MIEDO Y ODIO EN AÑO NUEVO

Y así iniciamos el año: con el presidente del imperio yankee furioso, solitario y asediado en múltiples frentes.

Juan Pablo Delgado
Columnas
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Quizá no debería sorprendernos a esta altura del partido, pero fue imposible no sentir en las últimas semanas una oscura sombra ominosa recorriendo a Estados Unidos. Porque si alguien terminó de manera turbulenta un —ya de por sí— inmensamente turbulento año es nuestro vecino del norte: Donald Trump.

Por 24 meses Trump ha gobernado de manera irracional, vengativa y paranoica. Pero el pasado diciembre fue apabullante para todos, terminando como uno de los meses más convulsionados de su presidencia. Vayamos por partes.

Nuestro teatro del absurdo inicia el martes 18 de diciembre.

En este primer acto vimos a la fiscal general de Nueva York ordenar el cierre de la Fundación Trump —el (dizque) brazo filantrópico del presidente— por sus múltiples fraudes. Por si fuera poco ese mismo día el otrora asesor de la Casa Blanca, Michael Flynn, recibió una paliza en su juicio criminal cuando el juez lo llamó “traidor” por mantener conversaciones con agentes rusos y turcos y mentirle al FBI. Si Flynn quiere salvar su pellejo tendrá que seguir colaborando con el fiscal especial Robert Mueller. ¡Grandes problemas para Trump!

Al día siguiente la fiebre del presidente incrementó. Sorprendiendo incluso a sus expertos militares (ni siquiera el Pentágono estaba al tanto) anunció —por Twitter, obviamente— el retiro inmediato de las tropas gringas de Siria: una decisión considerada por todos como una calamidad geopolítica. Claramente Vladimir Putin (también involucrado en Siria) celebró esta decisión.

Pero no se aceleren, que apenas empezamos. Menos de 24 horas después el secretario de Defensa, Jim Mattis, anunció su renuncia publicando una carta donde acusó a Trump de pisotear a sus aliados internacionales y de coquetear con “actores malignos”. Mattis planeaba chambear hasta febrero pero un iracundo Trump decidió jubilarlo el 1 de enero.

Trincheras

No conforme con el relajo que había armado, el mismo jueves 20 Donald anunció que la mitad de las tropas en Afganistán también se retirarán de aquel país. Esa misma noche indicó que no aceptará ningún presupuesto que no incluya cinco mil millones de dólares para el mentado muro fronterizo. El gobierno cerró a la medianoche del viernes 21 y al momento de escribir esto permanece parcialmente cerrado.

El fin de semana (sábado 22 y domingo 23) la fiebre consumió la mente del presidente y por medio de 24 tuits se atrincheró en su paranoia sobre la victoria militar en Siria, la seguridad fronteriza y el cierre del gobierno. Etcétera.

Pero si ustedes creían que el espíritu navideño domaría a Trump no han estado poniendo atención a las últimas dos semanas (o los últimos dos años). En vez de prepararse para celebrar en familia decidió iniciar una guerra contra la Reserva Federal culpándola de los terribles resultados financieros en Wall Street: los peores desde la Gran Depresión. ¡Lo que nos faltaba!

Y así iniciamos el año, con el presidente del imperio yankee furioso, solitario y asediado en múltiples frentes. Encarrerado para el tercer acto de su tragedia todo empeorará ya que ahora los demócratas controlan la Cámara de Representantes y podrán escudriñar todas las tranzas cometidas por Trump, incluyendo sus impuestos, su empresa familiar, su campaña presidencial en 2016, su comité de inauguración y su fundación. Y como este 2019 también será el inicio de la carrera presidencial rumbo a 2020, el miedo, el odio y la paranoia del presidente Trump solamente irán in crescendo.

Así que, queridos amigos, ¡feliz año nuevo y que Dios nos agarre confesados!

PD Escribo esta columna en la última semana de 2018 así que al momento de su publicación todo lo referido anteriormente bien pudo haber cambiado de manera violenta y radical.