FALLOS Y FALTA DE HIGIENE EN PRODUCTOS CÁRNICOS DE ESPAÑA

“Un riesgo para la salud del consumidor”.

Claudia Luna Palencia
Bienestar
Cárnicos

Inspectores mexicanos encontraron un panorama inquietante en una ronda de reconocimiento a una muestra de 24 empresas cárnicas españolas con las que nuestro país tiene contratos de importación.

Ya no es un secreto a voces que desde hace unos años tanto España como otros países de la Unión Europea enfrentan constantes y graves problemas de contaminación en los productos cárnicos, que terminan causando enfermedades y hasta muertes en los consumidores: solo de abril a junio de este año la UE emitió 132 alertas alimentarias.

Estas son constantes en España, lo cual revela que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación no hace bien su trabajo de velar por la seguridad alimentaria de la población… y el problema podría estarse exportando.

Precisamente, tres equipos de inspectores del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) de México encontraron un panorama inquietante en su pasada visita a España, en una ronda de reconocimiento a una muestra de 24 empresas cárnicas con las que el país tiene contratos de importación.

Su intención fue evaluar las medidas higiénicas sanitarias en todos los procesos: bienestar animal; mantenimiento antes y después de la muerte; condiciones de despiece; limpieza de las plantas; medidas de control en los empleados; verificación de presencia de veterinarios durante toda la jornada; condiciones de almacenamiento en las plantas españolas; eficiencia y capacidad de respuesta para detectar riesgos sanitarios; así como verificación de controles y que se cumplan las inspecciones oficiales y el correcto llenado de toda la documentación sobre cada proceso.

Como parte de la vigilancia estricta que marcan los acuerdos de importación y exportación de bienes perecederos, esta es una actividad rutinaria que suele llevarse con cierta periodicidad por parte de los profesionales encargados de salvaguardar las condiciones fitosanitarias.

Además, está circunscrita en el Tratado de Libre Comercio entre México y la UE que mutará —posiblemente el próximo año— hacia un nuevo Acuerdo Global modernizado que será necesario firmar entre las partes involucradas y ratificarlo en sus respectivos Parlamentos.

Se espera que con el Acuerdo Global México-UE, entre otras cosas, sean totalmente liberalizadas —sin aranceles— la mayor parte de los bienes y mercancías. Todos los productos cárnicos estarían incluidos.

Recientemente, en México, renunció Francisco Javier Trujillo Arriaga, funcionario que llevaba al frente del Senasica casi tres décadas. Y lo hizo objetando una serie de presiones para que su equipo relajase las inspecciones; fundamentalmente de los productos cárnicos importados por el país azteca, cuyo volumen permite abaratar el precio de la carne ante el consumidor nacional.

Esta dependencia federal tiene la atribución de “proteger los recursos agrícolas, acuícolas y pecuarios de plagas y enfermedades de importancia cuarentenaria y económica”. Es decir, es la primera autoridad que vela por que los productos que llegan desde el exterior para ser comercializados no se conviertan en un problema de salud pública que termine dañando o matando al consumidor: vigila la calidad de los alimentos importados.

Con base en estas prerrogativas un grupo de inspectores del Senasica viajó a España —como es costumbre hacerlo en el ámbito de los acuerdos comerciales— para realizar un registro in situ de una muestra de empresas cárnicas españolas con las que se comercia de manera habitual.

Se trató de un reconocimiento llevado a cabo en el segundo trimestre del año, cuyo resultado hizo saltar todas las alarmas.

Actualmente se tienen 342 plantas españolas habilitadas en el Sistema de Consulta de Plantas Autorizadas (Sicpa) del Senasica para la exportación de productos cárnicos a México a través del esquema de autorización conforme al procedimiento de prelisting establecido por el país azteca.

Ambas naciones, México y España, atravesaron un arduo y largo proceso de negociación para lograr que la industria cárnica española entrase al mercado nacional siempre y cuando cumpliese con una verificación cada tres años.

De acuerdo con información del Senasica, “respecto de las plantas de sacrificio que en su evaluación obtuviesen un dictamen favorable, serían enlistadas con una vigencia de tres años, haciendo la aclaración que los cerdos sacrificados deberían proceder de granjas con un sistema de explotación intensiva, es decir, en confinamiento”.

El informe completo de la dependencia terminó filtrándose al periódico El Economista, en España, y en el caso de México llegó a manos de Vértigo. Entre los hallazgos, la inspección mexicana encontró una serie de irregularidades en las cárnicas españolas, que constituyen un riesgo para la salud del consumidor: incumplimiento de la normativa sanitaria para exportar la carne a México; deficiencias sanitarias tanto en el área de conservado de los animales vivos como en los mataderos; en los procesos de despiece y de posterior procesamiento; plantas con moho, suciedad, utensilios que no son desinfectados correctamente; carne que no es tratada con la higiene necesaria para evitar una contaminación cruzada; carne tirada en el suelo y en contacto con la suela de los zapatos de los empleados; plagas, moscas, larvas o sanitarios para los empleados dentro de las mismas áreas de corte y de producción; empleados que no tienen rigurosos controles de higiene, ni protocolos, para evitar una contaminación cruzada; falta de veterinarios, inspecciones oficiales laxas o inexistentes, desinterés y un incorrecto llenado de los informes y documentos necesarios para las inspecciones sanitarias, así como falta de análisis para detectar infecciones por listeria o salmonella, entre otras.

Hacen mutis

Este informe lo remitió de manera confidencial la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE) a sus más de 800 empresas asociadas con la finalidad de llamar la atención hacia un grave problema que amenaza con provocarle al sector pérdidas superiores a los ocho mil millones de euros en exportaciones.

La bronca no solo es con México. Fuentes consultadas confirman que el año pasado un grupo de inspectores chinos viajó a España para realizar un reconocimiento en los protocolos de producción de carne ibérica con la intención de abrirle la puerta a España para exportar este insumo a China.

Sin embargo, fue imposible hacerlo; en su visita el grupo chino encontró que no cumplían con los protocolos exigidos por las leyes chinas. Lo mismo aconteció con Corea del Sur este año.

Vértigo buscó a Alberto Jiménez, director general de la ANICE, para contrastar su opinión y conocer qué pasa dentro de la industria cárnica española con sus procesos de higiene; no obstante, no se ha obtenido su pronunciamiento.

Tampoco fue posible ponerse en contacto con José Miguel Herrero, director general de la Industria Alimentaria, en cuya oficina llevan días argumentando que está de viaje.

El documento filtrado denuncia muchas irregularidades que parten desde lo más básico: faltan veterinarios. Al menos en siete plantas no hay personal veterinario presente en toda la jornada laboral en operaciones destinadas al corte, deshuese, corte y empaquetado de vísceras, despojos comestibles, embutidos curados y madurados de la especie porcina, así como productos cárnicos cocidos de las especies porcina y aviar.

Los inspectores también reportaron una relajación en la supervisión de los controles oficiales, el no cumplimiento oficial del llenado de los informes y en su caso hasta el desconocimiento por parte del personal veterinario de las instalaciones de la planta, como sucedió en una empresa dentro de la muestra.

“Cabe aclarar que durante las visitas de inspección en ocho plantas se detectaron incumplimientos a la legislación de la UE con relación a bienestar animal, inspección ant mortem, inspección posmortem, limpieza y sanitización de superficies; así como deficiencias en la aplicación de las buenas prácticas e infraestructura y mantenimiento de instalaciones, algunas poniendo en riesgo la inocuidad de los productos”, remarca el texto.

Son múltiples las irregularidades: “Durante el proceso de sacrificio se observó en tres plantas que las canales y cabezas estuvieron en contacto directo con superficies de no contacto, como son los pisos y bordes internos y externos de plataformas; así como con el empeine y la suela de las botas de los operarios, constatando la ausencia de actos de autoridad regulatorios”.

El Senasica también denuncia problemas críticos en al menos cuatro plantas por el visible riesgo expuesto a los productos cárnicos procesados debido a modificaciones en las instalaciones que afectan los flujos continuos de insumos, proceso y producto, favoreciendo la contaminación cruzada por el incremento no proporcional de la capacidad instalada en todas las áreas, lo que compromete el diseño higiénico de las instalaciones.

“Se identificó en once plantas acumulación de polvo en viguetas, techos, muros, estanterías, difusores, tuberías, luminarias, estructuras aéreas, zonas de sacrificio, de corte, almacenes de empaque, andenes y pasillos de embarques. De igual forma se constató riesgo de contaminación con materia y agentes extraños”, prosigue el informe.

A la falta de cumplimiento de las normas higiénicas exante y expost de los procesos, en algunos casos la ausencia de palpación de los órganos, la verificación correcta e higiénica del despiece y de su posterior procesamiento, el equipo mexicano halló que en cuatro plantas había “moscas, mosco de drenaje y otros insectos vivos” en las áreas de sacrificio y áreas de proceso.

El propio equipo supervisor llegó a cuestionar a los españoles si para ellos era aceptable producir con insectos sobre canales y en superficies.

Errores

Hace unos días se llevó a cabo un juicio contra la empresa sevillana Magrudis, acusada por un brote de listeriosis en el verano de 2019 que dejó cuatro personas muertas, provocó siete abortos y 244 hospitalizados por consumir carne de su marca La Mechá.

Los querellantes solicitan penas de hasta doce años de prisión para cuatro responsables directos, diez años para la oficial veterinaria del Ayuntamiento de Sevilla y dos para el arquitecto técnico.

Los representantes legales de Magrudis señalan como responsables de la magnitud del brote a las autoridades correspondientes por una incompetente falta de aplicación de las normas de vigilancia alimentaria. Al parecer, el Ayuntamiento de Sevilla no realizó ninguna inspección para otorgar la licencia de operación y, de hecho, la empresa siguió vendiendo chorizos y otros productos de marca blanca distribuidos en las grandes superficies de alimentación a pesar de lo ocurrido en La Mechá.

De acuerdo con la Agencia Española para la Seguridad Alimentaria (Aesan) y el Informe del Sistema Coordinado de Intercambio de Información (Sciri), el país ibérico tiene recurrentes alertas sanitarias internacionales, hasta 200 en promedio al año, por contaminación por listeria y salmonella fundamentalmente.

¿Por qué tanta dejadez en el sector alimentario español? Los dardos apuntan hacia el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que dirige Luis Planas.

Fuentes consultadas que piden su anonimato denuncian que toda la industria alimentaria, pero principalmente el sector cárnico, está controlado por una mafia y señalan al Ministerio como responsable directo “porque las inspecciones o son muy laxas o no existen o lo saben y lo están permitiendo”.

De las 24 empresas inspeccionadas por México en varias partes de España “dos pasaron los controles, cinco quedaron suspendidas y 17 tienen graves fallos de distinta índole; les han dado un tiempo para subsanar sus deficiencias y volverán a ser revisadas para verificar si han cumplido y pueden volver a ser dadas de alta o no”, revelaron las fuentes.