Me entero de este dato muy sugerente: ya son cinco los Goldman Sachs Men en posiciones clave dentro de la administración Trump. Estos cinco magníficos son Gary Cohn (57, asesor económico en jefe), Steven Mnuchin (54, secretario del Tesoro), Dina Powell (44, subsecretaria de Seguridad Nacional), Steve Bannon (63, estratega principal), y ahora Anthony the Mooch Scaramucci (53, director de comunicaciones).
Y fuera de la nómina gubernamental pero cerca del corazón de Trump, el mero cacagrande de Goldman, el abogado Lloyd Blankfein, cuya frase se volvió inmortal: “Los bancos hacemos el trabajo de Dios” (justo cuando algunos analistas prevén que el predominio de las criptomonedas en el sistema monetario hará innecesarios a los bancos, centrales o no).
Por cierto, a don Lloyd no le ha ido nada mal últimamente: desde el triunfo electoral de Trump su fortuna personal se ha incrementado en 150 millones de dólares (más de un millón por cada día hábil).
Pero divago. El punto son las posibles consecuencias de la pregonada posición nacional proteccionista de Trump ante las comprobadas ventajas de una economía abierta. En suma, la chamba de oootro miembro del gabinete de Trump, el profesor y doctor en Economía de Harvard Peter Navarro (68, director del Consejo Nacional de Comercio), figura central en la renegociación del TLCAN, casi tan crucial como el secretario de Comercio, Wilbur Ross.
De entrada, míster Navarro parece bastante claridoso; crítico de China (entre su docena de libros sobresale Death by China), la califica de “el mayor tramposo del comercio en el mundo”. No sé si China efectivamente merece tal distinción, pero me cae bien que don Peter exprese sin rodeos su opinión.
Make America great again
Don Peter ha declarado que quiere que los tres países del TLCAN formen una “potencia manufacturera regional” (aunque antes quiso convencer a Trump de salirse por completo del tratado). ¡Pero su jefe insiste en construir un muro! ¿Cómo es eso, exclusión física e inclusión transaccional? ¿Socios, pero cada quien en su casa y Dios en la de todos? Suena bien: juntos, pero no revueltos. Puede que EU sea un gran país, pero francamente prefiero quedarme con los usos y costumbres de esta sucursal sur.
En fin, contra la idea darwiniana de que la evolución es un producto de la competencia (la supervivencia del más apto y tesis similares), las teorías biológicas más avanzadas sostienen que, por el contrario, la única vía para evolucionar es la colaboración, no la competencia (Evolución: un nuevo paradigma, 2003 ( http://iieh.org/evolucion/evolucion/evolucion-evolucion-un-nuevo-paradigma ).
¿Cuál de estas dos tendencias opuestas o al menos divergentes (proteccionismo-competencia vs. complemento-colaboración) se impondrá en el jaloneo por el TLCAN? No nos hagamos muchas ilusiones: don Peter sostiene que “EU debe ser duro para comerciar, defender los derechos de propiedad contra cualquier robo, imponer impuestos compensatorios, repatriar empleos y reducir los déficit comerciales; el tema del comercio es un asunto de seguridad nacional”. Se pronostica una lucha difícil, pues.