En mi sesión freudiana de la columna anterior apunté que uno de mis diez mayores miedos (el número dos en la lista, para ser exactos) era mi temor al cambio climático.
Pero desde el ominoso informe publicado en octubre por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el cual dice que tenemos hasta 2030 para evitar el apocalipsis, no había dedicado atención al tema, quizá por preferir los espirales hedonísticos de las vacaciones navideñas.
Así que tomemos un tiempo para analizar el panorama y ver si vamos por buen camino. (Spoiler: ¡No vamos!). ¿Listos, chatos? ¡Avancemos!
Empezamos este recorrido en noviembre, cuando el gobierno de EU publicó el National Climate Assessment. En mil 600 páginas 13 agencias federales advierten sobre los daños que el cambio climático causará en su país, incluyendo amenazas a la salud pública, climas extremos, peor calidad del aire, propagación de enfermedades por plagas, y falta de alimentos y agua. Al final, el costo de este congalito podría representar 10% del PIB para finales de siglo. Ahí nomás...
Saltamos a enero con un estudio publicado en Science que muestra cómo los océanos se están calentando a una velocidad más rápida de lo previsto. Este detallito tiene consecuencias aterradoras: más calor aumentará el nivel del mar y provocará inundaciones en las costas; conducirá a una mayor pérdida del hielo en los polos (lo que calienta aún más a los mares), y crea tormentas y huracanes más intensos. ¿Ahí la dejamos o le seguimos?
Plan
Ya en febrero apareció The Hindu Kush Himalaya Assessment, que concluye cómo el calentamiento global pondrá a la mitad de los glaciares del Himalaya en riesgo de desaparecer. Basta recordar que esta zona se considera “el tercer polo” por sus depósitos de hielo (hay más de 50 mil glaciares) y su desequilibrio afectará a una cuarta parte de la población humana (mil 650 millones de pelados) que dependen de los ríos para subsistir. ¡Pasumecha, Marimar!
Poco después los científicos lanzaron un balde de agua hirviendo con dos nuevos estudios. El primero (publicado en Science Advances) descubrió que debajo del Glaciar Thwaites —en Antártida Occidental— existe una “cavidad profunda” de casi diez kilómetros de largo por 300 metros de profundidad, significando que más de 14 mil millones de toneladas de hielo simplemente se derritieron.
Después, la NASA y la NOAA salieron a decirnos que 2018 fue el año más cálido registrado en la historia y el quinto año consecutivo en romper los récords de altas temperaturas a nivel global. La vida no vale nada, señores...
Escapemos de estos círculos infernales para preguntarnos: ¿existe alguna solución?
La respuesta: ¡quizá!
Porque aun cuando EU es el segundo emisor de carbono y Trump abandonó el Acuerdo de París los demócratas gringos al fin despiertan de su letargo y, liderados por Alexandria Ocasio-Cortez, publicaron el Green New Deal: un documento que traza la ruta para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero en el imperio yankee en 60% para 2030 y dejar en “cero” las emisiones totales para 2050. Aunque su aprobación es prácticamente imposible marcará la pauta para las elecciones de 2020.
Aquí en México el gobierno federal no ha planteado nada similar. Pero como servicio a la patria quiero regalarle a AMLO mi plan maestro: al sustituir los combustibles fósiles por energías renovables no solo ayudamos al planeta y detonamos una industria multimillonaria: también nos ahorramos 500 pipas, una refinería y eliminamos de tajo el problema del huachicol.
¡De nada, compadres!