Un grupo de científicos del Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA) realizó un proyecto para encapsular el ácido kójico, obtenido de residuos agroindustriales, con aplicación contra el melasma, un tipo de hiperpigmentación de la piel.
El proyecto de los especialistas es un trabajo en conjunto con una empresa de Saltillo, Coahuila, en el que buscan aprovechar residuos de origen agrícola, destacó el investigador del Departamento de Materiales Avanzados del CIQA, Jorge Romero García.
En entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) explicó que el melasma es una enfermedad de la piel que produce hiperpigmentación, que aunque no causa consecuencias graves, genera estragos en el paciente, mientras que en algunos casos puede originar cáncer de piel.
El científico refirió que el ácido kójico propicia que reduzca o desaparezca, en ocasiones, la hiperpigmentación de la piel, por lo que para el desarrollo del proyecto emplearon residuos agroindustriales como rastrojo, cáscaras de semillas u otro tipo de materiales.
Una vez que la bacteria produce el ácido poliglutámico mediante la fermentación, lo excreta al medio de cultivo y del medio de cultivo se aísla, purifica, y el material puro es utilizado en la encapsulación del ácido kójico.
La encapsulación del ácido kójico, la realizaron con quitosán, otro polímero de origen biológico, el cual está presente en el caparazón de los crustáceos, de forma principal en camarones, langostas, otros organismos acuáticos y terrestres con este tipo de corteza.
“En CIQA, partimos del encapsulamiento del ácido kójico en cierto tipo de biopolímeros, particularmente trabajamos con biopolímeros producidos por bacterias de diferentes especies, en especial del género Bacillus, conocido en el argot científico como ácido poliglutámico ”, comentó.
Romero García apuntó que la principal aplicación del proyecto será en el sector médico. No obstante, puede aplicarse en la industria biotecnológica y farmacéutica.
“La siguiente etapa, dependiendo de la empresa, sería probar, en cultivo de células animales o humanas, la efectividad para la ignición de la formación del pigmento, sobre todo células que forman parte de la piel”, refirió el especialista.
Mencionó que una vez realizado lo anterior, investigarán que el material sea biocompatible, biodegradable, sin efectos tóxicos o e dañinos para las células o el organismo donde se desea aplicar.