DAN GATO POR LIEBRE EN PESQUERÍA

En el país casi 40% de la pesca podría provenir de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.

Martha Mejía
Bienestar
fresh seafood on ice

¿Le gusta el pescado? ¿Lo acostumbra comer por su alto valor proteínico? Entonces esto le interesa, porque en el país una de cada tres veces que compramos algún producto del mar nos dan una especie distinta a la que pedimos.

Por ejemplo, el basa, pescado que se importa principalmente de Vietnam y China, se vende como corvina y lenguado, especies de pesca silvestre y nacional, mientras que el huachinango es sustituto del bagre, especie cuyo valor económico puede llegar a ser tres veces menor.

De acuerdo con el informe Gato x liebre: detectives del fraude, que realiza desde 2018 la organización internacional Oceana, existe hasta 59% de sustitución de especies marinas para el consumo humano.

La sustitución de especies, explica Mariana Aziz, directora de Transparencia en Oceana, “sucede cuando nos venden una especie de menor valor como una especie más cara; nos dan una especie de importación o acuicultura como si hubiese sido capturada en mares mexicanos; y nos venden especies en peligro o capturadas ilegalmente”.

En esta edición de Gato x liebre la sustitución general en pescaderías, supermercados y restaurantes de la Ciudad de México y Mérida fue de 37% en promedio; en restaurantes de 40%; en pescaderías de 54%; y en supermercados de 11 por ciento.

Bacalao que es tiburón

De acuerdo con el informe tres especies de tiburón se venden bajo otros nombres, a saber: tiburón puntas negras, tiburón grácil y tiburón azul. Estas especies se ofertan vendidas bajo el nombre de “cazón” y “bacalao”.

En el primer caso (el cazón) la problemática se presenta toda vez que esta categorización comercial engloba solo ocho especies distintas de tiburón, ninguna de las cuales se pudo identificar en las muestras recabadas por este estudio. De igual manera, se encontró que la especie anunciada como bacalao en realidad era tiburón azul.

“Al no saber qué especies de tiburón son las que realmente se capturan, ya que muchas de ellas se venden bajo el nombre genérico de cazón, o incluso como especies de pescado, no podemos saber realmente qué especies se pescan, en qué volumen y cuáles son las que se comercializan. Esto dificulta que exista un manejo correcto de las especies donde se tomen en cuenta sus características biológicas, su abundancia, ciclos de reproducción y tamaños adecuados para su pesca, lo cual permitiría un manejo sustentable que asegure la conservación de las diversas especies de tiburón existentes”, explica Aziz.

Y agrega: “Este desconocimiento sobre las especies que compramos también afecta al consumidor, pues al no tener información pertinente tampoco podemos tener una toma de decisiones de consumo concientizada”.

Marlin… que no es marlin

Otro ejemplo de sustitución es el marlin. “En los tres estudios de Gato x Liebre nunca hemos encontrado marlin. Esto tiene sentido, ya que es una especie reservada para la pesca deportiva y cuya comercialización se encuentra prohibida. De igual forma existe una cuota asignada a pesca incidental de marlin proveniente de la pesca comercial. Sin embargo, este volumen difícilmente podría cubrir la demanda que existe de este producto”, indica la directora de Transparencia en Oceana.

Aún así, dice, sigue siendo anunciado como un producto disponible en supermercados, pescaderías y restaurantes. Tal vez ha llegado el momento en que estos establecimientos dejen de anunciar la venta de marlin, ya que se ha comprobado que existe una sustitución de 100% al respecto.

De esta manera, los consumidores podrán saber realmente cuál es la especie que están consumiendo y su verdadero precio.

Pesca ilegal

Por si no fuera suficiente la sustitución de especies trae otro problema de repercusiones realmente trascendentes en diversos ámbitos: la pesca ilegal.

En México esta situación representa una enorme amenaza. Se estima que en el país casi 40% de la pesca podría provenir de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Al no saberse realmente qué especie es la que se comercializa, no existe ninguna certeza de que esta fuera capturada al amparo de un permiso, siguiendo las normas de manejo y conservación como es el respeto de los periodos de veda, tallas mínimas, volúmenes máximos permitidos o el respeto a zonas donde se prohíbe la pesca.

Al no poder diferenciar el producto capturado al amparo de las normas, es decir, el producto legal del ilegal, ambos ingresan a los mercados compitiendo en igualdad de condiciones. Sin embargo, estos productos no son iguales. El producto capturado de manera ilegal genera competencia desleal para los pescadores que se aseguran de cumplir con la normatividad.

De igual manera pone en peligro los esfuerzos de manejo y conservación de las especies pesqueras, así como el equilibrio de los ecosistemas marinos, ya que no sabemos realmente qué especies son las que se están capturando, en qué volumen, incluso si se están capturando especies que se encuentran vulnerables o en peligro.

Adicionalmente a las afectaciones ya mencionadas, de acuerdo con Oceana, la entrada del producto ilegal imposibilita a los consumidores el poder tomar decisiones de consumo responsable.

“Seguramente nadie quiere consumir productos pesqueros provenientes de la pesca ilegal, de los cuales no tenemos certeza alguna de qué especie se trata o si se pescó de conformidad con las regulaciones de protección y conservación de especies pesqueras y hábitats marinos. Sin embargo, al no tener una cadena de valor transparente y trazabilidad de los productos pesqueros, hoy no se puede evitar que la pesca ilegal llegue a nuestros platos”, expone Aziz.

—¿Cómo puede México evitar la sustitución de especies?

—La trazabilidad es una de las herramientas disponibles para evitar que exista sustitución de especies. A través de ella se puede obtener información del pescado del barco al plato, es decir, desde que se captura hasta que llega a nuestras mesas. Actualmente México no tiene un sistema de trazabilidad que permita saber el origen y el camino que recorre el pescado que consumimos y en consecuencia persiste la sustitución de especies.

La falta de trazabilidad “es también una puerta de entrada para la pesca ilegal, pues al no poder distinguir qué se captura legalmente de lo que no, se deja en desventaja a las y los pescadores que cumplen con la ley”.

Ante este escenario, Aziz subraya que desde 2019 se trabaja en la Norma de Trazabilidad de Pescados y Mariscos, pero el proceso de aprobación no ha avanzado. “El aprobar esta norma aseguraría que comunidades pesqueras tuvieran acceso a mercados internacionales, compitieran en condiciones justas en mercados nacionales, cerraría la puerta a la pesca ilegal y evitarían sanciones”, finaliza.