Para entender a Porfirio Díaz, debe saberse que “quería más a su país que a su propia familia”, aseguró Ignacio Díaz Bossero, bisnieto del general que gobernó México por más de 30 años.
A 100 años de la muerte del también llamado “Soldado de la Patria”, su descendiente, un mercadólogo jubilado, muestra cómo su familia ve al personaje histórico.
“Yo podría ver a ‘Don Porfirio’ como el segundo libertador (…). La segunda Independencia vino con él”, dijo tajante Díaz Bossero sobre el militar y político mexicano que murió en París, Francia el 2 de julio de 1915.
Díaz Bossero es el parroquiano más conocido del café “Don Porfirio”, ubicado irónicamente frente al Monumento a la Revolución, en la zona céntrica de la Ciudad de México. Tiene 70 años, es espigado y lleva una boina. Asiste al lugar desde que supo de él por una nota de periódico, en 2010: “Porfirio Díaz toma la Plaza de la República”.
El bisnieto es el vocero oficial de los descendientes de José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, nombre completo del hombre que buscó el poder con la bandera de la no reelección, pero gobernó México 9 veces, desde 1876 hasta que los estallidos sociales lo orillaron a renunciar y autoexiliarse en Francia en mayo de 1911.
“En la familia hay diferentes puntos de vista (sobre Porfirio Díaz), pero hay uno en común que es el cariño y el respeto que le tenemos, esa es una herencia que nos dejaron nuestros padres. Siempre se habló bien de él”, dijo.
El lado humano frente a los juicios
Los familiares quieren desterrar los prejuicios y tabúes que hay alrededor del ex presidente a través de la difusión de su legado y de la investigación histórica de ese periodo de México. Entre los tataranietos destaca el historiador Carlos Tello Díaz, autor del libro El Exilio, un retrato de familia.
“Tratamos de mantener la imagen de ‘Don Porfirio’ porque se lo merece, para quitar el tabú (…), lo que podemos presumir de este país son obras de él (…). Es increíble que a 100 años de su muerte le sigan escribiendo y le dejen camisetas de la selección, fotografías y monedas. De 300 cartas, a lo mejor no llegan ni a 10 mentadas, decir mentadas es que hablen mal de él”, sostuvo.
Díaz Bossero afirmó con contundencia: “Quería más a este país que a su propia familia. Para poderlo entender, hay que entender eso”. Aunque, según el bisnieto, siempre amó y respetó a los suyos.
“Muchas mujeres andaban tras él, pero nunca le fue infiel a las mujeres; o sea, con la que estaba… estaba. Sus enemigos trataron de involucrarlo con Juana Catalina Romero (famosa mujer del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, por su belleza y personalidad), pero nunca se comprobó”.
Entre la familia de “Don Porfirio” se comenta lo paternalista que él era, al grado de contestar personalmente cada una de las cartas que amigos y familiares le hacían llegar. La imagen dura no le impedía estas atenciones.
La férrea disciplina es otra de las características de Porfirio Díaz que los descendientes transmiten de generación en generación. Todos los días, el general se levantaba a las 5 de la mañana y se bañaba con agua fría . Después de eso hacía ejercicio en un lugar especial, al que solía invitar a los militares más destacados. No tenía vicios.
“Un día fui al Castillo de Chapultepec con mi papá y me dijo que ‘Don Porfirio’ abría la ventana en la noches y llenaba la tina para que se serenara el agua. Él estaba acostumbrado al agua fría (…). Era muy disciplinado, muy entregado, vivió muy apasionadamente”.
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La descendencia
Díaz Bossero es hijo de Ignacio Díaz Raygosa, ingeniero en electrónica, quien en los años 30 instaló la primera estación de radio de la UNAM sobre la calle de Justo Sierra 16, en el Centro Histórico, y fundó Radio Mil junto con su primo José Iturbe Limantour a principios de la década de 1940.
Ignacio Díaz Raygosa fue uno de los 7 hijos del ingeniero militar Deodato Lucas Porfirio Díaz Ortega. El menor de ellos, Manuel, fue el único que nació durante el exilio en Francia, 2 años antes de la muerte de “Don Porfirio”, y falleció en abril de 2011 en Xochintepec, Morelos.
Deodato Lucas Porfirio Díaz Ortega (1873-1946) fue hijo del ex presidente Porfirio Díaz y la primera esposa de éste, Delfina Ortega Díaz (1845-1880). La pareja tuvo 8 hijos en total, pero 6 murieron muy pequeños, sólo llegaron a adultos Porfirio y Luz Aurora Victoria (1875-1965).
Antes, el general Porfirio Díaz tuvo otra hija con Rafaela Quiñones, una mujer indígena de Guerrero: Amada Díaz (1867-1962). Ella se casó con Ignacio de la Torre y Mier, un hombre acaudalado con quien incluso permaneció en México tras el exilio de su padre.
La hija mayor nunca tuvo hijos, por lo que sólo hubo dos ramas de nietos del ex presidente: los Díaz Raygosa y los Rincón-Gallardo Díaz, hijos de Luz Aurora Victoria y Francisco Rincón-Gallardo Doblado (1875-1913). La familia de Porfirio Díaz volvió del exilio durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, en los años 30, y nunca volvieron a participar en la vida política del país. Se ha dicho que conservaron algunas propiedades del general, pero no hay pruebas de ello.
Lo cierto es que los descendientes se esparcieron en el Distrito Federal, Morelos, Guerrero y Estados Unidos. Bisnietos y tataranietos forman la asociación civil Descendientes del General Porfirio Díaz Mori, de la que Ignacio Díaz Bossero es vocero. Se reúnen una vez al mes y cada 2 de julio celebran una misa en honor al patriarca.
Repatriación
Díaz Bossero está convencido de que su bisabuelo fue una persona entregada en cuerpo y alma a México con tal de llevarlo a los primeros niveles mundiales, pues prácticamente no existía en el mapa.
“Mientras ‘Don Porfirio’ estuvo al frente del país, hubo orden, con represión, con lo que quieran, pero había orden (…). Que no lo perdonen, que no estén de acuerdo, eso ya da risa (…) porque fue una gente íntegra, amó demasiado a su país, más de lo que la gente cree. Lo reconocen sus enemigos, pero no lo reconocen en sus país”.
De acuerdo con Díaz Bossero, los historiadores y los críticos coinciden en que si don Porfirio hubiera renunciado al final de las fiestas del Centenario, se hubiera convertido en un gran héroe nacional: “Por 6 meses echan para abajo toda su historia militar y su época de presidente, se me hace un poco exagerado”.
Pese a la mala que aún conserva en amplios sectores políticos e intelectuales, un grupo de funcionarios del Ayuntamiento de Oaxaca anunció que buscará repatriar los restos de Porfirio Díaz. En la Cámara de Diputados, el legislador Samuel Gurrión Matías presentó un punto de acuerdo con el mismo objetivo. “Es una deuda histórica que sus restos, actualmente en el cementerio de Montparnasse en París, regresen a su natal Oaxaca, a su México querido”, escribió en el documento anunciado esta semana.
La familia decidió no involucrarse en estas peticiones, aceptarán lo que decidan el gobierno y el pueblo de México, aunque no temen que en caso de traer los restos, sufran algún tipo de atentado, “a lo mejor hay gente que grite que no está de acuerdo, pero yo creo que la mayoría sí. Nosotros nunca hemos sufrido absolutamente nada”, consideró Díaz Bossero.
Antes de irse a su casa al sur de la Ciudad de México, el bisnieto de Porfirio Díaz resaltó con orgullo que el general nunca quiso a los “gringos”, a quienes siempre vio como unos bárbaros.