel mundial.

Se estima que para 2030 adaptarse al cambio climático y hacer frente a los daños costará a los países en desarrollo entre 140 mil y 300 mil millones de dólares al año.

Al menos 97% de los científicos atribuye el calentamiento global a las actividades humanas.

Los países con mayor recurrencia de fenómenos meteorológicos extremos (Afganistán, Burkina Faso, Burundi, República Democrática del Congo, Haití, Kenia, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, Uganda, Chad, Sudán y Zimbabue) emiten 1.4% del total de emisiones globales.

Casi el 1% más rico de la humanidad es responsable del doble de emisiones que el 50% más pobre.

Los países ricos proporcionaron 178 mil 900 millones de dólares en Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) en 2021. Esto equivale a 0.33% del ingreso nacional bruto conjunto de los países donantes.

El hambre podría estar cobrando una vida cada 48 segundos en África Oriental, devastada por la sequía.

Para mil 800 millones de personas en el mundo 2021 fue el año más caluroso.

Ocho de los diez años más cálidos han ocurrido en la última década.

Fuentes: IPCC, UNAM, Climate Analytics y PNUMA

Enfoques de adaptación

Programas sociales La reconfiguración de los programas de protección social puede reducir la vulnerabilidad de las comunidades urbanas y rurales a una amplia gama de riesgos climáticos.

Con base en ecosistemas Abarca una amplia gama de estrategias, desde la protección, restauración y gestión sostenible de los ecosistemas hasta prácticas agrícolas más sostenibles, como la integración de árboles en las granjas, el aumento de la diversidad de cultivos y la plantación de árboles en los pastos. La colaboración significativa con los pueblos indígenas y las comunidades locales es parte integral del éxito de estas medidas.

Nuevas tecnologías e infraestructura La evidencia emergente sugiere que combinar soluciones con base en la naturaleza y opciones de ingeniería abre el acceso tanto a mejores tecnologías como a variedades de cultivos más resilientes, cría mejorada de ganado o energía solar y eólica; también puede ayudar a fortalecer la resiliencia.

Fuente: World Resources Institute

Otros estados

En Chihuahua se reportó en marzo que 20 de los 67 municipios del estado tenían afectaciones por sequía, además de 35 localidades con estado de “anormalmente seco”. El 21 de junio el gobierno estatal llevó a cabo el primer bombardeo de nubes en la Cuenca del río Conchos para generar precipitaciones pluviales durante los próximos meses.

La sequía afecta a la mayoría de los 38 municipios de Coahuila; en algunos las temperaturas superan los 35 grados Centígrados, secando las fuentes de abastecimiento de agua para los animales. La sequía está cobrando la vida del ganado.

Sonora inició el año con el programa Combate a la sequía, que consiste en la inducción de lluvias en el polígono de El Novillo y el Río Sonora. En el primer operativo tuvo 95% de efectividad.

Casi 100% de los municipios de Aguascalientes, Baja California y Sonora reportan algún grado de sequía.

Entre 80 y 95% de los municipios de Coahuila, Chihuahua, Querétaro y San Luis Potosí registran sequía.

Fuente: Conagua