SIN GRANDES RECURSOS BUSCA LA VACUNA CONTRA EL SARS-CoV2

Estamos básicamente por iniciar las pruebas en animales.

J. Alberto Castro
Nacional
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Ella es la doctora Laura Palomares Aguilera, especialista en medicina molecular, principal impulsora de una vacuna contra el SARS-CoV-2, el nuevo coronavirus identificado como la causa de la enfermedad conocida como Covid-19, la cual continúa propagándose por todo el mundo.

Al frente de un grupo interdisciplinario de 50 investigadores del Instituto de Biotecnología de la UNAM la científica abre su laboratorio a Vértigo para detallar cómo han sido los primeros pasos dirigidos a conseguir “en un tiempo no necesariamente corto” la vacuna esperada por millones de seres humanos.

Flota la inquietud de por qué el interés en las vacunas: “Básicamente estoy convencida de que es la mejor manera de contender con las enfermedades infecciosas, porque es primordial prevenirlas y evitarlas. Un serio problema contemporáneo es el abuso y resistencia a los antibióticos. Tenemos muchas cepas resistentes que se producen por tratar erróneamente enfermedades virales con antibióticos”.

Luego de definirse como “fan de los virus” ya que “son tan poderosos que vea dónde nos tienen ahora”, argumenta: “No podemos correr contrarreloj como otros grupos científicos del planeta en pos de la vacuna contra el SARS-CoV-2 porque no contamos con el mismo recurso económico; además hacer vacunas es de alto riesgo ya que el sistema inmune es muy complejo, tan complejo como los mismos virus”.

Entregada por 20 años al diseño de vacunas contra los virus de la hepatitis B, rotavirus, virus adenoasociado e influenza, destaca: “Como las vacunas se administran a personas sanas hay poca tolerancia a efectos adversos. En cambio con los medicamentos ocurre lo contrario”.

Ante la magnitud de la actual pandemia la biotecnóloga menciona los otros proyectos de vacuna a nivel global, algunos con un desarrollo mucho más avanzado y probablemente disponibles en unos 18 meses. De las investigaciones en curso juzga que “representan distintas formas y modos de crear una vacuna. Hay innovación y riesgo. Además una vacuna no anula a las otras: puede haber muchas vacunas. Sería lo ideal”.

La doctora Palomares recuerda cómo era un dolor de cabeza no lograr una vacuna de modo puntual en sus primeros intentos, por lo que después de pensarlo a fondo se propone trabajar en una plataforma de vacuna, es decir, crear un formato universal con la versatilidad de modificarlo para cualquier virus.

“La plataforma es un sistema utilizado para producir vacunas contra otros virus. Iniciamos probándolo con los virus de zika y dengue, logrando resultados prometedores en animales”.

Para todos

El grupo científico de la UNAM persigue, afirma Palomares, utilizar las proteínas de virus no envueltos con la peculiaridad de poder autoensamblarse a otros. Incluso una vez ensamblados forman estructuras iguales a los virus. Los investigadores pueden modificar estas proteínas hacia el objetivo de advertir al sistema inmune de un peligro potencial que debe destruirse.

De hecho a nivel de laboratorio se ha logrado ensamblar la proteína viral en la región de la espiga o llave de SARS-CoV-2.

Doctora en Ciencias por la UNAM espera acelerar los pasos para lograr una vacuna efectiva contra el coronavirus. “Estamos básicamente por iniciar las pruebas en animales para evaluar si se producen los anticuerpos neutralizantes” que se necesitan. Señala que el objetivo central de la vacuna que realizan es, en palabras sencillas, “entrenar al cuerpo humano para defenderse del nuevo coronavirus”.

De las seis vacunas que actualmente se prueban en humanos la universitaria sostiene: “Su avance es entendible ya que al igual que nosotros también usan plataformas y están basadas en proteínas. Sin embargo la vacuna ChAdOx1 —creada por la Universidad de Oxford (Reino Unido)— utiliza como vector una versión atenuada de un adenovirus del chimpancé. Se trata de un virus vivo, no de una proteína. El procedimiento, sin duda novedoso, tiene cierto riesgo porque no hay ese tipo de vacuna probada para uso humano. También puede tener efectos secundarios en personas inmunodeprimidas”.

En contraste la estudiosa de microorganismos arguye cómo las vacunas logradas a partir de una proteína tienen efectos secundarios muy bajos. Incluso las proteínas virales que se autoensamblan son la base de la vacuna del virus del papiloma humano y de la vacuna hepatitis B, aprobada en los ochenta para uso humano.

Del intenso proceso de investigación en los siguientes meses la doctora Palomares anticipa: “Primero se necesita evaluar la vacuna en animales. El sistema inmune es muy complejo y no tenemos aún manera de emularlo si no es con animales. Imposible saltar la evaluación en animales. Tenemos las vacunas de zika y dengue con evaluación exitosa en animales. Representa una ventaja porque sabemos cómo procesarla, fabricarla, purificarla, caracterizarla, etcétera”.

Una vez efectuadas las pruebas con animales de la vacuna SARS-CoV-2 el paso uno es ver si efectivamente se producen anticuerpos en su contra, si neutralizan al virus y evitan su propagación. El paso dos será hacer en animales un ensayo de reto, el cual consiste en vacunar al animal y exponerlo al coronavirus. El equipo de la UNAM ahora planea los experimentos ya que se requieren laboratorios con nivel de seguridad muy alta.

Apasionada por su especialidad, precisa: “Una vez que hayamos hecho esto pasaremos a las pruebas con humanos para asegurar que la calidad del medicamento es la adecuada y no poner a alguien en riesgo”.

Como integrante de la élite científica de nuestro país califica el trabajo de sus colegas como intenso y extraordinario, pero los hallazgos y las innovaciones no llegan a las personas. En su campo los desarrollos en medicamentos y vacunas no cuentan con apoyos suficientes para hacerlos llegar a los pacientes.

“Otro dilema de orden social y moral es trabajar de cierta manera en una vacuna para que esta sea accesible a todos, sin excluir a los pobres, los migrantes y los sectores vulnerables de la población”, concluye.

México aporta

De acuerdo con el canciller Marcelo Ebrard nuestro país impulsa una iniciativa, junto a la ONU y la Unión Europea, orientada a la búsqueda de una vacuna universal que frene y prevenga el Covid-19.

México contribuirá con un millón de euros y con un equipo de alrededor de 18 personas para participar en la elaboración de la anhelada vacuna contra el SARS-CoV-2.

Además se invitó a la Universidad Nacional Autónoma de México, al Instituto Nacional de Nutrición, al TecSalud y al Centro de Investigación de la Universidad de Querétaro para sumarse a la investigación global.

Nuestro país participa también en tres protocolos de medicamentos para tratar el Covid-19.