El Gran Tour de la 4T entra en su recta final. Hasta ahora hemos recorrido las praderas latinoamericanas y los tenebrosos bosques europeos para conocer el panorama internacional que enfrentará la nueva administración. ¿Cuál ha sido el veredicto? ¡Un verdadero desastre!
En ningún lugar encontramos aliados naturales de AMLO. Prácticamente toda América Latina ha dado un giro a la derecha (o implosiona bajo dictaduras tropicales trasnochadas); y en Europa el neofascismo y el populismo multifacético tienen a la Unión en estado catatónico.
Huyamos de tan horrendas visiones y visitemos mejor al imperio que podría ser protagonista en el próximo sexenio: la República Popular de China.
Así, en caliente, una pregunta: ¿qué estrategia tiene AMLO para lidiar con la segunda potencia económica en el mundo? Del ronco pecho del nuevo canciller, Marcelo Ebrard: China es “uno de los países clave en la estrategia de diversificación económica” y AMLO buscará un “nuevo capítulo” en la relación bilateral.
¡Qué bonito es lo bonito!
Porque, en efecto, México necesita de manera urgente reducir su dependencia comercial con Estados Unidos, más ahora que nuestro vecino gobernante es un orate con un odio particular hacia aquellos con una piel más oscura que su naranja radiactivo.
¿Pero es factible un mayor acercamiento con los chinos? Del otro lado del Pacífico así lo creen e incluso ya nos coquetean discretamente.
Relación
Cuando se anunció que un alto funcionario del Partido Comunista de China vendría a la toma de protesta de AMLO el vocero de la Cancillería china, Geng Shuang, comentó que esto demuestra “el alto nivel de importancia que China otorga a las relaciones bilaterales con México”, agregando que somos “socios estratégicos