Persisten cuotas en primarias y secundarias del país

Viviana Cabrera Soto, de 35 años, acudió a la Secundaria Diurna 232 Vasco de Quiroga, ubicada sobre la avenida del mismo nombre en la colonia Santa Fe de la delegación Álvaro Obregón, para inscribir a su hijo Julián.

Redacción
Política
 1,500 denuncias por cuotas obligatorias
Foto: VP

Por Elidet Soto e Isaac Caporal

Viviana Cabrera Soto,

de 35 años, acudió a la Secundaria Diurna 232 Vasco de Quiroga, ubicada sobre la avenida del mismo nombre en la colonia Santa Fe de la delegación Álvaro Obregón, para inscribir a su hijo Julián.

Esa mañana del 17 de julio de 2014 era un momento importante para la familia, pues marcaba la entrada del niño de 12 años a la secundaria.


Viviana reunió los papeles que debía entregar para inscribir a Julián: acta de nacimiento, certificado médico, 2 fotografías tamaño infantil y una copia de la boleta de calificaciones de la primaria.

Ella llevaba todo excepto el comprobante de pago de la cuota voluntaria de $250, no tuvo tiempo de ir al banco a pagar. Además, como se supone es voluntario, supuso que no habría problema pero al entrar a la secundaria lo primero que le pidieron fue el pago.

La secundaria Vasco de Quiroga es la escuela del Distrito Federal con más quejas por impedir a los alumnos inscribirse si no pagan una cuota de entre $100 y $500, según un documento de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

El artículo 6 de la Ley General de Educación establece que en ningún caso se debe condicionar la educación a cambio de cuotas o aportaciones en especie.

Este ciclo escolar es especial, es el primero que “estrenó" las nuevas disposiciones contenidas en la Ley General de Educación respecto al cobro de cuotas. Fue uno de los cambios que prometió la Reforma educativa, aprobada en diciembre de 2013 por el Congreso Mexicano.

Durante las inscripciones de este ciclo escolar 2014-2015, se reportaron 1,500 denuncias en todo el país por condicionar la inscripción a cambio de una cuota, según el documento de la SEP.

400 de las quejas son de la secundaria “Vasco de Quiroga”, cuya matrícula es de 650 alumnos.

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Viviana cuenta que cuando llegó a la escuela, lo primero que le pidió la persona que recibía los papeles fue el comprobante de pago.

- Sí, es que no me dio tiempo- dijo Viviana a la mujer.

- Es que el pago es un requisito de inscripción, ya saben que la escuela tiene necesidades.

- Pues necesito ir al banco, voy y regreso.

“No iba a pagar la cuota porque después escuché a varios padres que no la iban a pagar, pero me dio miedo, pensé que me lo iban a discriminar, preferí pagar”.

Una vez que salió del plantel, se dirigió al banco donde tenía que hacer el pago. Ya llevaba el dinero, iba preparada por si algo en su lógica de “cuota voluntaria” fallaba. Llegó y pagó en la ventanilla.

Viviana regresó a la escuela al medio día, entregó el comprobante de pago a la misma persona que horas antes le dijo que debía pagar la cuota y pudo inscribir a su hijo.

Viviana cuenta la experiencia este viernes 22 de agosto mientras espera a Julián en la puerta de la Secundaria. No se quejó y tampoco quiso hablar con la directora cuando le cobraron la cuota, se limitó a pagar.

“No se me hizo tan caro, además prefiero eso a que no le hagan caso por no pagar”, dice.

La madre de familia no es la única que pasó por eso. Gabriela Sánchez González tiene a su hija Rocío en segundo año de secundaria. Ella pagó la cuota de este año y la de primer ingreso.

- ¿Le condicionaron la inscripción de su hija por una cuota?, le pregunto.

- Pues no te dicen que no lo inscriben, pero te hacen jetas si no pagas, te convencen de que es necesario y en mi caso junto a la hoja de inscripción pusieron: “Pendiente de pago”.

Escuela se justifica

Pese a las quejas de los padres de familia, la directora de la institución, Guadalupe Gaona Sánchez, niega que su escuela sea el plantel con más denuncias.

Se molesta cuando se le pregunta: ¿por qué se condiciona la inscripción a cambio de cuotas?

“No sé de dónde son los datos, pero en ningún momento se condiciona a los padres de familia para que den una cuota, es voluntaria, siempre fue así”, dice la profesora.

Sentada en una silla negra, frente a su escritorio, la maestra Gaona Sánchez accede a contar sobre la situación en la escuela y acepta que sí piden cuotas, pero no se exigen.

“Sí se pide una cooperación, pero es voluntaria y la Asociación de Padres de Familia es la encargada de administrarla”, dijo Gaona Sánchez.

El artículo 67 de la Ley General de Educación faculta a la a dicha asociación para pedir cuotas voluntarias para atender las necesidades de la escuela.

La asociación también tiene la obligación de transparentar los recursos obtenidos y ponerlos a disposición de los padres de familia.

Gaona Sánchez asegura que todo está contabilizado, pero no enseña documento alguno.

La profesora justifica el dinero que piden, pues según ella, la SEP no otorga todos los materiales para mantener en óptimas condiciones el plantel.

Si se rompe un vidrio, se cae una puerta o falta medicamento para el botiquín de primeros auxilios, la escuela debe pagar por ello.

Le pedí a la directora del plantel datos de contacto para hablar con la Asociación de Padres de Familia. No proporcionó la información.

“Este año no hubo mucha cooperación”, dice el profesor que imparte educación física, quien no quiso ser identificado.

Los padres de familia ya no cooperan, saben que no es una obligación, ya no es como antes, dijo el profesor.

- ¿Alguna vez se condicionó el pago”, le pregunto.

- “No que yo sepa, pero tampoco lo descarto. Aunque no es culpa de los maestros ni de la directora. Es la Asociación de Padres”.

Son las 3:30 de la tarde, es viernes y los niños están ansiosos por salir de clases.

Afuera, sobre la avenida Vasco de Quiroga, los esperan sus padres. Cuando se abre la puerta salen en desbandada.

¡Ahí viene Julián!, dice Viviana. El niño saluda a su mamá y le pregunta si hoy irán al cine. Ella le dice que sí, pero que primero debe hacer la tarea.

“Lo que me importa es que esté bien, no importa si debo pagar cuotas”, dice mientras le sostiene la mochila a su hijo.

Se despide y ambos se dirigen hacia una tienda.