ADIÓS SEQUÍA: EN SEPTIEMBRE Y OCTUBRE, MÁS TORMENTAS Y CICLONES

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Martha Mejía
Bienestar
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Las tormentas tropicales son fenómenos naturales que se generan en varias regiones del mundo y afectan a muchos países; existen desde siempre y de acuerdo con las características del océano-atmósfera seguirán presentes en los mares de la Tierra.

“Son inevitables y por tanto es importante aprender a convivir con ellos: más que temerles se deben lograr medidas efectivas de prevención y concientización sobre lo que implica un fenómeno ciclónico en cualquiera de sus modalidades (depresión tropical, tormenta tropical o huracán)”, explica Alejandra Méndez Girón, coordinadora del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).

¿Por qué hay tantos en México?

La ubicación geográfica de nuestro país entre los océanos Pacífico y Atlántico es área de influencia de cuatro importantes centros generadores de ciclones tropicales: el Golfo de Tehuantepec, la Sonda de Campeche, el oriente del Mar Caribe y el Atlántico, lo cual favorece una alta incidencia de ciclones.

“En los últimos 50 años se generaron mil 697. De estos, 270 han impactado en México, 100 por el lado del Golfo de México y 170 por el Océano Pacífico. El promedio es de 34 ciclones tropicales al año. No obstante, no podemos decir que hayan aumentado en cantidad. En 2020 sí se dio un año extraordinario en cuanto al número, porque en total se registraron 52 ciclones. Sin embargo, hacia atrás el año que sigue en frecuencia es 2005 con 42 y el resto fueron años normales”, indica Méndez Girón.

El pronóstico que se tiene para este 2021, agrega, es que sean de 15 a 20 fenómenos. Solo si se excede nuevamente esa cantidad en este y los próximos tres años de manera consecutiva podrá afirmarse que hay cierta afectación en cuanto a la afluencia de estos sistemas.

“Donde sí notamos un cambio es en la intensidad; es decir, los ciclones ahora son más fuertes: toman categorías 3, 4 o hasta 5. Hay un cambio en el ascenso de la categoría que pueden alcanzar. Esta intensidad sí se relaciona con el calentamiento del agua de mar. Esta (agua en los océanos) tiene 31° C y al haber mayor energía en el mar los sistemas se vuelven más intensos”, explica.

No obstante, recalca, las lluvias que afectaron hace apenas unos días a Tula y Ecatepec no fueron atípicas. “Son lluvias normales, ya que por el momento no estamos afectados por ningún sistema a macroescala como los fenómenos de La Niña o El Niño, que provocan situaciones anómalas. Tenemos tres meses de lluvia y el suelo ya se está saturando”.

En este sentido apunta que esas precipitaciones se originaron por un canal de baja presión extendido desde Sonora hasta el centro del país, lo que dio lugar a un corredor de tormentas sobre dichas regiones, provocando fuertes lluvias con descargas eléctricas y granizo.

Septiembre intenso

Pero si se creía que junio y julio eran meses de temporal de lluvia por excelencia, la titular del SMN explica que septiembre es por mucho el mes con más cantidad de ciclones y ondas tropicales en el país, lo cual ocasiona que haya lluvias más intensas.

“Más de 36% de ciclones que pasan por México se dan en septiembre. Como pronóstico, esperamos que de uno a dos ciclones impacten este mes y dejen bastante lluvia, principalmente en el sudeste del país”, dice.

De hecho, agrega, se espera que se generen otros ocho ciclones en el Pacífico y siete más por el Atlántico. “Pero eso no quiere decir que estos 15 vayan a impactar en el país. Actualmente llevamos tres ciclones (Enrique, Nora y Grace) que ya impactaron; el promedio de ciclones que impactan por temporada al país es de cinco a seis; entonces, si consideramos ese promedio, faltarían dos o máximo tres ciclones que impactarían en México en los últimos meses de la temporada”, puntualiza Méndez Girón.
Para octubre, agrega, se prevé por lo menos uno más en la parte del sudeste, Golfo de México, y otro del lado del Pacífico, lo cual provocará acumulación de lluvias en ciertas regiones como el centro y sur del litoral del Pacifico y el sudeste.

En este sentido es importante prepararse, porque como ha llovido mucho este año el suelo ya está saturado de humedad y eso provoca que haya deslaves y que las inundaciones sean más fáciles, además de que en el mes de octubre los ciclones tienen trayectoria selvática y a veces se pueden estancar, principalmente en la zona del Golfo de México porque chocan con masas de aire frío, y al estancarse causan daños severos en Veracruz, Tabasco, Campeche e incluso una zona de Chiapas.

Por ello, indica, es muy importante estar informados, ya sea por medio de los medios de comunicación o bien acceder directamente a la página web del Meteorológico, estar atentos a los avisos que hay en radio, televisión y muy pendientes principalmente a los avisos que dé Protección Civil para seguir los lineamientos y poder cuidar nuestra propia integridad.

“Es importante seguir recomendaciones como no cruzar arroyos o ríos, salvaguardarse en lugares seguros cuando se den estos sistemas y en caso de que las condiciones de sus casas no sean adecuadas recurrir a los albergues que Protección Civil ofrece a la población”, añade.

Al cierre de esta edición la Comisión Nacional del Agua (Conagua) reportó que en las últimas horas la tormenta tropical Olaf se intensificó a huracán categoría 1. Su centro se localizó en Baja California Sur, con vientos máximos sostenidos de 120 kilómetros por hora y rachas de 150 km/h. Las precipitaciones que genera podrían provocar deslaves, incremento en niveles de ríos y arroyos, así como desbordamientos e inundaciones en zonas bajas.

Beneficios

De acuerdo con la titular del SMN, si bien los ciclones tropicales implican situaciones de riesgo para la población también traen consigo diversos beneficios. “Gracias a ellos se limpian la atmósfera y los caudales de los ríos y arroyos; se recargan los acuíferos para beneficio de la agricultura y ganadería; recargan las presas; se genera electricidad y se almacena agua para la población; mitigan el estado crítico de zonas de sequía, por ejemplo, en la parte del noroeste del país que este año venía de una sequía considerable. Con los sistemas Enrique y Nora se pudo acumular bastante agua en esa zona. También equilibran la temperatura de los océanos y renuevan los bosques”.

Un ejemplo puntual es que “antes de la tormenta tropical Beatriz en 2017 la presa Benito Juárez de Oaxaca tenía una capacidad de 14% y después de la tormenta subió a 82%. Luego, con la tormenta tropical Calvin, llegó a 100% de su capacidad. Estos dos sistemas hicieron posible este abasto de agua que en condiciones normales iba a tardar entre cinco y siete años”, dice.

En el caso del Cutzamala, apunta, las lluvias no han favorecido para la totalidad de su abasto. “En esa zona hemos tenido el problema de que no ha llovido lo suficiente, la lluvia se ha quedado en la parte oriental del centro del país, lo cual impide que se puedan recuperar estos sistemas. Sin embargo, esperamos que con los sistemas ciclónicos que faltan se pueda completar su abasto, además de que hay otros sistemas como las ondas tropicales que llevan agua a esa zona, pero hay que esperar más lluvia”, finaliza.