COVID-19: LECCIONES DE LA NATURALEZA

Día Mundial del Medio Ambiente

Martha Mejía
Bienestar
Beautiful blooming meadow with many white and yellow flowers and animal, Roe deer, Capreolus capreolus, chewing green leaves

De acuerdo con la ONU la pérdida de la diversidad que la Tierra registra desde hace varias décadas amenaza hoy con incrementar los casos de zoonosis (enfermedades transmitidas de los animales a los humanos), provocando el derrumbe de las barreras naturales que protegen a nuestra especie, mientras que si se conservan podrían ser una poderosa herramienta en la lucha contra pandemias como la que ahora causa el Covid-19.

Por ello el Día Mundial del Medio Ambiente, a celebrarse el próximo viernes 5 de junio, resulta una excelente oportunidad para reflexionar sobre el efecto devastador que la humanidad ha ejercido sobre los recursos naturales disponibles.

Desde 1974 el 5 de junio se ha convertido en una plataforma global de alcance público que reúne a gobiernos, empresas, celebridades y ciudadanos en torno de un asunto ambiental apremiante.

En este 2020 el tema es la biodiversidad, motivo de preocupación tan urgente como existencial.

Pérdidas

José Sarukhán Kermez, titular de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), advirtió que “la pérdida de hábitat por la deforestación de bosques y selvas, así como el consumo de la llamada carne de monte, de especies silvestres, son los factores que en los últimos 40 o 50 años provocaron las epidemias en el mundo con enfermedades como el ébola, nipah, SARS y ahora el Covid-19”.

Durante la charla virtual ¿Imitar a la naturaleza? ¡Mejor vivir con y en ella!, el también ganador del Premio Tyler 2017, reconocimiento catalogado como el Nobel del medio ambiente, explicó que con la tala inmoderada que deforma los ecosistemas surgen “bichos y patógenos” que irrumpen en las poblaciones humanas.

Agregó que de todos los patógenos que provocan enfermedades en los seres humanos, más de mil 400 —dos tercios de ellos— se alojan en animales y esos albergadores no humanos están en los bosques y selvas, pero empiezan a tener contacto con nosotros por la reducción del hábitat, lo que genera una gran cantidad de epidemias al aumentar el número de vectores de diferentes enfermedades.

Explicó que en los últimos 200 años se han visto disminuidos los servicios que brindan los ecosistemas, como la calidad del aire, los microclimas, los polinizadores, la calidad del agua y la leña, entre otros, como resultado del efecto de la actividad humana.

Lo anterior, dijo Sarukhán, coloca al ser humano en una situación inestable porque ya hay erosión de suelos, pérdida de capacidad de captura de CO2 y aumento de la temperatura de la atmósfera, entre otros problemas.

Detalló que la fragmentación de bosques y selvas es un proceso que se da debido a la necesidad de sembrar más alimentos, pero con políticas agrícolas totalmente inadecuadas que utilizan indiscriminadamente fertilizantes, agroquímicos y pesticidas.

“La transformación de los ecosistemas también genera un desequilibrio tan fuerte, que en muchos casos provoca la dispersión de enfermedades. Esto es porque afecta más a los depredadores que a las presas, frecuentes hospederos de enfermedades”, aseguró.

Por su parte, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) apunta al “efecto de dilución” como la gran “vacuna natural” para evitar pandemias actuales y futuras.

Señala que al preservar la biodiversidad para que exista una mayor diversidad de especies se provoca un efecto de dilución. Por un lado se aumenta el número de especies en la cadena de contagio y por otro se produce un efecto cortafuegos natural provocado por una alta diversidad genética.

Covid-19

El virus causante del Covid-19 pertenece a la familia de los coronavirus, la cual agrupa a por lo menos 40 diferentes tipos de virus. De acuerdo con diversos estudios los coronavirus pudieron tener su origen evolutivo en los murciélagos.

“Los coronavirus son una familia de virus sumamente diversa en el planeta. Han estado con nosotros desde hace cientos de años. Hay cepas de coronavirus que afectan al humano, otras al ganado, otras a las mascotas y a la fauna silvestre en general”, explica en entrevista Óscar Rico Chávez, profesor titular de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM.

Por su parte Esther Quintero, subcoordinadora de especies prioritarias de la Conabio, explica que generalmente los coronavirus no saltan directamente hacia las personas sino a un animal que es el intermediario y después pueden llegar a los humanos.

Óscar Rico agrega que al decir que el origen del Covid-19 fue en los murciélagos no se debe entender que estos tienen la culpa: “Simplemente nos hemos acercado muchísimo a ellos, hemos invadido sus nichos, sus cuevas, nos alimentamos de ellos. En China es una costumbre consumir carne de murciélago debido a que es una fuente de proteína fácil de conseguir, es abundante y barata, además de que a eso se suma la creencia de que tiene poderes curativos”.

Tráfico de especies

Los especialistas indican que un factor determinante para el surgimiento del nuevo Covid-19 es que tanto en Wuhan, epicentro de la pandemia, como en toda China existen mercados vivos. “En estos se da una conjugación de muchas especies de fauna silvestre; conviven murciélagos, civetas, perros, reptiles, aves y demás animales; su sangre y sus heces vuelan en el aire; esos mercados son un caldo de cultivo para que estos virus puedan mutar y crear nuevas especies”, explica Óscar Rico.

En el caso del Covid-19 se especula y se tiene evidencia de que también tiene un origen de cruce entre murciélagos y el pangolín. “El pangolín es la especie más traficada en el planeta porque se piensa que tiene propiedades curativas, mágicas. La gente en el sudeste asiático lo come, lo consume, lo caza y lo vende en el mercado ilegal”, puntualiza Rico.

De acuerdo con la organización internacional Traffic entre 2017 y 2019 se confiscaron alrededor de 96 mil kilos de escamas de pangolín en Malasia, Singapur y Vietnam. También estima que en el mismo lapso unos 895 mil ejemplares se vendieron ilegalmente.

Contrarrestar daños

Para corregir los daños tan profundos que el ser humano ha causado a los ecosistemas en detrimento de su salud, opina José Sarukhán Kermez, es imprescindible usar la información científica que se tiene a la mano para poder regular la pérdida de ecosistemas, darle valor económico a las formas de uso sustentable, crear políticas públicas que ayuden a las empresas comunitarias, así como empoderar a las mujeres para que tengan las mismas oportunidades.

“Hay que hacer un esfuerzo serio de investigación para comprender las interacciones entre patógenos, vectores y hospederos ya que no son sencillas; ver los efectos que pueden tener diversos tipos de perturbación en los ecosistemas; asumir el compromiso de cero deforestación para finales de esta década en México, porque tenemos información para entender que la deforestación, el desarrollo agrícola y el cambio climático causan un incremento de enfermedades transmitidas por vectores”, finalizó el ex rector de la UNAM.