De acuerdo con la Marina-Armada de México el sargazo llegó este año de forma anticipada a las costas del Caribe mexicano: desde el 15 de febrero se recolectaron 97 toneladas de sargazo en mar y más de nueve mil 400 toneladas en tierra, pero se prevé que podrían arribar en total hasta 32 mil toneladas, por lo que se adoptaron planes para esa contingencia.
“Trataremos de evitar que ese sargazo llegue a las playas. Si llega, habrá que recolectarlo”, explicó el almirante secretario José Rafael Ojeda Durán.
El titular de la Semar informó además que para esta temporada 2022 se tienen desplegados 328 elementos navales, once buques sargaceros, 23 buques de apoyo y cinco unidades aéreas.
Participan en ello los mandos navales de la Quinta Región Naval (Isla Mujeres, Quintana Roo), Décimo Primera Zona Naval (Chetumal, Quintana Roo) y Sector Naval de Cozumel.
También hay 618 personas mediante programa de empleo temporal para la recolección de sargazo utilizando barredoras de playa, bandas recolectoras y diversa maquinaria.
La limpieza de sargazo en lo que va del año se realizó en los municipios de Isla Mujeres, Benito Juárez, Puerto Morelos, Cozumel, Solidaridad, Tulum, Othón P. Blanco y Mahahual, en Quintana Roo.
¿Qué es?
A finales del siglo XVI, cuando los reinos de Castilla y Portugal financiaban los viajes de exploración en busca de las Indias Orientales, los exploradores encontraron una gran extensión de algas flotantes, tan grande que llegaba a envolver los navíos. A juicio de los marineros estas algas de color café eran muy parecidas a una variedad de uva llamada salgazo. De ahí que la zona fuera conocida desde entonces como el Mar de los Sargazos.
Se trata en realidad de un ecosistema flotante que circula en el sentido de las manecillas del reloj en el Atlántico, compuesto de zonas de alimentación y rutas de migración de muchas especies como la anguila, el marlín blanco o el dorado.
Es tal su importancia, que en 2015 los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Irlanda, Mónaco, las Azores y las Bermudas firmaron la Declaración de Hamilton, iniciativa que protege al Mar de los Sargazos.
No obstante, desde 2011 diversos factores como el cambio climático y la modificación de las corrientes marinas han hecho que el sargazo que originalmente flotaba en el Mar de los Sargazos ahora se haya extendido alcanzando a varias islas y países del Caribe, desde África hasta Florida, causando problemas tanto ecológicos como económicos, sobre todo en la industria turística.
El sargazo pelágico pasa toda su vida flotando porque tiene unas vesículas llenas de aire que le ayudan a flotar y conforme pasa el tiempo en el mar estas crecen de forma asexual, por lo que pueden duplicar su biomasa muy rápido, explica a Vértigo Rosa Elisa Rodríguez Martínez, investigadora de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM.
“Se cree que el agua más cálida del Caribe favorece su crecimiento y también la gran carga de nutrientes que hemos vertido al océano, además del polvo del desierto del Sáhara, hacen que estas algas florezcan en el agua cálida y aumente su abundancia”, explica.
Problema
El sargazo arribó al Caribe mexicano desde finales de 2014, intensificándose en 2015; en 2018 el volumen fue exagerado; su llegada continuó hasta septiembre de 2019 y después decayó.
Durante 2020 se recogieron 544.5 toneladas de sargazo en mar y 18 mil 246.19 en tierra para un total de 19 mil 054.39 toneladas. Y en 2021 fueron mil 438.29 en mar y 43 mil 429.71 en tierra, para un total de 44 mil 913.
“No todos los años llega la misma cantidad, pero el pronóstico para 2022 no es nada alentador. Por ejemplo, en abril, de acuerdo con las mediciones con imágenes de satélite, se alcanzó una cantidad récord de toneladas de sargazo en el Caribe. ¡Y en mayo llega 60% más sargazo que en abril! Es decir que durante este mes y los siguientes tres (que son cuando se reproduce más la microalga) van a llegar cantidades bastante elevadas, inclusive puede ser más que en 2018”, indica Rodríguez Martínez.
El problema del sargazo, puntualiza la investigadora, es la gran acumulación de materia orgánica que se queda en las playas, que de no recolectarse a tiempo (de uno a dos días después de su arribo a una playa) empieza a descomponerse (despide un olor a huevo podrido) y a generar gases tóxicos, como gas de ácido sulfhídrico y metano, y lixiviados que contienen metales, entre los cuales destaca por su peligrosidad el arsénico (se ha encontrado en concentraciones altas en muchos lugares del Caribe donde recala el sargazo).
“Por eso hay que recogerlo lo más pronto posible, antes de que regrese al mar, y llevarlo a sitios habilitados para su disposición final”, explica.
El sargazo también puede traer organismos pegados que son urticantes y son capaces de provocar dermatitis, además de que acarrea basura, así como objetos punzocortantes, por lo que no es recomendable meterse en zonas donde las acumulaciones sean ya muy grandes.
También la parte ecológica resulta severamente afectada. “Desde 2015 empezamos a ver una afectación a pastizales marinos. Los lixiviados hacen que el agua se ponga café y no deja pasar bien la luz, disminuye la concentración de oxígeno, aumenta la cantidad de amonio, de sulfuros que modifican la calidad del agua costera”, dice.
Ya para 2018, agrega, “reportamos la mortalidad masiva de peces, crustáceos, moluscos; todos los organismos que estén cerca de las playas se pueden ver afectados debido a este cambio en la calidad del agua, que también incluye a los nutrientes; las aguas del Caribe se caracterizaban por ser bajas en nutrientes y ahora tienen toneladas de nitrógeno y fósforo: todo esto tiene un impacto tremendo en los ecosistemas”.
Tampoco el turismo se salva. “El sargazo también representa un alto costo para los hoteleros, porque ellos costean la mayor parte de la limpieza, el personal que opera la maquinaria, el mantenimiento a las máquinas, el transporte del sargazo”.
Además enfrentan impactos en sus hoteles porque los gases que expide el alga descompuesta pueden dañar aires acondicionados, elevadores e instalaciones eléctricas. Todo esto podría tener un impacto de seis a diez millones de pesos al año por kilómetro de playa. Entonces “si bien no están llegando menos turistas, a los hoteleros sí les está costando carísimo mantener ese turismo”, afirma la especialista.
¿Qué hacer?
Para poder contener al sargazo existen tres estrategias: poner barreras cerca de las zonas a donde puede arribar, sacarlo del agua con unas embarcaciones especializadas conocidas como sargaceras o recolectarlo directamente de las playas.
“Si se coloca una barrera en el mar y se recoge ahí su impacto no resulta tan grave, ya que cuando llega a una playa y se mezcla con la arena ocasiona erosión en el lugar una vez que se le retira”, indica Rodríguez Martínez.
No obstante, el problema no termina ahí, puesto que actualmente lo que pasa con el sargazo es que una vez que la macroalga es retirada de la playa se tira en calles, camellones o terrenos baldíos.
“Se debe destinar más maquinaria, formar más cuadrillas de trabajadores que limpien las playas, habilitar los sitios de exposición con geomembranas y darle un tratamiento de residuo peligroso. Pero para todo eso es necesario más presupuesto por parte de la Federación, de los estados y de los municipios para que realmente se puedan atender la mayor parte del litoral, no solo la zona turística, sino también las zonas de importancia ecológica”, finaliza.