Una patrulla de la Policía de Guadalupe, Nuevo León llegó a casa de José González, entonces de 16 años, para detenerlo la tarde del martes 15 de julio de 2008.
Los padres de José no estaban en el domicilio ubicado en la colonia Linda Vista, pues ambos trabajaban, pero una tía atendió a los agentes.
A la mujer le informaron que el adolescente estaba acusado por abuso sexual contra de otra menor de edad, por lo que lo detuvieron para deslindar responsabilidades.
José fue trasladado al Consejo Estatal de Menores de Nuevo León, un centro de detención para menores de edad.
Un total de 4,959 de jóvenes entre 14 y 18 años están presos en México por cometer delitos graves, de acuerdo con datos del estudio “Adolescentes en conflicto con la ley 2014” elaborado por Elena Azaola, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social en conjunto con la subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación.
Durante 2013, 11,559 adolescentes fueron sancionados por infracciones a las leyes en México. El robo con violencia, el homicidio y la portación de armas prohibidas encabezan la lista de delitos.
Cuando los padres de José lo visitaron, lo cuestionaron sobre lo ocurrido, pero él siempre sostuvo su inocencia.
El adolescente les explicó que veía con frecuencia con la joven que lo acusó, pues era su vecina y formaba parte de grupo de amigos.
Reconoció que estuvo en varias fiestas donde él y otros menores se alcoholizaban, pero negó haber agredido sexualmente a la menor.
Un juez analizó el caso y determinó que no había pruebas suficientes para mantener al menor detenido, por lo que José estuvo detenido sólo 10 días.
La familia que lo acusó de la agresión sexual no apeló la decisión y meses después se mudó de la colonia Linda Vista, mientras él, sus padres y una de sus 2 hermanas, aún viven en el mismo lugar.
En la familia de José no había antecedentes de delitos, pero el estudio “Adolescentes en conflicto con la ley 2014” donde se entrevistaron a reclusos de Morelos, Hidalgo, Coahuila y Sinaloa, reveló que 43% de los adolescentes detenidos tienen o tuvieron a algún miembro de su familia en prisión.
“Muchos de ellos vienen de familias muy disfuncionales donde se permiten todo tipo de actos ilícitos y nadie les pone un hasta aquí”, dijo Fany Eisenberg Glantz profesora del departamento de Ciencias de la Conducta y Humanidades en el Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México.
De los jóvenes que participaron en el estudio 12% ha tenido a su padre en prisión, 2% a su madre, 9% a hermanos y 28% a tíos o primos.
Centros de reclusión
Los mayor parte del tiempo que José estuvo recluido la pasó en su dormitorio y participó en algunas sesiones de terapia psicológica que les brindaban en el Consejo Estatal de Menores de Nuevo León.
Reveló que convivió con jóvenes agresivos y que algunos no era la primera vez que estaban recluidos.
Para Eisenberg Glantz este patrón de comportamiento antisocial se debe a que los centros de reclusión para adolescentes no brindan una rehabilitación adecuada.
“No hay un buen control sobre la gente y hasta donde yo sé no hay buenos programas y si los hay, en realidad no se aplican como tal. Entonces se encuentran con otros chavos delincuentes y es la mejor escuela para seguir adquiriendo ideas”, expresó la docente.
El estudio “Adolescentes en conflicto con la ley 2014" la mayoría de los encuestados consideraron que el internamiento no les será útil para rehabilitarse.
